Varios medios australianos aseguran que el primer ministro, Scott Morrison, ha encargado al Departamento de Defensa de Australia la búsqueda de posibles alternativas al encargo de una docena de submarinos convencionales de la clase Attack a la empresa francesa Naval Group, formalizado a principios de 2019, tras largas negociaciones.
En esta línea, Independet Australian, critica duramente al político liberal australiano, afirmando que: “El Gobierno ha desperdiciado miles de millones de dólares en un acuerdo para comprar 12 nuevos submarinos que prácticamente no tienen posibilidades de cumplirse”. Además, en su edición digital del pasado 1 de marzo, informa que el máximo responsable de Naval Group, Pierre Eric Pommellet, se encontraba en esa fecha en Australia reuniéndose con los ministros federales en un intento por rescatar el contrato.
En Australia hace tiempo se especula con que el Gobierno se está alejando de Naval Group, su socio en el futuro programa de submarinos, debido a un sobreprecio inicial en los costos del programa de 1.250 millones de euros. Desde la prensa se insiste además en que los retrasos que va acumulando el programa generarían varios cientos de millones más en costos de multas, lo que provocaría otro importante problema al acuerdo oficializado en febrero de 2019.
El Departamento de Defensa (equivalente a un Ministerio) de Australia redactó una muy exigente batería de requisitos operativos para los 12 futuros submarinos en factores como el alcance y la resistencia. Así, tras seleccionar la opción presentada por Naval Group, se presupuestó invertir en total 70 mil millones de dólares australianos (unos 45.000 millones de euros) para dotarse de la clase Attack, para los que el Departamento de Defensa hubo de reorganizar su programa de inversiones, retrasando otros proyectos para obtener fondos para los submarinos.
Los analistas políticos australianos, país donde los programas de defensa suscitan un gran interés público, creen que no sería lógico que el Departamento de Defensa recomiende ahora una acción diferente a la de seguir trabajando con Naval Group, dado que provocaría un gran descredito al actual Gobierno liberal, que encabeza el citado Scott Morrison. También resaltan que no hay ahora mismo un candidato que se destaque de inmediato para un Plan B. Cualquier submarino en desarrollo conllevará riesgos tecnológicos y mucho tiempo hasta la entrega, además, los franceses tienen una ventaja de cinco años. Potencialmente, si el Gobierno y Defensa redujeran sus aspiraciones de capacidad podrían hallarse soluciones y potencialmente dar opciones a los de la clase “Blekinge” de la firma sueca Saab Kockums. (Julio Maíz Sanz).
Fotografía: Imagen digital del futuro submarino de la clase “Attack”. (foto Departamento de Defensa de Australia).