Lo de «Circo Krone» aplicado a una Fuerza Aérea distinguió a aquellas que tuvieron que participar, en determinados conflictos, con materiales variopintos y, por lo general, anticuados. Finlandia operó en el rudo periodo bélico que le tocó vivir a causa del expansionismo soviético, aviones de los más diversos orígenes y aunque muchos estaban ya prácticamente obsoletos, otros —la mayoría—poseían características muy modernas.
No sólo eso: los manejaban excelentes pilotos y tripulaciones que supieron cumplir con su misión de lo que da idea algunas cifras. En concreto, las siguientes: Durante la Guerra de Invierno (1939-40), los finlandeses se enfrentaron con tan sólo 145 aviones de combate, a los 1.200/1.500 de los que disponía la URSS y salieron vencedores. Los Fokker D. XXI, por ejemplo, se apuntaron victorias en proporción de 25 a 1, lo que es todo un récord. Y en la Guerra de Continuación (1941-44) una vez más volvieron a encontrarse en minoría: 240 aviones de combate frente a los 1.500 de sus rivales. Pese a ello la proporción de victorias fue de 32 a 1 para los Brewster 239 Buffalo y de 25 a 1 para los Messerschmidtt Bf 109.
foto: Letov S 218 A «Smolik» (Foto: Ministerio de Defensa de Finlandia).
FUENTES DIVERSIFICADAS
Simplemente en el párrafo anterior vemos que los finlandeses poseían aviones de tan distintos orígenes como los Fokker (Holanda), los Buffalo (Estados Unidos) y los Me-109 (Alemania). Pero, como luego tendremos ocasión de exponer, también combatían con modelos provenientes de otros varios países, entre ellos la URSS y el Reino Unido. Estas fuentes tan diversificadas eran, en realidad, una constante histórica pues ya el primer avión finlandés, un Thulin D, fue un regalo del conde Eric von Rose, en 1918, y como este aristócrata sueco lo entregó ornado con dos grandes cruces gamadas, éstas pasaron a identificar, en el futuro, a cuanto volaba al servicio del Gobierno de Helsinki. Tal es el origen de las esvásticas finlandesas que, por supuesto, nada tienen que ver con las del nazismo hitleriano.
Si seguimos el devenir de la Aviación finlandesa a partir de ese momento, nos encontramos con toda suerte de fabricantes y de modelos. Por ir a los más remotos: NAB9 Albatros, NAB17 Albatros Jagare, Nieuport 10, 11 y 23, Friedríchshafen FF33E, FF49B JA C y FF41AT, Breguet 14, Georges Levy GL 40, Fokker DVII y D1O, Potez 25, VL D.27 Haukka II, De Havilland DH.60 JA 60X Moth, Junkers A 35, W 34 JA K 43 F y A 50 Junior, SIAI Savoia S.9, Caudron G3, G4 y G59, Morane-Saulnier MS 50C, Koolhoven FK.31, Auro 504K, Gloster Gamecock II Kukko, Aero A-11 y A-32 GR, Blackburn Ripon IIF, Letov S 218 A Smolik, Bristol Bulldog IVA JA IIA, Hawker Hart…
foto: Brewster B-239 (Foto: Ministerio de Defensa de Finlandia).
DE TODO UN POCO
Tras el breve episodio de la Guerra de Invierno, que llevó a Finlandia a una paz obligada ante la abrumadora desproporción de fuerzas, en 1941 volvería a arder la tea bélica con la invasión de la URSS por Alemania y sus aliados. Entre estos figuraban los finlandeses deseosos de recuperar los territorios expoliados y de tomar parte en una contienda de la que ya no iban a ser aislados protagonistas. La Soumen Ilmavoimien (Fuerza Aérea Finlandesa) recibió de los alemanes Curtiss Hawk 75 y Morane Saulnier MS 406, que vinieron a robustecer los grupos de Bristol Blenheim y de Fokker D. XXI fabricados localmente. Con ellos, y algunos aviones más, el general Lundqvist pudo alinear dos Regimientos de Caza, uno de Bombardeo, otro más de Reconocimiento y un Escuadrón de Aviación Naval. No tardaron en unirse, a ese parque aeronáutico, igualmente capturados al enemigo, cazas Hawker Hurricane, Polikarpov I-153, UTI-4, Caudron-Renault CR. 714 y Curtiss Hakw 75, así como bombarderos Tupolev Sb-2. Uno de estos últimos, por cierto, consiguió hundir cuatro submarinos soviéticos.
foto: Fokker CV (Foto: Ministerio de Defensa de Finlandia).
A comienzos de 1942 se incorporaron bombarderos Dornier Do 17Z y Junkers Ju-88 llegando a continuación cazas Lavotshkin LAGG-3, Yak 1 y 7, Hurricane Mk. II y los a la sazón modernísimos P-40 y P-39 norteamericanos. Estos habían sido apresados luciendo la estrella roja de cinco puntas. Antes de que concluyese ese año, el último en el que hubo esperanzas fundadas de ganar la guerra, se formó un quinto Regimiento Aéreo en base a los SB-2 e I-135.
foto: Embarcando barriles con gasolina de avión, para un aeropuerto avanzado (Foto: Ministerio de Defensa de Finlandia).
En 1943, además de los modelos citados, en los aeródromos de campaña finlandeses podían encontrarse aviones de reconocimiento y enlace De Havilland DH.82 Tiger Moth, Aírspeed AS.6E Envoy, Valmet Tuuli II y Vihuri I-III, bombarderos Ilyushin II-4 y Petljakov Pe-2 y Pe-3, aviones ambulancia Desoutter Mk.III, etc. Y, desde luego, cazas Brewster B.239 Buffalo a los que los finlandeses supieron extraerles un enorme partido. Para comprobarlo basta con recordar lo sucedido el 21 de abril de 1943, al Sur de Seiskari, cuando 17 de ellos se enfrentaron a 35 enemigos logrando derribar 10 Yak-1 y Yak-7, 5 LAGG-3 y 4LAGG-5. Un Buffalo fue abatido en el duelo y otro destruido por la artillería antiaérea.
foto: Pilotos de caza finlandeses junto a un Brewster «Buffalo» (Foto: Ministerio de Defensa de Finlandia).
CAMBIAN LAS TORNAS
A medida que avanzaba el año 1943 se hacía más y más patente la superioridad soviética, al disponer el enemigo de un creciente número de aviones así como de pilotos mejor entrenados. Ahora los finlandeses contaban con un caza de características sobresalientes, el Messerschmidtt Bf 109G, al que cariñosamente dieron el nombre de Mersu. Y, además, añadieron un producto local mediante el montaje de potentes motores soviéticos Klimov 105P capturados en los Morane Saulnier 406 que les fueron entregados, tiempo atrás, por los alemanes y que procedían del derrotado Armée de l’Air francés. Nacería así el VL Myrsky y, más tarde, un desarrollo del mismo, el VL Pyörremyrsky.
Por supuesto, la Luftwaffe, además de los ya citados Do-17Z y Bf 109G, había dotado a la Soumen Ilmavoimien con otros modelos como el bombardero Junkers Ju-88A, el hidroavión de reconocimiento y ataque Heinkel He-115A, el torpedero Dornier Do-22KL, el avión de enlace Fieseler Fi 156 Storch, etc.
foto: Un bien abrigado operador cinematográfico se prepara para registrar, en su cámara, un vuelo de bombardeo en este «Blenheim» (Foto: Ministerio de Defensa de Finlandia).
En 1944 las cosas estaban lo suficientemente claras sobre el resultado final de la contienda. En vista de ello, y para evitar males mayores, el Gobierno de Helsinki dio luz verde a las negociaciones para obtener la firma de una paz por separado con Moscú, mientras que los combates, por tierra, aire y mar continuaban como si nada estuviese pasando. Prueba de ello es que al llegar el verano de ese año, la Fuerza Aérea Finlandesa pudo iniciar su ofensiva con cinco Regimientos Aéreos que incluían cinco escuadrones de Caza, cuatro de Bombardeo, otros cuatro de Reconocimiento y un grupo de Transporte. En total unos trescientos cazas y alrededor de doscientos bombarderos, por lo que hace al sector más percutiente del dispositivo. Y en cuanto a la moral de combate, la misma de siempre puesto que entre el 1 de junio y el 1 de agosto una de esas unidades, el 24 Escuadrón de Caza, abatió 240 aviones enemigos no habiendo podido confirmarse la destrucción de 33 más.
Por fin, el 4 de septiembre de 1944 finlandeses y soviéticos suscribieron el alto el fuego lo que obligó a los primeros a volver sus armas contra quienes fueran sus aliados a lo largo de la guerra. Esa negra página no involucraría a la Fuerza Aérea desarrollándose todas sus secuencias en tierra, contra el 202 Ejército alemán.
foto: Junkers W34 JA K 43F (Foto: Ministerio de Defensa de Finlandia).
En esos momentos, y pese a la dureza de los combates sostenidos durante más de tres años, la Soumen Ilmavoimien conservaba la mayor parte de sus recursos aéreos pero el diktat del Kremlin eliminó de un plumazo a todos los bombarderos y dejó reducidos a 60 los aviones de combate. Estos, además, debían de ser defensivos quedando enteramente prohibidos los de ataque. Los efectivos humanos de la Fuerza Aérea quedaron, a la vez, reducidos a un máximo de tres mil hombres.
Si bien, en cuanto a abnegación y heroísmo, todos los finlandeses dieron lo mejor de sí pues estaban convencidos de que los que se jugaban era su propio destino, es un hecho comprobado que los aviadores formaron en la punta de lanza, entre los mejores. Valga la pena recordar los nombres de Kalima Wind, Juutilainen, Nissinen, Myllyla, Luukkanen, Puro, y tantos otros, para ver cómo la pequeña Finlandia le hizo pagar bien cara al gigante soviético su postrera y definitiva victoria.
foto: Muchas victorias aéreas registra el empenaje de cola de este Brewster finlandés (Foto:Ministerio de Defensa de Finlandia).
foto: Uno de los héroes de la caza finlandesa condecorado con la Cruz de Mannerheim, la máxima distinción nacional. También luce la cinta de la Cruz de Hierro de 2ª Clase, alemana (Foto: Ministerio de Defensa de Finlandia).
foto: Obsérvese que el piloto lleva al cinto el famoso cuchillo finlandés «pukko» (Foto: Ministerio de Defensa de Finlandia).
foto: Junkers Ju 88A disponiéndose a embarcar su carga de bombas (Foto: Ministerio de Defensa de Finlandia).
foto: A bordo de un Bristol «Blenheim» (Foto: Ministerio de Defensa de Finlandia).
foto: Un meridional en tierras nórdicas: el Fiat G-91 “Freccia” (Foto: Ministerio de Defensa de Finlandia).
Revista defensa nº 200, diciembre 1994, Luis Medina