Con cartas, fotos y videos, el Gobierno colombiano demostró que el régimen de Venezuela está sirviendo como santuario a los cabecillas e integrantes de los Grupos Armados Organizados, residuales y ELN, que son incluso protegidos por las Fuerzas Militares del vecino país. Los delincuentes colombianos reciben atención médica en Venezuela, tienen arraigo en ese país al punto de ser titulares de cuentas bancarias, hacen turismo y tienen propiedades, sin que las autoridades del régimen los persigan o los traten como delincuentes.
Además, los cabecillas cuentan con protección para los integrantes de sus grupos de seguridad, quienes tienen libre acceso a bases militares, como ocurre en El Nula, población del estado Apure, que limita con Colombia. Los integrantes del GAO ELN, (Ejército de Liberación Nacional) mantienen reuniones con autoridades administrativas venezolanas quienes han recibido comunicaciones de parte de los delincuentes para organizar reuniones con grupos indígenas, de forma pública, como ocurre en el caso particular de Francisco Arias Cárdenas, actual embajador de Venezuela en México, que fue gobernador del estado Zulia entre 2012 y 2017. Con él coordinaron el “trabajo de acercamiento y motivación con las comunidades Yukpa (motilones) en la Sierra”, como consta en un documento encontrado durante la operación Guardia de Honor XI, contra el Frente de Guerra Nororiental.
Sostienen una correspondencia frecuente en la que queda claro que están haciendo un trabajo “para la revolución”, advierten que es necesario contar con dinero porque “lo político y lo ideológico sin lo económico, es ilusiones y solo ilusiones” (Sic.), y reconocen que le hacen planteamientos “por lealtad a su gobierno que nos incluyó en el proyecto”.
El GAO ELN tiene en Venezuela, a lo largo de la frontera con Colombia, al menos 36 campamentos, 10 puntos de redes de apoyo y 4 áreas de finanzas desde las que maneja su operación de narcotráfico. La mayor parte de los estupefacientes tienen como destino países centroamericanos, desde los que se despachan especialmente hacia Europa y Estados Unidos. Alias “Jaime”, cabecilla del Frente de Guerra Norte, es quien lidera esta operación, con un estado mayor regional asentado en Venezuela y conformado por al menos 5 integrantes del grupo delincuencial.
Bases de entrenamiento terrorista
Además de tener bases narcotraficantes y zonas de despacho, el GAO ELN tiene escuelas de adoctrinamiento en Venezuela. De acuerdo con documentos hallados durante la Operación Mastodonte, los “cursos” tienen “dos semanas y media de clases teóricas y una semana de práctica”, y los “escuelantes” (estudiantes) son objeto de evaluaciones que se envían a los mandos de las estructuras.
Al cierre de los “cursos”, los delincuentes hacen “clausura” con “comida, acto cultural y fiesta”. Los integrantes del GAO ELN dejan constancia de múltiples actividades financieras en Venezuela, como la compra y venta de vehículos, compra de tierras, actividades agrícolas y la finca raíz (documentos encontrados durante la Operación Valquiria en 2018). A esto se suma la financiación de empresas, como una cafetera, a la que le aportaron 500 millones de bolívares para su sostenimiento. De hecho, los receptores del dinero de la delincuencia reportan la forma en la que utilizaron ese monto y piden más dinero al ELN.
Fotografía: El Comandante General de las Fuerzas Militares, General Luis Fernando Navarro, ofreció una rueda de prensa, en la que presentó las pruebas del apoyo de Venezuela al ELN. Foto: Javier Casella/Mindefensa.