La Armada Bolivariana de Venezuela conmemoró sus 60 años de operaciones submarinas el pasado 4 de mayo, si bien de una forma cuasi virtual, pues en ningún momento se exhibió ninguna de las dos unidades que teóricamente dotan a su flota, que, en general, pasa por uno de los momentos más bajos en sus más de 200 años de historia.
Durante la celebración no se comunicó el estado operativo de los dos submarinos, aunque repasando las hemeroteca se deduce que uno de ellos lleva casi dos décadas en dique seco, el otro casi tres años. Una situación que está muy lejos de los planes expuestos en 2007 por el entonces presidente Hugo Chávez para dotar con 9 submarinos de última generación al Escuadrón de Submarinos, que tiene sede en la Base Naval "Contralmirante Agustín Armario", en Puerto Cabello (Estado Carabobo).
Chávez tenía claras las capacidades de disuasión de los submarinos, los buques más poderosos de la Armada Bolivariana y de facto los únicos que podrían suponer una amenaza a posibles adversarios navales, ya fuesen de américa latina, o del norte del Continente, pero aquel plan quedó sólo en intenciones.
El arma submarina de Venezuela se estableció en 1960 tras recibir una veterana nave de la Clase Balao, el ex USS “Tilefish” (SS-307), cedido por la US Navy (Marina de Estados Unidos), que sirvió en Venezuela como “Carite” (S-11). A éste se sumaron otras dos antiguas unidades de la US Navy de la Clase Guppy II en 1972 y 1973, el “Tiburón” (S-21) y el “Picua” (S-22) respectivamente.
Hoy en día la Armada Bolivariana tiene dos submarinos Tipo-209A-1300 construidos en Alemania por Howaldtswerke-Deutsche Werft HDW (ahora ThyssenKrupp Marine Systems TKMS), el “Sábalo” (S-31) y el “Caribe” (S-32). Un eficaz y polivalente modelo, aunque ya muy veterano, dado que fueron entregados en 1976 y 1977, por lo que deberían ser profusamente modernizados o más bien reemplazados. Han recibido, es cierto, algunas mejoras durante su largo periodo de servicio, incluyendo un sistema de armas mejorado, pero siguen siendo un diseño obsoleto.
Están armados con torpedos alemanes guiados por cable Atlas Electronik SST-4 Seal, que se lanzan mediante los 8 tubos que tienen estos submarinos. De estar en servicio activo, serían un muy buen sistema de disuasión para la estrategia de defensa de Venezuela, los submarinos diésel-eléctricos manejados por una experimentada dotación siguen siendo un enemigo importante para las flotas convencionales, incluidos sus portaaviones, como se demuestra en algunas maniobras navales.
De hecho, la Armada de Venezuela inició un proceso de modernización de las dos unidades durante la primera década del siglo, aunque los trabajos en el “Caribe” iniciados en 2004 nunca finalizaron. Se ha de tener en cuenta que varias de las empresas extranjeras involucradas en el proceso, que se llevó a cabo en la empresa estatal venezolana Diques y Astilleros Nacionales C.A. (DIANCA) con la asistencia técnica de TKMS, se vieron afectadas por las sanciones que Estados Unidos impuso al régimen comunista en materia de defensa en octubre de 2006. El objetivo era prorrogar la vida útil de los dos submarinos por diez o doce años a partir de 2006-2007, cuando estaba previsto fueran reincorporados al servicio.
Esto permitiría mantenerlos operativos hasta 2021-2022, fechas en que se pensaba iba a completarse la recepción de los nueve submarinos proyectados, pero aunque el “Sábalo” se reincorporaba a la flota en enero de 2011 parcialmente modernizado, el “Caribe” nunca volvió a la actividad. En varias ocasiones se anunció que este último volvería al servicio, pero nunca más se supo, al menos oficialmente, del S-32, por lo que estaría en instalaciones de DIANCA, o incluso desguazada tras aprovechar parte de sus elementos y sistemas para su “hermano”.
Respecto al “Sábalo”, intermitentemente se le ha visto navegando, como en el video de 2013 que lo muestra llegando al puerto de Zulia para la celebración de la Batalla Naval del Lago de Maracaibo y el natalicio del Libertador (Bolívar) días antes del evento, que se celebra cada 24 de julio.
Las últimas noticias de la nave datan de 2018, cuando se anunció por twitter que entró en las referidas instalaciones de DIANCA para ser sometido a trabajos de mantenimiento mayor. Antes, en octubre de 2017, el todopoderoso ministro del Poder Popular para la Defensa, Vladimir Padrino López, afirmó que el “Sábalo” se encontraba temporalmente fuera de servicio por tener el banco de baterías vencido, un elemento básico de su propulsión para mantener una reserva de seguridad y/o táctica. Una tarea relativamente sencilla comparada con los trabajos de gran carena, que por plazos también necesitaría en pocos años la nave, que ya llevaría más de dos años y medio parada en Puerto Cabello.
También quedó en el camino, por las sanciones y la falta de fondos, la intención de adquirir los torpedos pesados de largo alcance Leonardo A184 Mod.3, para reforzar la capacidad antibuque o ASuW (Anti Surface Warfare) de los referidos submarinos. (Julio Maíz Sanz)