La compañía liderada por Rafael Contreras arrancará su producción en su planta de Harbin (China) después de obtener por parte de Airbus el certificado necesario para poner en marcha los procesos industriales aeronáuticos de fabricación en materiales compuestos. En línea con su estrategia operativa, la fábrica de Carbures en China está situada puerta con puerta con su principal cliente en el sector aeroespacial, Airbus, y Hafei. La ventaja competitiva de la fabricación en Harbin es geoestratégica –tiene el objetivo de fabricar materiales compuestos para clientes chinos– y, además, pretende reducir costes manteniendo los estándares de calidad europeos.
Carbures ultimó el proceso de certificación del autoclave en Harbin en los últimos meses de 2016 para poder comenzar a funcionar y fabricar piezas de avión en materiales compuestos. En ese momento, ya produjo las primeras piezas en esta fábrica, como parte del proceso técnico-industrial necesario para que las autoridades competentes certificaran que la planta sigue los rigurosos procesos de fabricación que la industria aeroespacial exige. Se realizó el curado de las piezas, consistente en un proceso químico llamado polimerización de la fibra de carbono y la resina para que, una vez curadas, obtengan las propiedades mecánicas y estructurales exigidas. Este proceso se realiza en un autoclave, un horno de ocho metros de longitud, donde se controlan la presión y la temperatura.
Carbures ya trabajaba para Airbus en China, concretamente desde octubre de 2014, con la firma de un contrato para el corte milimétrico y la preparación del Honeycomb, parte de los paneles Belly Fairing del Airbus A350. La empresa, que llegó a China en 2013 con cinco empleados, da trabajo en ese país a 26 personas actualmente.