El carro de combate permite acometer acciones ofensivas en agrupaciones tácticas Inter armas con vehículos mecanizados, de zapadores, empleo sincronizado de fuegos e inteligencia. “No hay otra capacidad en los arsenales que pueda hacer lo que hace un carro de combate. Sin carros, en un combate de alta intensidad, no se puede ganar. Sin unidades pesadas preparadas y organizadas para el nuevo paradigma de enfrentamiento, no se puede alcanzar la victoria”. Son palabras del teniente coronel José Luis Ramírez Perete, de la División de Operaciones del Estado Mayor del Ejército de Tierra, en el marco de su ponencia en el evento “El Futuro del Carro de Combate en Europa”, organizado por Grupo Edefa.
Para entender cómo se espera que evolucione este ingenio, hay que analizar cómo los hechos han puesto en el foco la necesidad y la reevaluación del concepto de un sistema de armas cuyo fin se venía vaticinando desde hace años, pero que los conflictos se empeñan en mostrar que sigue siendo el factor más determinante y decisivo en el combate terrestre. Las experiencias más recientes en operaciones de combate a gran escala en conflictos simétricos de alta intensidad, arrojan lecciones aprendidas que aplican ya en los modelos que ahora surgen y lo harán, sobre todo, en su evolución, marcado por la incorporación y empleo combinado de tecnologías emergentes.
“La realidad ha sido que naturaleza del conflicto que predomina en los campos de batalla ha pasado a ser de operaciones de combate generalizado, tras dos décadas de contrainsurgencia y contraterrorismo, frente a organizaciones extremistas violentas con objetivos y recursos limitados, con armas y tácticas improvisadas. La guerra de Ucrania ha puesto de relieve de forma abrupta la necesidad de estar preparados para un conflicto simétrico de alta intensidad, donde claramente se observa la trascendencia de los factores tradicionales de las operaciones de combate a gran escala, según el coronel Miguel Ángel Aguilar Rubio, jefe de la Sección de Investigación de la DIDOM.
Aguilar apunta el impacto de la puesta en escena de la innovación tecnológica: amplio empleo de sistemas aéreos no tripulados, o UAS (Unmanned Aerial System), munición merodeadora, fuegos profundos y precisos e inteligencia artificial (IA). Todo ello actúa como un multiplicador de capacidades, tanto del armamento y material, como de todas las actividades de análisis y procesamiento de datos ligadas al planeamiento y conducción de las operaciones militares.
Enfoque de combate colaborativo del “Panther” KF52 UT de Rheinmetall.
La aparición de armas que cuestionan la invulnerabilidad de los carros de combate o la propia naturaleza de los conflictos alimentó la idea de su fin y el de Ucrania ha avivado este debate. Durante la aproximación, el ataque y la ruptura de la línea del frente, se necesitan vehículos que protejan del fuego de artillería y de las armas ligeras. Además, estos vehículos deberán de sortear todo tipo de terreno y necesitarán una gran potencia de fuego para expulsar al enemigo y hacer frente a las amenazas que aparecen contra el propio vehículo, especialmente de otros similares.
Los carros de combate son indispensables en acciones que demanden movilidad, protección y potencia de fuego y ahí está su gran potencial y nada apunta a su reemplazo. En la guerra de Ucrania se están viendo superados por múltiples amenazas: artillería, UAS en todas sus versiones -kamikazes lanzadores de granadas, UAS-IED (Improvised Explosive Device) o municiones merodeadoras- misiles contracarro de ataque vertical… “Esta vulnerabilidad de los medios, incide el coronel, ha contribuido significativamente a que las fuerzas acorazadas hayan perdido su libertad operacional”.
Ya se postulan algunos diseños que avanzan de forma coherente la próxima generación de carros de combate (foto Octavio Díez Cámara).
El nuevo campo de batalla
Los actuales escenarios de conflicto son entornos multidominio, en una era marcada por el predominio del dato que exige la interoperabilidad entre todos los actores. El campo de batalla ha adquirido una visibilidad inaudita, merced los avances en inteligencia, vigilancia y reconocimiento (ISR). “Prácticamente todos los elementos presentes en el teatro de operaciones pueden ser detectados y localizados en un plazo de tiempo muy breve y, gracias al empleo de efectores de largo alcance, también pueden batirse”, explica.
Esto, puede marcar el fin del movimiento seguro de unidades de combate y su apoyo logístico asociado, y con ello la desaparición de la sorpresa estratégica y operacional. “Todo es un objetivo: Todos los elementos localizados en el campo de batalla podrán ser batidos. El impacto de la tecnología también se ha hecho sentir en el campo de los fuegos: el empleo de municiones de guía terminal posibilita destruir un objetivo con muy pocos proyectiles, que permite empeñarse sobre más objetivos simultáneamente. Estas mismas tecnologías se aplican a los cohetes, convirtiéndolos, de hecho, en misiles de gran precisión”.
La tecnología ha potenciado la guerra, la IA acelera y orienta la toma de decisiones tácticas y operacionales, a la vez que cobran gran relevancia los sistemas espaciales. Junto a ello, el uso masivo de sistemas remotamente tripulados, por aire, tierra o mar -UAS, UGS (Unmanned Ground System) y USV (Unmanned Surface System)- ofrece capacidades de vigilancia, reconocimiento y ataques directos, eliminando los lugares seguros del actual campo de batalla. En general, el carro de combate próximo será una evolución de diseños recientes, en los que se aplicará, de forma conveniente y aprovechando los desarrollos tecnológicos más recientes, un uso intenso de aplicaciones de análisis y procesamiento de datos asociadas a (IA), para escanear objetivos, por ejemplo, prometiendo ser más efectiva que los operadores humanos, identificando amenazas más rápidamente.
Los cambios afectarán también a lo que es propiamente la plataforma. Serán diseños más pequeños para favorecer su movilidad y dificultar la localización: más ligeros intentando que no se superen las 50 ton. de masa; y más sostenibles para favorecer que su mantenimiento y reparación pueda ser aplicado en situaciones de combate para mantener, incluso en las luchas más intensas, el mayor número de ellos disponibles. Las conclusiones con las que trabajan los expertos en la definición de lo que se necesitará a corto y medio plazo apuestan también porque esas plataformas, unas de ellas tripuladas y otras operando de forma autónoma, que trabajen de forma interconectada y en tiempo real, beneficiándose unas de otras de sus sensores y capacidades en beneficio de las necesidades del conjunto.
El uso de los ahora designados UGV se va a ir generalizando, incluso a nivel de los pelotones tácticos. “Las costosas plataformas con todos los sistemas a bordo darán paso a varias categorías de carros de combate, unos más avanzados y costosos, pero necesariamente menos numerosos, junto con otros menos avanzados, más económicos y fáciles de fabricar y reparar, que permitan disponer de un gran número de ellos con distintos roles”. Es uno de los factores clave que apunta el coronel Aguilar Rubio, que pone el acento, además, en la creciente interacción hombre-máquina.
Los sistemas no tripulados terrestres, UGV (Unmanned Ground Vehicle) colaborarán con los medios tripulados para establecer una cobertura de vehículos no tripulados que proporcionen seguridad, información y complementen con diversas capacidades -C/UAS (Counter UAS), EW (Electronic Warfare), etc.- a los medios tripulados, que serán los que tengan que ocupar y mantener el terreno, afirma. “En un primer momento, iremos viendo cada vez más UGV en el campo de batalla realizando múltiples acciones, al principio tareas secundarias simples como, contraminado, evacuación de bajas, abastecimientos, para ir tomando cada vez más protagonismo, como reconocimiento, vigilancia, etc., para terminar, haciendo tándem con los carros de combate”.
En combate, conceptos de carros desfasados han demostrado ser especialmente vulnerables a las numerosas amenazas de la lucha convencional (foto Octavio Díez Cámara).
Movilidad, protección y potencia de fuego
Estos 3 conceptos interactúan a la hora de determinar cómo superar las debilidades de los actuales carros de combate. Por un lado, a consecuencia de aumentar el nivel de protección, la mayoría de los carros pesan hoy entre 60 y 70 ton., lo que impacta negativamente en su movilidad estratégica y operacional, y reducir el peso a 50 ton. se determina como objetivo. Una opción para corregir esta situación sería aumentar la potencia del motor, pero ello implica aumentar el consumo de combustible y la reducción de la autonomía. Cambiar la configuración de los carros de combate es la línea común a la que se apunta.
“La reducción de 1 tripulante en el futuro se da por hecha, los carros de 3 tripulantes con cargador automático tienen un peso contenido (el T-90 ruso, 46 ton.; y el “Leclerc” francés, 55). Se trata de instalar el arma principal en una torre remota con menor protección (y peso) y confinar la tripulación en un compartimento acorazado en la barcaza, por lo que se reduce al mínimo el volumen a proteger. Teniendo como ejemplo el T-14 “Armata” ruso, que tiene 55 ton. Sobre esta línea parece que irá el futuro M-1E3 estadounidense, que busca volver a las 50 ton.”, explica el coronel Aguilar Rubio, que también destaca el impacto positivo de las orugas de caucho compuesto, con más vida útil que las metálicas, menor consumo de combustible, menores vibraciones y ruido.
Bien es cierto que hasta ahora están limitadas a plataformas de un máximo de 45 ton., si bien se prevé llegar a las 50 en poco tiempo. Respecto al grupo moto propulsor, los esperados sistemas eléctricos tardarán en implementarse, no se vislumbra a medio plazo que se puedan sustituir los motores térmicos. Pero el propio concepto de protección del carro habrá de revisarse, superando la idea básica de añadir más y más blindaje y poniendo el foco en la supervivencia en base a lograr mejoras en la conciencia situacional, las tácticas, el enmascaramiento y la gestión de firmas, así como en derrotar la amenaza antes de que impacte. Desde el punto de vista técnico, los blindajes actuales (cerámicos, nuevas aleaciones, compuestos etc.) ofrecen una mejor protección con menor peso, pero la clave está en el grafeno, que pesa la sexta parte que el acero y es 100 veces más resistente.
Respecto a los sistemas de protección activa (APS), se han desarrollado para desviar o neutralizar la amenaza antes de impactar a la coraza del vehículo, por lo que se podría aligerar el blindaje. “De momento, esta tecnología se ha mostrado eficaz contra las amenazas lentas, como lanzagranadas y misiles contracarro; y medianamente eficaz contra amenazas de velocidad media, como la munición HEAT; y completamente ineficaz contra las muy rápidas, como los proyectiles de energía cinética”, explica el coronel, que avanza la importancia del desarrollo de láseres de energía dirigida para derribar vehículos no trrpulados y pequeños UAV.
En lo que a potencia de fuego se refiere, en el carro de combate futuro se apostará por incrementar el calibre de los cañones a 130-140 mm., frente al estándar actual de 120. Hoy, las ojivas de energía química (HEAT) pueden ser derrotadas por los sistemas de protección activa, pero los proyectiles cinéticos disparados a velocidades más altas siguen siendo un medio eficaz y asequible para destruir las amenazas acorazados. De la misma forma, las municiones de pulso electromagnético (EMP) desactivan todos los sistemas electrónicos de un vehículo y pueden convertir cualquier tanque en un trozo de metal inútil sin destruirlo, apunta Aguilar Rubio.
Otro aspecto que caracterizará a los carros de combate en los que ya se trabaja afecta a la automatización de sus equipos. Se aplica la máxima, como decimos, de que las configuraciones actuales de 4 tripulantes sufrirán, al menos, una reducción del 25 por ciento de su entidad, pasando a ser 3 militares los que los operen y manejen de forma diligente. Viajarán en una cápsula más protegida frente a las numerosas amenazas de los campos de batalla previsibles, con nuevas capacidades en sensores que incluirán a los acústicos e infrarrojos, los equipos de proceso de la información, el empleo de torres que no penetren el casco con cargadores automáticos, que no deberían tener menos de 40 municiones en sus almacenes para garantizar una capacidad de lucha mínima, y aprovechar al máximo IA.
Esta última deberá encargarse del 95 por ciento de las tareas dentro de un proceso automatizado de detección, localización y combate, al que se sumará la decisión de abrir fuego realizada por el tirador o el jefe del carro de combate. El cometido de estos últimos, junto con el conductor, deberá centrarse en moverse y maniobrar, maniobrar y maniobrar -sí, acción reiterada- para combatir con la máxima efectividad y aprovechando tanto el alcance de sus armas como el poder actuar antes que el adversario sepa que va a ser destruido; el uso de vehículos no tripulados integrados para llevar los sensores lejos del propio carro de combate, el recurrir a protección colaborativa o la máxima automatización son ya aspectos clave del carro de combate que pronto llegará, en el que mejoras en la óptica, los sensores, estabilización y conciencia situacional permitirán enfrentamientos a mayores distancias.
Ucrania ha puesto de manifiesto las vulnerabilidades del carro de combate.
Tres cuestiones básicas en las flotas de los carros de combate futuros
El Coronel Miguel Ángel Aguilar Rubio, aglutina en 3 los grandes requisitos a los que los carros de combate de nueva generación deben responder:
- Interoperabilidad
- Los sistemas de gestión de batalla que proporcionan datos en tiempo real sobre la disposición de las fuerzas amigas y enemigas son un multiplicador de fuerzas.
- Datos logísticos del estado de la plataforma a los centros logísticos en tiempo real, lo que puede simplificar la planificación logística o incluso predice las necesidades de reabastecimiento.
- Mejora la conciencia situacional de las fuerzas terrestres con una COP (Common Operational Picture) única, proporciona una enorme ventaja a las unidades acorazadas, ya que pueden responder más rápido, por lo que son mucho más ágiles y agresivas.
- Nube de combate que facilitará la conectividad, permitiendo una recopilación y un análisis de inteligencia más rápidos, que, ayudados por sistemas de IA habilitarán una toma de decisiones más rápida, basada en muchos más datos.
- Sostenibilidad
- Regreso de la guerra industrial, donde las capacidades de producción para reponer lo consumido/destruido en el campo de batalla juegan un papel fundamental.
- Los diseños complejos, costosos y lentos de construir y/o reparar, por muy tecnológicamente avanzados y capaces que sean, no podrán imponerse en conflictos largos.
- Disminución de la huella logística: un consumo reducido de combustible, una mayor facilidad de recuperación, mantenimiento y reparación de las plataformas, repuestos económicos y otras eficiencias se deberán tener en cuenta para reducir enormemente el esfuerzo y los recursos necesarios para apoyar a una fuerza desplegada.
- La capacidad de reparar los carros dañados en combate será un factor fundamental en su diseño.
- Flexibilidad
- Los vehículos blindados se han vuelto tan costosos de comprar y mantener que brindar soporte a múltiples tipos de plataformas en diferentes roles es complejo y difícil.
- El concepto de una familia de vehículos permite intercambiar una serie de módulos específicos para cada misión en función de la función o tarea. Este enfoque ayuda a reducir el número total de plataformas.
- El desafío futuro no es pensar en términos de tipos de vehículos individuales, como un carro de combate, uno de de reconocimiento o uno de combate de infantería, sino pensar en términos de plataformas modulares capaces de realizar múltiples funciones y crear una familia completa de vehículos (Namer y Merkava, T-14 y T-15 Armata, Boxer y Stryker)
Una de las más recientes configuraciones del ASCOD, con torre remota y protección activa (foto GDELS-SBS).
Los 13 puntos clave de la próxima generación de carros de combate
- Diseño más pequeño y compacto.
- Peso básico de menos de 50 ton.
- Posibilidad de añadir blindaje de aplicación configurable según la misión para un peso máximo de combate de 60 ton.
- Cañón principal de 130-140 mm., ametralladora pesada coaxial de 12,7 y pesada de 12,7 en RCWS (Remotely Controlled Weapon System).
- Torre con cargador automático y al menos 40 rondas de APFSDS.
- FCS (Fire Control System) con FLIR (Forward Looking Infra-Red) de tercera generación y sistemas computacionales avanzados e IA.
- Munición del cañón principal aislada de la tripulación.
- Tripulación de 3.
- Tripulación ubicada en el casco en un compartimento blindado central.
- Relación potencia-peso de 25-30 bhp por tonelada (motor de 1.500 bhp).
- Sistema de protección activa.
- Blindaje a base de grafeno.
- Jaula de Faraday para bloquear el impacto de armas EMP en el casco y la torre.