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Viernes, 1 de noviembre de 2024 Iniciar Sesión Suscríbase

La nueva era en el ámbito Defensa entre Estados Unidos y Argentina: los sistemas de armas que podrían llegar

El embajador de Estados Unidos en Argentina, Marc Stanley, y el ministro de Defensa de Argentina, Luis Petri.
El embajador de Estados Unidos en Argentina, Marc Stanley, y el ministro de Defensa de Argentina, Luis Petri.

La visita oficial del embajador de Estados Unidos en Argentina, Marc Stanley, al ministro de Defensa de Argentina, Luis Petri, marca el comienzo de una nueva etapa en las relaciones bilaterales entre ambos países.

Es evidente la alineación del nuevo gobierno de Javier Milei con Washington en cuestiones de política exterior y defensa. Lo ha expresado vivamente en sus discursos, manifestando su rotunda alianza con el mundo occidental, específicamente con la potencia del norte y la terminación de los coqueteos con China y países del llamado BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica).

Dada la complejísima situación económica de Argentina, la única o una de las pocas posibilidades de obtener sistemas de armas de cierta envergadura es lo que pueda llegar por medio de las conocidas FMS (Foreign Military Sales), que significa específicamente la obtención de material usado o, en algunos casos, de nueva producción, a pagar en cuotas y con ciertas facilidades.

Este programa es usado también por los estadounidenses, afectando los negocios de más de una compañía europea o simplemente siendo rival del  poderoso complejo militar-industrial norteamericano.

Es imposible competir con la existencia de enormes cantidades de material usado o en buenas condiciones que se encuentran no solo en los desérticos terrenos sino también en depósitos europeos.  Son usados como elementos disuasorios y estratégicos de presión, difícilmente un político o militar latinoamericano ceda ante la tentación de acceder a material proveniente de Estados Unidos, a pagar en relativamente cómodas cuotas.

Es un antiguo negocio que los estadounidenses saben hacer bien: miles de toneladas de equipos han llegado a las instituciones armadas latinoamericanas, que de buen gusto reciben, en muchos casos pura chatarra, y en otros, equipamientos muy útiles y de calidad. Pero siempre bajo el control del Pentágono, en especial a los díscolos argentinos, que nunca se sabe para dónde van.

Ahora, con un gobierno rioplatense que dice sentirse identificado con el país de las barras y estrellas, se abren nuevas posibilidades para la industria del gigante del norte.

Aborrecida la intención o deseo de la anterior administración de adquirir cazas chinos JF-17, Washington espera cerrar en los próximos meses la adquisición de cazas F-16 que están en el inventario de Dinamarca y que ya fueron autorizados por la Casa Blanca para surcar los cielos argentinos.

Deseado por los  impetuosos aviadores nacionales, la llegada de este material permitiría el acceso de la Fuerza Aérea a tecnologías modernas y a un caza probado y eficaz. Obviamente, deberá arribar con un importante paquete de armamento actual y sofisticado, más un completo plan de asistencia tecnológica y mantenimiento.

Medios para el Ejército Argentino

El embajador Stanley abrió la puerta y ofrece soluciones para los requerimientos de un Ejército pobre de un país empobrecido. La negativa del principal banco brasileño a financiar la adquisición de 156 vehículos 6x6 Guaraní de producción brasileña y nuevos, aun con el pedido del presidente Lula, le abre la posibilidad a Estados Unidos de ofrecer los beneméritos blindados a ruedas 8x8 M-1126 Stryker para la fuerza terrestre argentina, que, por otra parte, fue siempre el modelo deseado para cumplir con las metas del llamado Programa de Vehículo de Combate Blindado a Ruedas (VCBR),  aunque en un primer momento, la oferta original era por ingenios muy usados que requerían una reconstrucción casi total. Tomemos en cuenta que sus usuarios principales no se destacan por cuidar el material en exceso y operan globalmente con una exigencia notable.

Otro de los programas que abre las rugientes fauces de los estadounidenses es la provisión a mediano plazo de helicópteros UH-60 Black Hawk para la Aviación del Ejército, que deberá sustituir a sus nobles y diluvianos Bell UH-1 Huey en no mucho tiempo más. Washington ya tiene preparadas alternativas varias para este programa que, más tarde o temprano, deberá cumplimentarse.

La Armada

El arribo, en próximos tiempos, de un cuarteto de aviones cuatrimotores P-3C Orión para el Comando de la Aviación Naval también es un asunto de interés del Comando Sur, no solo le cierra el paso a cualquier oferta europea de aeronaves patrulleras, nuevas pero muy costosas, sino que permitiría un cierto control sobre las pesquerías extranjeras, en especial las flotas chinas, que están barriendo los caladeros en el Atlántico Sur, además de una vigilancia firme sobre estos últimos, pesadilla creciente de los norteamericanos.

Más colaboración

Pero no solo de compras y fierros trató la visita del embajador, se abordó la asistencia de más oficiales nacionales a cursos en los EEUU y la concreción de la asistencia de efectivos argentinos en maniobras y ejercicios bilaterales y multinacionales, a los cuales Argentina no concurrió en los últimos años, generalmente porque el Congreso Nacional daba la autorización tardíamente y se hacía imposible la participación de medios y personal. El asunto formó parte de una agenda cargada, que, esta vez, para Washington es de importancia.

Dado la endeblez de la economía argentina, la carencia de fondos específicos y la situación estratégica internacional, no le quedan muchas opciones al país, el ministerio de la Defensa carece de la moneda fuerte para vitalizar programas que están desde hace mucho en una eterna lista.

Listado que no hace más que ampliarse con el transcurso de los años, hoy día con una clarísima intención de alineamiento con los Estados Unidos, el nuevo presidente argentino, Javier Milei, ha cortado de cuajo con la simpatía hacia China, Irán y sus aliados, con lo que está circunscribiendo el interés público nacional con el mundo occidental. (Luis Piñeiro / Fotos Mindef)

 


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