El único contratista principal para toda la reparación de mediana edad del portaaviones Charles de Gaulle, Naval Group –que lo construyó y terminó en 2001-, devolvió el buque a la Marina francesa. El barco ahora comenzará a incrementar sus capacidades antes de volver a su ciclo operativo, que, más allá de su modernización, entra en la era tecnológica del Siglo XXI. Esta reforma de mediana edad incluyó renovaciones sin precedentes y una densidad de trabajo que dio al proyecto un nivel de complejidad nunca antes visto, lo cual requería una organización excepcional para lograr la coordinación en tiempo real de todo el proyecto dentro de los plazos impuestos. Fueron la DGA (Direction Générale de l’Armement) y el SSF (Service du Soutien de la Flotte) quienes le confiaron la responsabilidad del contratista principal, participando también empresas como Technicatome, Thales, Safran, etc.
La renovación en profundidad se realizó para garantizar los niveles de rendimiento operacional durante los próximos 25 años y garantizar que mantenga su avance tecnológico. Este reacondicionamiento se centró en tres grandes retos. En primer lugar, la modernización del sistema de combate, en particular el táctico, el cerebro que gestiona los sensores y las armas, la instalación de nuevas redes digitales, el reemplazo completo de la sala de control, la renovación de los sistemas de telecomunicaciones y la sustitución de los radares de búsqueda y navegación aérea. En segundo lugar, las transformaciones necesarias para cambiar a una configuración todo Rafale: modificación y renovación de los espacios de aviación, puesta al día o reemplazo de los sistemas de aterrizaje en cubierta, etc.
El tercer desafío de esta reparación se relaciona con la renovación de la plataforma, entre otras cosas, la modernización de los elementos de control de la embarcación, el sistema automático de estabilización y control de la dirección, la sustitución de dos unidades del sistema de refrigeración y la reinstalación del simulador de control y una cocina. Además, también comprendió trabajos de soporte de vida. Este aspecto del proyecto se relacionó esencialmente con el mantenimiento de las instalaciones principales: la inspección de los dos reactores nucleares y la sustitución de sus elementos combustibles, el mantenimiento de la planta de energía eléctrica y del sistema de propulsión, la inspección de las catapultas, líneas de ejes y aletas estabilizadoras, y la pintura del casco submarino y las partes superiores.
En total supuso 18 meses de trabajo (frente a los 4 años para un portaaviones estadounidense); más de 200.000 tareas realizadas, de las cuales el 50 por ciento por la tripulación; más de 4 millones de horas de trabajo; de promedio, 2.100 personas trabajaron cada día (1.100 tripulantes y 1000 empleados de Naval Group y sus 160 subcontratistas); 2.000 pruebas realizadas; 5 años de preparación; y un presupuesto de 1.300 millones de euros (en comparación con los 4.700 millones de un portaaviones estadounidense). El portaaviones entró en dique seco en febrero de 2017; fue lanzado en mayo de 2018 y a fines de julio de 2018, atracó en su muelle operativo para los ensayos de aceptación en el puerto. Luego realizó salidas al mar para los ensayos que deben realizarse en condiciones operativas, con el apoyo de otras entidades de la Armada francesa. La fecha final en la que se puso a disposición el buque fue el 16 de octubre de 2018, una vez completada la recertificación completa de los sistemas.
Fotografía: El “Charles de Gaulle” tras terminar los trabajos de media vida Naval Group.