Tras la intensa actividad de la Fuerza Aérea de los Estados Unidos en las fronteras rusas, Moscú ha respondido enviando formaciones de aviones a la frontera más septentrional de Norteamérica, la de Alaska. La primera agrupación rusa estaba compuesta por dos aviones de reconocimiento/ataque con misiles Tupolev Tu-95MS, dos cazas Sukhoi Su-35, y un avión de alerta temprana o AEW-C (Airborne Early Warning and Control) Beriev A-50, se acercaron a las costas de Alaska. La otra la integraban dos Tu-95MS y un A-50, acercándose 20 y 32 millas náuticas respectivamente al Estado de Alaska según informó el mando de la defensa aérea de Norteamérica o NORAD (North American Aerospace Defense Command).
Aunque las interceptaciones de aviones militares de la Federación de Rusia por aviones de combate de la OTAN son muy habituales sobre el Mar del Norte, no lo son tanto sobre las cercanías de Alaska. Estaríamos ante un caso especial, una respuesta a los vuelos de los bombarderos de la USAF (United States Air Force), en las cercanías de la Federación rusa en los últimos días, como ya contamos.
El pasado 10 de junio eran detectadas las llegadas de las formaciones rusas por la compleja red de radares bajo el control del NORAD, que coordina la defensa de la totalidad del gigantesco espacio aéreo de Canadá y los Estados Unidos. Como respuesta, NORAD ordenó lanzar scramble de los F-22A asignados a la 3rd Wing, que tiene sede en la base conjunta de Elmendorf-Richardson, al sur de Alaska, junto a su mayor ciudad, Anchorange. Los aviones de combate de la USAF fueron apoyados por los cisternas Boeing KC-135 Stratotanker y un AEW-C Boeing E-3B Sentry, también basados en Alaska.
Desde 2007 la Fuerza Aérea de los Estados Unidos, USAF (United States Air Force), defiende Alaska con más aviones de combate de 5ª generación F-22A, que desde el pasado mes de abril están siendo reforzados con F-35A Lightning II, como ya informó defensa.com.
Tras despegar de Elmendorf-Richardson los interceptores F-22A se dirigieron las dos veces a la denominada zona de identificación de la defensa aérea Alaska, donde comprobaron visualmente que se trataba de aviones rusos, incluidos los veteranos aparatos de reconocimiento/ataque Tupolev Tu-95MS, viejos conocidos de los aviones norteamericanos desde el ya lejano año de 1956.
Tras las interceptaciones, los aparatos americanos escoltaron a los rusos, como es habitual en estos casos, hasta que se alejaron de la zona de seguridad marcada por el NORAD sobre el Océano Pacifico. Este tipo de incursiones son muy frecuentes en Europa, pero apenas vistas en este escenario, si bien aviones rusos de este tipo, basados en el extremo oriental de este gigantesco país, ya habían activado con sus vuelos ocasionalmente al sistema defensivo de la Fuerza Aérea de Japón o JASDF (Japan Air Self-Defense Force).
El incidente en la puerta trasera de los Estados Unidos, es muestra de la cada vez mayor pujanza militar de la vecina Rusia, lo que aconsejó a Washington reforzar las capacidades de defensa aérea de este Estado del Pacifico, sólo separado de Rusia por el estrecho de Bering. Además, estamos ante un territorio clave en el futuro de los Estados Unidos, sobre todo a medida que el cambio climático permita abaratar los costes de extraer sus grandes reservas de hidrocarburos.(Julio Maíz Sanz).
Fotografía: Un F-22 escoltando a uno de los Tu-95 rusos en las cercanías de Alaska. (foto NORAD)
Otra imagen del F-22 siguiendo a uno de los Tu-95 rusos. (foto NORAD)