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Viernes, 3 de mayo de 2024 Iniciar Sesión Suscríbase

La doble cara de la inteligencia artificial en Defensa: ventajas estratégicas y riesgos latentes

La Inteligencia Artificial (IA) se ha convertido en una de las tecnologías disruptivas que más atención despierta, con modelos cada vez más sofisticados. A medida que avanzamos en el siglo XXI, la IA ha demostrado su capacidad para transformar industrias, mejorar la eficiencia en diversas áreas y abrir nuevas posibilidades en la investigación y la innovación. Tal es su éxito, que se espera que el mercado de la IA, valorado en unos 200.000 millones de dólares en 2023, supere los 1,8 billones de dólares en 2030, según revela un informe de Statista.

La IA ha irrumpido como una fuerza transformadora en varios ámbitos y cada vez más sectores están aplicando e impulsando sus tecnologías y operaciones con IA con el fin de evolucionar y continuar su avance en materia de transformación digital. El sector de la Defensa y Seguridad no es ajeno a ello.

Estamos ante una tecnología que ha experimentado avances significativos en las últimas décadas, y su aplicación en el ámbito de la defensa y la seguridad ha cambiado la manera en que los gobiernos y las Fuerzas Armadas enfrentan los actuales desafíos. Desde la recopilación de información hasta la toma de decisiones estratégicas, la IA ha demostrado tener un gran valor en diversas áreas críticas para la seguridad nacional.

No obstante, la IA supone tanto oportunidades como retos y, aunque su potencial de innovación es enorme, la capacidad de perturbación también puede ser inmensa, lo que hace que se requiera de una comprensión profunda de lo que es realmente la IA y de sus usos, así como de los significativos desafíos que deben abordarse cuidadosamente para garantizar su utilización responsable y ética. No es de extrañar que tanto sus ventajas como las amenazas que se derivan de su aplicación estén generando un intenso debate a todos los niveles.

Más precisión y apoyo a la toma de decisiones 

Como sabemos, la IA utiliza algoritmos o modelos matemáticos para procesar una gran cantidad de datos procedentes de diversas fuentes y, basándose en patrones y reglas preestablecidas, puede ser capaz de tomar decisiones mediante el aprendizaje automático. En otras palabras, las máquinas pueden aprender por sí mismas a partir de datos y, así, mejorar gradualmente su eficacia y precisión en determinadas tareas, o automatizar muchas otras.

Existen diferentes clasificaciones para la IA y su utilización en la industria de Defensa y Seguridad presenta ventajas significativas, como ya mencioné anteriormente. Nadie duda de que este avance mejora la precisión y la velocidad de análisis, permitiendo una toma de decisiones más rápida y efectiva en situaciones críticas. La IA también facilita la detección temprana de amenazas, identificando patrones y anomalías en grandes conjuntos de datos; aspecto que resulta de especial interés en los casos de actividades terroristas, intrusiones cibernéticas, movimientos de tropas o sistemas enemigos, etc.

Otras ventajas de la utilización de algoritmos de IA están directamente relacionadas con la optimización de recursos y tiempo, lo que lleva a una reducción de costes, al mejorar la planificación y la logística, lo cual, permite automatizar tareas que liberan al personal de realizar acciones tediosas y repetitivas que aportan poco valor.

Por otro lado, la IA también está jugando un papel crucial en el desarrollo de sistemas autónomos y vehículos no tripulados. Así, facilita operaciones autónomas mediante el desarrollo de sistemas no tripulados como drones, vehículos terrestres, marinos o submarinos, que son capaces de desempeñar misiones sin intervención humana en entornos hostiles y peligrosos, reduciendo el riesgo de daños para el personal militar u otros intervinientes y dotando de mayor flexibilidad la planificación de las misiones.

Existen ya ejemplos de la utilización de la IA en el mundo de la Defensa. Tanto EE.UU. como China se apresuran a desarrollar artillería inteligente para ayudar a reducir potencialmente los costes de la guerra. En el caso de China, según un equipo de científicos que trabaja en la tecnología para el Ejército Popular de Liberación (EPL), se ha utilizado la IA para mejorar la precisión de la artillería.

Por su parte, el Comando Central del Ejército de EE.UU. (CENTCOM) ve a la IA como una herramienta para el rápido procesamiento de los datos. Por el momento, la IA no estaría facultada para adoptar decisiones que están a cargo de los humanos, y su actividad se limita a apoyar a los líderes en la toma de estas.

Una apuesta no exenta de amenazas

Actualmente, vivimos en un mundo complejo en el que somos testigos del aumento constante de las amenazas y la escalada de los conflictos; y no todo es positivo en la aplicación de la IA en el mundo militar. Su uso también puede hacer más vulnerables los sistemas de defensa ante posibles ataques cibernéticos o que estos sean manipulados por parte del enemigo.

Tal vez la cuestión más delicada puede estar relacionada con aspectos éticos y legales a la hora de asumir responsabilidades por decisiones que hayan sido tomadas por máquinas autónomas que garanticen el cumplimiento de la legislación internacional y de los derechos humanos.

Tampoco el sector de la Defensa se escapa del debate existente en torno a la automatización y la posible desaparición de muchos puestos de trabajo en roles que puedan ser reemplazados por sistemas autónomos. Del mismo modo, es importante tener en cuenta que los algoritmos de la IA están sujetos a sesgos que pueden llevar a decisiones inadecuadas y que la proliferación de armas autónomas genera controversia por el riesgo de conflictos y el uso indiscriminado de la fuerza.

Como vemos, en términos de seguridad y defensa, la IA plantea desafíos y riesgos significativos. Abordar todas estas cuestiones desde un punto de vista ético para garantizar un uso responsable y beneficioso es crucial. Y ello, implica cuestionar la delegación de decisiones autónomas a algoritmos y la responsabilidad de las máquinas en situaciones de conflicto. Solo así se podrá garantizar el equilibrio entre el poder transformador de la tecnología de IA y la preservación de la seguridad global. (Fernando S. de Sopranis, Director del área de Defensa de ITE)


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