La Guardia Civil tiene en su estructura a la Unidad de Acción Rural (UAR) con capacidades que, por incluir a un número de efectivos que es el mayor de especialización táctica policial de entre todas las unidades similares organizadas hoy en España, le permite hacer frente a un tipo de situaciones críticas, que suelen sobrepasar las propias de las convencionales. Sus agentes, y en especial los del Grupo de Acción Rápida (GAR), que forma parte de ella, tienen una dilatada experiencia durante muchos años de lucha contra la banda terrorista ETA.
Más recientemente ha añadido a su formación y adiestramiento una serie de capacidades que les permite responder con precisión a la actual amenaza terrorista -que sigue siendo su misión fundamental- y a otras situaciones en las que se tenga que neutralizar a delincuentes violentos o bandas organizadas, a las que suma su potencial para proteger a determinadas personas o emplazamientos, vigilar espacios en los que haya concentraciones elevadas de ciudadanos, actuar contra clanes de narcotraficantes o desplegar sus equipos técnicos y potencial en beneficio de operaciones policiales en las que participen medios de la Benemérita o de otras organizaciones del Estado.
No acaba ahí su potencial, pues se le ha recabado, y sigue haciéndose, para que desplieguen más allá de las fronteras españolas en cometidos de
formación de fuerzas de otros países o para reforzar determinados dispositivos de seguridad y vigilancia. El GAR, que podría considerarse la unidad de operaciones especiales (OE) de la Guardia Civil, se ha ido forjando a lo largo de muchas décadas de trabajo continuado de un personal que, actuando sobre todo como equipo, ha aportado su voluntad de sacrificio, espíritu para conseguir cumplimentar sus misiones y una total dedicación.
Son cualidades personales y profesionales que he podido observar a lo largo de más de tres décadas en las que he compartido con ellos las más diversas experiencias y adiestramientos. En estas páginas les vamos a presentar lo que la UAR, capaz de hacer frente tanto a retos nacionales como internacionales, ofrece a España y a los españoles. Se trata de una serie de recursos que se sustentan en unos guardias civiles que, tanto en su selección, preparación y capacitación, como en su día a día no son, para nada, convencionales, aunque ellos, con su servicio callado, metódico y diligente, no presuman de ser especiales.
El armamento y equipo personal de los guardias civiles del GAR se renueva de forma continua, adquiriendo el más idóneo para los cometidos que se les asigna (foto Octavio Díez Cámara).
La Base de Logroño
Dentro de lo que es el acuartelamiento en el que se halla ubicada la 10ª Zona de La Rioja, sita en la calle Duques de Nájera, se encuentran varias edificaciones y espacios que marcan el ritmo del día a día de buena parte de la dinámica de la UAR, que se creó como resultado de la Orden General 25/98 de 21 de septiembre de 1998. En ella se la define como unidad de reacción operativa dedicada a la lucha contra el terrorismo desde las vertientes operativa y docente que, además, se encarga de apoyar a las unidades territoriales y a otras especialidades en la ejecución de determinados operativos policiales que entrañen gran riesgo y requieran de una respuesta rápida.
La UAR, cuyo mando ostenta desde enero de 2021 el coronel Francisco Javier Molano, tiene dependencia orgánica y funcional de la Jefatura de Unidades Especiales y de Reserva (JUER). Incluye dos elementos de actuación: uno formativo, que es el Centro de Adiestramientos Especiales (CAE); y el GAR, que es el operativo. Su organización, estructura y funciones quedan especialmente definidas en la Orden General nª 31/2021, de 9 de septiembre, que la define como un núcleo especialmente técnico de reacción rápida, flexible y adaptable, concebido, preparado y organizado para cumplir misiones específicas en el campo de las OE.
Es de destacar respecto a esta compleja especialización la excelente fluidez que tienen en su relación con organizaciones como el Mando Conjunto de Operaciones Especiales (MCOE) de Pozuelo de Alarcón (Madrid) o la Escuela Militar de Montaña y OE (EMMOE) de Jaca (Huesca). El GAR mantiene relaciones fluidas con el Mando de Operaciones Especiales (MOE), la Fuerza de Guerra Naval Especial (FGNE) y el Escuadrón de Zapadores Paracaidistas (EZAPAC). Sobre las misiones específicas, que llevarán a cabo, tanto en el ámbito nacional como internacional, diremos que se enmarcan en tres ámbitos.
En el técnico les corresponde el llevar a cabo protocolos de investigación, desarrollo e innovación (I+D+i) para la validación de los materiales, técnicas, tácticas y procedimientos propios de su especialización, o de los que sean de interés para la GC que se les encomiende, una labor que complementan con su participación en proyectos nacionales e internacionales vinculados a aspectos operativos, de innovación o de desarrollo. En el ámbito docente se encargan, mediante la realización de cursos de especialización, formación continuada u otras acciones lectivas, de la ejecución de los planes de estudio y del desarrollo de programas formativos. Como punta de lanza del carácter que les define y marca buena parte de su actividad conocida, son los encargados de las OE para, valiéndose de técnicas específicas o de una especial preparación, apoyar a otras unidades.
Lo harán en beneficio de las de información e investigación y también de otras, a través de apoyos puntuales o prolongados que tengan lugar en un punto determinado o en una zona más amplia. Su aportación será básica para proyectar y aplicar medidas dirigidas a luchar contra organizaciones terroristas o criminales, intervenir en situaciones que entrañen alto riesgo para el personal de la GC o para los ciudadanos, llevar a cabo protocolos que exijan de un nivel específico de reacción o desarrollar cometidos de especial preparación que, por su naturaleza, reserva, seguridad, técnica, procedimientos, características del objetivo…, no puedan ser asignados a otras unidades.
Esas capacidades se sustentan en el servicio que desarrollan los cerca de 75 guardias civiles que conforman la actual plantilla del Centro de Adiestramientos Especiales, que añade a la dependencia orgánica, funcional y técnica de la UAR una técnico-docente, realizada, bajo la dirección de la Jefatura de Enseñanza, por el Centro de Perfeccionamiento de la GC. El teniente coronel Alberto Arnáez coordina sus cometidos como elemento docente de perfeccionamiento en el ámbito de las OE, actividad que se sustenta en cursos y acciones formativas de distintas materias de técnicas especiales, protección, seguridad o intervención.
La potencia de fuego de los hombres del GAR y su elevado nivel de protección personal son una buena combinación para acciones de neutralización de terroristas (foto Octavio Díez Cámara).
Estructura
Su estructura, que ha evolucionado mucho desde que se creara el CAE en 1980 y, tras establecerse en El Escorial y Guadarrama, llegase a Logroño en 1998, cuenta con distintos órganos y departamentos docentes que, implicados en funciones que van desde las operativas y técnicas a las logísticas, incluyen personal que destaca por una dilatada experiencia operativa o por tener unos conocimientos muy elevados de determinadas materias que actúa como instructores o profesores. Lo hacen en beneficio de cursos de técnicas de tiro para profesores e instructores, intervención operativa, operaciones en el exterior, protección de personalidades, grupos operativos de seguridad (GOS) de Presidencia de Gobierno, Casa Real, control de masas, artificiero…, que incluyen una serie de capacitaciones profesionales de carácter bien dispar.
Algunas se derivan de la introducción en 2022 del Sistema de Intervención Operativa (SIO). El CAE definió una formación de tres niveles: básico para todo el personal que se imparte en las Academias y dos más que tienen lugar en Logroño. Uno es el de Instructor de Intervención Operativa, que incluye una fase de formación a distancia de 100 h, y una presencial de 20 días para preparar a aquellos que enseñan y adiestran en estas técnicas dentro de las diferentes comandancias territoriales y otro el de profesor de Intervención Operativa, que va destinado a oficiales que, además, tendrán que planificar y dirigir la instrucción.
Los dos últimos niveles contemplan un aprendizaje que se realiza en el Polígono de Experiencias para Fuerzas Especiales (PEFE) de la Guardia Civil, próximo a Logroño y con espacios especialmente definidos para realizar ejercicios y prácticas de gran realismo formativo, en materias como el uso de armas en diferentes situaciones, las técnicas y tácticas de tiro policial, defensa personal aplicada a la defensa policial o técnicas de intervención operativa.
Otras capacitaciones que se imparten se hacen como resultado de acuerdos internacionales, como el que reúne a guardias civiles y gendarmes franceses a la hora de abordar el Curso del proyecto de Unidad Operativa Hispano francesa (UOHF-UOFE) que, para cubrir servicios conjuntos, incluye una parte impartida en Francia y otra en el CAE, en las que realizan ejercicios de franqueamiento operativo, progresiones de patrulla, técnicas de control e identificación de vehículos, o hasta de asalto a viviendas.
No obstante, lo que más caracteriza a este Centro es la realización, durante cerca de tres exigentes y duros meses, del Curso de Adiestramientos Especiales (ADE), una preparación[1] física y psíquica intensa de la que se han realizado ya 55 ediciones. Incluye, durante once semanas en Logroño, una para prácticas en medio acuático y, además, dos más en Alcantarilla para obtener la capacidad de salto paracaidista, unas 500 horas lectivas en diferentes áreas que sólo supera alrededor del 40 por ciento de los que la inician y eso teniendo en cuenta que hay ciertos filtros previos, como el no tener una edad de más de 35 años, en los candidatos.
Centra su objetivo en una serie de módulos que se inician con una fase de adaptación inicial y se centran en materias tan variadas como operativos policiales especiales, lucha contra la subversión, acciones encubiertas, defensa policial, tiro dinámico, tácticas de intervención en ámbitos rurales y urbanos, dispositivos en vía pública, movimientos por zonas montañosas, conducción de vehículos todo terreno, tiro con armas personales y colectivas, prácticas de abordaje a buques, franqueamiento operativo de obstáculos y otras más. Se pretende incidir en metodologías que son eminentemente prácticas para forjar en los alumnos un carácter de OE que será básico para desarrollar una forma de trabajo peculiar en su ejecución, en su entorno operativo y en el devenir de unas exigencias que son especialmente intensas.
Los que lo superan, con fases tan exigentes como la que les lleva a la Escuela Militar de Paracaidismo Méndez Parada de la Base Aérea de Alcantarilla (Murcia) para realizar el Curso Básico de Paracaidismo, que imparte durante dos semanas el Ejército del Aire y del Espacio para capacitar en el salto paracaidista automático con y sin equipo, pasarán en su mayor parte al GAR, donde tendrán que cumplir un periodo de servidumbre mínimo de cuatro años ininterrumpidos, periodo en el que seguirán formándose en diversas tácticas, técnicas y procedimientos y deberán cumplir con unas pruebas anuales que verificarán que mantienen esa capacitación ADE.
Patrulla motorizada con vehículos todo terreno blindados y moto, un carácter que dio al GAR un potencial de intervención rápida y efectiva que otras unidades no tenían (foto Octavio Díez Cámara).
El GAR, acción inmediata
Con esas y otras materias del Curso ADE, que es una capacitación técnica y no selectiva, se busca que el personal tenga unas competencias genéricas que le permitan reconocer contextos de riesgo y peligrosidad en entornos críticos de seguridad y sus niveles en cualquier situación y lugar, respondiendo y adaptando su actuación profesional y personal a las misiones asignadas y situaciones sobrevenidas, manteniendo siempre una estabilidad emocional, trabajando en equipo y con autonomía.
Las completan con competencias específicas, como aplicar técnicas y tácticas adecuadas en operativos especiales para contextos de peligrosidad que incluyan la proyección exterior, utilizar con soltura y destreza diferentes recursos materiales, adecuando su uso para cada misión o cometido asignado, poseer aptitudes para la navegación y el aerotransporte, que incluyan el lanzamiento desde aeronaves, o utilizar adecuadamente el Equipo Ligero de Intervención (ELI) para realizar acciones de franqueamiento operativo -tanto en ascenso como descenso o desplazamiento horizontal desde estructuras artificiales o naturales-, saber orientarse y desplazarse en cualquier tipo de terreno, contexto o condición ambiental y demostrar solvencia psicomotora avanzada.
Sobre el GAR, que depende orgánica, funcional y técnicamente de la UAR, señalamos que tiene como máximo responsable al teniente coronel Rafael Ferrera, de una dilatada experiencia profesional en el Grupo, y que su cometido principal le lleva a ser la unidad encargada de realizar la misión específica de O, constituyendo una parte de la reserva especializada del Mando de Operaciones de la Guardia Civil. Por ese motivo, está especialmente concebido y preparado para el planeamiento y ejecución de dispositivos complejos y cometidos contra elementos terroristas, así como otras misiones que requieran una respuesta rápida y especializada en el campo de las operaciones especiales o en situaciones de alto riesgo.
Su personal lleva una boina de paño verde con un emblema propio que los identifica respecto de otros guardias civiles. Hoy, con unos 400 efectivos adscritos a distintos órganos de apoyo y unidades operativas y funcionales, el GAR, que durante tres décadas tuvo su cometido focalizado en la lucha contra ETA hasta derrotarla[2], es una unidad madura, eficiente, discreta y precisa. Manteniendo como misión fundamental la lucha contra todo tipo de terrorismo, se ha focalizado en misiones internacionales que le ha llevado a trabajar en proyectos como el del GAR SI Sahel, que buscaba crear unidades similares en la zona del Sahel y Senegal, en programas contraterroristas en el Norte de África o en proyectos como los de respuesta AMOK en el caso de incidentes en eventos de gran magnitud que han desarrollado en Senegal, Ghana o Kenia.
En la esfera internacional se ha desplegado entre 2017 y 2020 en Besmayah dentro del BCP (Building Partner Capacity) constituido en el marco de la Operación Inherent Resolve en Irak; participado en ejercicios como los de OE realizados en distintos puntos africanos y dirigidos por el Mando de OE para África de Estados Unidos (SOCAFRICA); intervenido en despliegues como el de la misión de la Unión Europea a la República Centroafricana (EUFOR RCA), la de Naciones Unidas en Líbano (UNIFIL) y hasta formado parte del Equipo de Seguridad del embajador de España en Líbano y Nicaragua.
Lo reseñado lo han llevado a cabo de forma diligente, a la vez que se han desplegado en Cataluña en la época del auge del independentismo violento y en Andalucía para luchar contra el narcotráfico en la zona del Estrecho. También han sido relevantes, tras la implantación, en mayo de 2015, del Nivel 4 de alerta en el Plan de Prevención y Protección Antiterrorista, los despliegues continuos de equipos más o menos grandes de sus guardias civiles, para vigilar tanto infraestructuras críticas como puertos o aeropuertos y el desarrollo de grandes eventos en espacios públicos, como para interceptar a posibles células yihadistas. Asimismo, desarrollan en distintos puntos de la geografía española operaciones coordinadas con la Jefatura de Información y la Unidad Central Operativa (UCO).
Las tecnologías más punteras están a su disposición para poder actuar de día y noche y de forma discreta y diligente (foto Octavio Díez Cámara).
Adaptación a los cambios
El cambio claro en lo que han sido los cometidos propios del GAR en la última década ha llevado a implementar la adaptación de su orgánica. Evolucionaron de una anterior, en la que destacan elementos como la Oficina de Mando, la Plana Mayor de Mando, las secciones de Operaciones y de Personal y de Apoyo, el Grupo de Información (GIGAR) y 4 compañías con un capitán al mando, cuyas secciones de Acción Rápida y de Especialidades rotaban por emplazamientos como Munguía, San Sebastián, Pamplona o Araca, a una más actual que se deriva de la aplicación desde 2015 de nuevos conceptos operativos.
Así, partiendo de los 4 EOAR (Equipo Operativo de Acción Rápida), que tienen a un capitán al mando de cada uno de ellos, se organizan los EDR (Equipo de Despliegue Rápido), que se constituyen con un oficial y un contingente de unos 20-25 guardias civiles para atender a un servicio determinado, pudiéndose materializar también otros de diferente capacidad y entidad, respondiendo a necesidades específicas en las que se desplegarán con armas tan contundentes como las pistolas Ramon y HK USP Compact y los subfusiles HK MP5A5 del 9x19 mm. o los fusiles de asalto HK G36K/E de 5,56x45 mm. con visores de punto rojo Aimpoint CompM5, en los que pueden situar lanzagranadas monotiro de HK de 40 mm. También disponen de fusiles de precisión HK417 de 7,62x51 mm. y ametralladoras ligeras MG4 y medias MG5.
Los EDR podrán actuar solos, agrupados en número de 2 o 3, en lo que se conoce como Fracción de Acción Rápida (FAR), o beneficiándose de otras capacidades que incluyen las de los equipos cinológicos K9, con guías y perros adiestrados en la detección de explosivos o en intervención y seguridad; las de los ETP (Equipo de Tiradores de Precisión), que manejan distintos de rifles de cerrojo y semiautomáticos de calibres como el 7,62x51 o el 12,7x99 mm. y trabajan con sofisticados equipos ópticos y optrónicos para cometidos de vigilancia discreta; las de los que se desplazan en potentes motos todo terreno para moverse con rapidez y agilidad por zonas abruptas; o las de personal del Equipo Táctico de Respuesta y Rescate (ETRR) capacitado para técnicas sanitarias TCCC (Tactical Combat Casualty Care). También se mantiene el Equipo UAV (Unmanned Aerial Vehicle) con una docena de pilotos de aeronaves no tripuladas, que tienen las funciones de volar los tetracópteros en dotación y de actuar con rifles inhibidores contra aquellos que vuelan en áreas no autorizadas.
Desde su creación, el personal del GAR ha participado en la detención de cerca de 400 terroristas y delincuentes peligrosos y ha participado en un millar de registros. En relación con su historial, señalamos que sus orígenes se remontan a los años setenta del siglo pasado, cuando la banda terrorista ETA actuaba con ataques indiscriminados que llevaron a seleccionar un núcleo de 40 agentes de la 2ª Comandancia Móvil de Logroño (La Rioja). Se les adiestró, entre 1978 y 1979, primero en la sede de EMMOE y después en Argamasilla de Alba (Ciudad Real). Constituidos primero como UAR, en 1980 se les renombra como Grupo Antiterrorista Rural (GAR), para en fechas más recientes designarlos Grupo de Acción Rápida.
Sus primeros años fueron especialmente intensos, con enfrentamientos como el que tuvieron en 1981 con etarras durante un control en Rentería (Guipúzcoa); despliegues para dar servicios de seguridad durante el Mundial de Futbol; servicios en Barcelona tras el atentado del supermercado Hipercor; para vigilar el desarrollo de la Conferencia de Paz para Oriente Medio de 1991 en Madrid; o asignarlos, en 1996, al contingente español desplegado en Bosnia-Herzegovina, dentro de la misión IPTF/SFOR. Se les encuadró en 1998 con el CAE, que en su evolución se conoció como EAE (Escuela de Adiestramientos Especiales) o como CIAE (Centro de Instrucción de Adiestramientos Especiales), en la actual UAR.
Los primeros cinco años de este siglo fueron especialmente intensos y se les recabó también para participar en eventos como el Consejo de la UE en Sevilla de 2002 o la Cumbre Euromediterránea de Barcelona en 2005, periodo en el que detuvieron a unos 125 etarras. Después se les desplegó en Afganistán; Guatemala para proteger al juez Pedraz; o en servicios especiales como los derivados de la Operación Buho, que buscaba neutralizar narcovuelos originarios en Marruecos. Desde entonces, la República Centroafricana, Níger, Mauritania, Malí, Senegal y otros muchos países han sido sus destinos, dentro de una dinámica en la que los componentes del GAR asumen una gran carga de trabajo derivada de sus competentes servicios y capacidades.
El personal de la UAR ha estado especialmente activo en despliegues a otros países para formar a personal, como estos profesionales mauritanos, en técnicas y tácticas especiales (foto US Army).
Decálogo GAR
- El hombre GAR se compone de alma, cerebro y músculo y debe por tanto atender a su formación moral, intelectual y física.
- Mantendrá su armamento y equipo siempre dispuesto para la acción.
- Lo difícil lo hará y lo imposible tardará un poco más.
- Nunca se quejará de que el servicio es duro; la climatología, el suelo, el hambre y el cansancio no serán más que pequeñas anécdotas en el cumplimiento del deber.
- En acción mantendrá la mente despierta y el cuerpo en tensión.
- Nunca y bajo ninguna circunstancia abandonará a un compañero necesitado.
- Será noble y sincero, pues la mentira envilece.
- Irá siempre impecable y será correcto con la población.
- Tendrá presente que quien arriesga gana y quien entrega triunfa.
- Tendrá total confianza en el Mando, al que exigirá profesionalidad.
Agradezco su especial atención conmigo durante mis visitas al Grupo o sus diferentes destacamentos y emplazamientos. Siguen manteniéndose rotaciones entre los periodos operativos, de instrucción y de descanso. (Octavio Díez Cámara)