(defensa.com) El gobierno turco ha decidido rescindir el contrato suscrito con la empresa estatal China Precision Machinery Import and Export Corporation (CPMIEC), firmado en septiembre de 2013 para el desarrollo de un sistema de defensa aérea. Se trataba del desarrollo del T-LORAMIDS (Turkey Long Range Air and Missile Defense System ) con el que Turquía querría dotarse de un sistema de defensa aéreo de largo alcance.
La decisión del gobierno turco implica la apuesta por un desarrollo nacional para satisfacer esta necesidad, en un entorno de fuerte inestabilidad en la región. El contrato tenía un importe de 3.000 millones de euros y contemplaba la entrega de un sistema basado en el HQ-9, una versión china del S-300PMU-1 ruso, diseñado para enfrentarse a misiles balísticos y de crucero, aeronaves de ala fija y rotatoria.
Aunque el candidato inicial era la empresa CPMIEC, surgieron complicaciones durante la negociación relativas a la transferencia de tecnología y la fabricación en Turquía, como el presidente turco Recep Tayyip Erdogan admitió en septiembre del año pasado. La OTAN y Estados Unidos advirtieron de que la empresa china había sido sancionada por suministrar equipo militar de alta tecnología a Irán, Corea del Norte y Siria. Por ello Erdogan anunció entonces el inicio de conversaciones con el consorcio franco-italiano Eurosam (formado por MBDA y Thales), otro de los candidatos junto a la estadounidense Raytheon. La rusa Rosoboronoexport había ofrecido, por su parte, el S-300, aunque no superó la fase técnica de la evaluación.
El sistema de defensa antiaérea y antimisil turco comprende un conjunto de radares, lanzadores y misiles interceptores y, dada la pertenencia de Turquía a la OTAN, la elección de un sistema de fabricación china había levantado muchas suspicacias. Los sistemas de defensa aérea del país están enlazados con los de la OTAN, por lo que se temía no pudieran integrarse en esta red internacional. (José Mª Navarro García)