El último Consejo de Ministros ha autorizado la celebración de un acuerdo marco para el mantenimiento y la adquisición de repuestos del sistema de defensa antiaérea mediante cañón Oerlikon GDF 35/90 por valor de 39 millones de euros.
En la escueta nota se informa que esta partida es necesaria para garantizar la operatividad del sistema de armas cañón antiaéreo 35/90 del Ejército de Tierra mediante su mantenimiento en profundidad, hasta la entrada en servicio de un nuevo sistema de armas que le sustituya.
Recientemente analizábamos los planes del Ejército de Tierra para este veterano sistema de armas, que pasan por la baja de las versiones más antiguas y la necesaria actualización de las versiones más modernas. El pasado mes de marzo adelantábamos algunas posibles mejoras sobre estos sistemas como la implementación del modo 5/S en el sistema de identificación amigo-enemigo o IFF con que cuentan las direcciones de tiro Skydor que emplean estos sistemas antiaéreos.
Sobre su hipotética puesta al día, la versión más moderna de este sistema es la denominada GDF009 TREO, comercializada por Rheinmetall, opción elegida por Austria.
Aunque no se especifica nada sobre su posible reemplazo, los cañones antiaéreos de este tipo, como los empleados en los sistemas antiaéreos móviles Gepard suministrados a Ucrania, han mostrado su efectividad contra la creciente amenaza de las aeronaves no tripuladas y los sistemas merodeadores que caracterizan al campo de batalla actual, además de contra los misiles de crucero.
Munición AHEAD
Una de las claves de la utilidad de estos sistemas antiaéreos a pesar de su veteranía es el empleo de moderna munición de 35 mm. de tipo AHEAD. AHEAD, el acrónimo de Advanced Hit Efficiency And Destruction, que podría traducirse por Eficiencia y Destrucción Avanzadas por Impacto se refiere a la munición inteligente de 35 mm. cuya detonación puede programarse de forma precisa automáticamente al medir la velocidad del proyectil a la salida del cañón.
De esta manera cada espoleta detona el proyectil formando una nube situada antes de la llegada del blanco. Cada proyectil está formado por 152 subproyectiles de tungsteno de 3,3 g. Para ello a la salida del cañón hay un sensor que mide la velocidad de salida de los proyectiles y cuya información es mandada a un ordenador que programa las espoletas mediante una bobina situada en la última sección de la bocacha del cañón.
De esta forma la carga se libera de forma muy precisa frente al objetivo, compensándose la velocidad de cada disparo individualmente. Por ejemplo una ráfaga estándar de 1,5 segundos de duración supone 25 disparos que dispersan 3.800 subproyectiles que en total pesan 12,5 kg. Basta citar que según el fabricante un misil subsónico (del tipo Exocet) sería destruido en teoría con un 100 % de probabilidad a 1.000 metros y con un 80 % a 1.700 m. De igual manera, la probabilidad de destruir un avión de combate como el F-16 estaría próxima al 100 % a 2.400 m. y con un 80 % a 3.200 m. (José Mª Navarro García)