Con el programa S-80 para la Armada española en marcha, con el primer submarino en operación y realizando su primer crucero nacional, el segundo submarino con sus sistemas ya con tensión eléctrica y el tercero con el Sistema de Propulsión Independiente del Aire (AIP) ya instalados, Navantia afronta los programas de exportación de Polonia y Canadá.
La propuesta para Canadá
Canadá quiere adquirir hasta 12 modernos submarinos, según el programa que se puso en marcha el año pasado y para el que Navantia opta con el S-80. Se trata de un programa para el que el año pasado se emitieron las solicitudes de información (Request for Information o RFI), que alcanzaría los 66.000 millones de euros y que probablemente implique a la industria local, con el objetivo de empezar a recibir los buques a mediados de la década de 2030.
La propuesta de Navantia se basa en una tecnología avanzada y comprobada en el S-80, ya que se trata del submarino de propulsión convencional más moderno y tecnológicamente avanzado que se encuentra dentro de la OTAN. Dispone de una arquitectura altamente integrada, una tripulación mínima y una arquitectura de sistemas que le permitiría ser interoperable con los cinco miembros del llamado Pacto de los Cinco Ojos (Reino Unido, Canadá, Estados Unidos, Australia y Nueva Zelanda).
Una vez la línea de producción de Navantia se encuentra activa y a pleno rendimiento se podría establecer un calendario de entregas realista y sin riesgo, con entregas garantizadas a partir de 2033 con el primer submarino y dos más en 2037. Como en otras ocasiones, caso por ejemplo de los programas industriales navales con Australia, la Armada española apoyaría este programa, como reflejo del compromiso de colaboración entre gobiernos. Una vez más la Armada podría ofrecer formación, intercambio operativo e inserción continua de capacidades para acelerar el programa y consolidar las relaciones entre ambos países. Se trataría en última instancia de un reflejo más de un programa de cooperación estratégica e industrial a largo plazo entre ambos países.
Además, dados los plazos con que se trabaja en el AIP para los S-80, Navantia estaría en condiciones de integrar esta misma tecnología en los sumergibles canadienses, brindando prestaciones en términos de autonomía en inmersión inigualables para un submarino de propulsión no nuclear.
La vela del S-81 (autor)
El programa de Polonia
Polonia tiene desde 2023 en marcha el programa Orka de adquisición de dos submarinos para reemplazar los que tiene actualmente en servicio. Los nuevos sumergibles tendrán entre sus características algunas que coinciden con las que ofrece el S-80, como su capacidad de navegación oceánica, la disponibilidad de sistemas AIP para obtener largas autonomías en inmersión o la capacidad de emplear moderno armamento, incluyendo misiles de varios tipos así como operar con fuerzas especiales.
Uno de los principales contendientes de Navantia para este programa es la sueca Saab, que se postula con una variante de los submarinos A26 como los que encargó la Marina sueca a este astillero en 2015, programa que sin embargo acumula importantes retrasos de los que se han hecho eco los medios suecos y también los polacos. Estarían derivados también de los C71 desarrollados por Saab y Damen para el programa de Países Bajos.
Estos dos sumergibles para Suecia (HMS Blekinge y HMS Skåne) deberían haber sido construidos y entregados entre 2022 y 2024, fechas que se recalcularon en 2021, pasándolas a 2027 y 2028, entrando en servicio un año después. Sin embargo no solo no están en servicio sino que los costes del programa se habrían disparado, de lo que ya se han preocupado las autoridades suecas. Y es que el coste del programa se ha incrementado en un 60 % desde los aproximadamente 1.000 millones de euros del contrato inicial
El informe anual de las Fuerzas Armadas suecas contempla la entrega de los dos nuevos submarinos entre 2031 y 2035, lo que supone nueve años de retraso según lo previsto inicialmente. Además parece que la consolidación de la industria sueca en torno a este programa no se ha completado como se esperaba de cara al programa, desde que Saab adquirió el astillero Kockums en 2014 al astillero alemán TKMS, que era propietario de la firma desde 1999, cuando una de sus empresas, HDW, la compró al grupo sueco Celsius mediante un intercambio de acciones.
Esta situación de retraso en la construcción de dos sumergibles y costes disparados para un nuevo diseño de submarino han despertado la preocupación en Polonia, donde los A26 o C71 serían candidatos, situación que podría beneficiar a la propuesta española de Navantia basada en la versión actualizada del S-80, que igual que con los submarinos para Canadá, podría cumplir los plazos establecidos gracias a la optimización de la línea de montaje de Cartagena y la disponibilidad de un sistema AIP probado desde la construcción de la primera unidad. (José Mª Navarro García)
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