Durante la reciente exposición de Eurosatory, el Ministro de Defensa de Argentina, Julio Martínez, se reunió con su homólogo francés, Jean Yves Le Drian, para solicitarle cotización de material militar que las Fuerzas Armadas requieren casi con desesperación. Los franceses ofrecieron una docena de aviones de combate Mirage F-1 (no se sabe de qué versión), la posibilidad de acceder en unos años a un minúsculo grupo de Mirage 2000, para cuando el Ejercito del Aire galo retire dichos cazas, y el apoyo en la negociación por unos motores Astazou para los biturbohélices IA-58 Pucara, que la empresa SAFRAN, la antigua Turbomeca, tendría en depósito.
También se ofreció un trío de corbetas A-69, similares a las que tan excelente servicio han prestado a la Armada sudamericana. Pese a su antigüedad son naves de muy buena calidad y que la fuerza naval argentina necesita para intentar cubrir las enormes extensiones marítimas sobre las que tiene y debe ejercer el control. Sabido es que la situación operativa de la Fuerza Aérea Argentina es dramática, se requiere urgentemente cubrir el hueco dejado por la salida, un poco intempestiva ya que todavía podían durar un poco más, de los cazas Mirage de la VI Brigada Aérea de Tandil.
Decimos intempestiva, puesto que las células de los jets todavía permitían seguir operándolos un par de años más, con limitaciones ciertas, pero conservando su capacidad de ataque a tierra intacta, además existía un numero de biplazas con lo que se podía continuar con el adiestramiento avanzado.
Debemos mencionar que existían maquinas que fueron retiradas del servicio con muchas menos horas de vuelo en sus planos que las que poseen las aeronaves que podrían venir al país, un ridículo total.
La intención francesa es entorpecer la oferta de Israel por los cazas Kfir, cuyo costo superior a los trescientos millones de dólares y con una logística diferente a lo conocido en Argentina (por su motor estadounidense J-79) quedó a la supuesta firma para este nuevo gobierno argentino. Ya siendo senador en el Congreso Nacional, Julio Martínez criticó la compra de los aviones israelitas, remarcando la antigüedad de dicha máquinas y los problemas que tenían los colombianos con ellas.
Ahora, se habla de aeronaves aún más viejas y sin equipo moderno, aunque la logística, parecida a las de los nobles Deltas argentinos, permitiría una rápida adaptación de aviadores y personal especialista de Tandil. El paquete incluye la posibilidad de llegar a los tan ansiados Mirage 2000, el sueño de muchos cazadores argentinos, que podría ser provisto en cuatro o cinco años, una vez que vayan saliendo de servicio en Francia, a la vez que la llegada de algunos propulsores Astazou para los Pucará lograría revitalizar la línea de vuelo de estos antiguos pero eficaces aviones, muy necesarios –según el ministro argentino- para patrullar las fronteras nacionales ante el avance imparable de los narcotraficantes.
La oferta de una docena de Mirage F-1 por un valor de 106 millones de Euros, fue informada al Honorable Senado en Paris, con lo cual tiene visión de realidad. Obviamente es muy diferente a la oferta hebrea, de más de trescientos millones de dólares, más un suplemento de sesenta millones en armamento lanzable, como misiles aire-aire, bombas guiadas y pods de guía para dichos equipos. La oferta israelí permitía que los pilotos argentinos pudieran adiestrarse con las técnicas y procedimientos del hoy, dejando el pasado de bombas tontas y entrando en la era tecnológica.
La oferta gala es tan solo para que dichos cazadores puedan mantener la aptitud de vuelo supersónico, aprovechar la estructura existente de apoyo logístico, en especial con las turbinas ATAR 9K 50, con la cual existe en el país del Plata una experiencia fiable y exitosa. La asunción de una nueva administración y las desesperantes necesidades de las FFAA, abrieron las puertas a una casi multitud de proveedores y vendedores, que se habían olvidado de Argentina, pero que ahora llegan al país ofreciendo sus productos y entorpeciendo a sus rivales, ante la evidente e ineludible apertura en ciertas compras de material que deben darse sin lugar a dudas. El estado del material ya es crítico y el mismo ministro lo sabe, por ello sus continuas reuniones con colegas y empresarios, veremos cuando se abre el mercado. (Luis Piñeiro, corresponsal de Grupo Edefa en Argentina)