La difícil concreción de las aspiraciones de ventas militares rusas en Uruguay
Javier Bonilla, 22 de febrero de 2017
Más allá de haberse renovado y ampliado el Convenio de Cooperación Militar entre Rusia y Uruguay, que rige desde 2002 ,y de alguna moderada posibilidad de que el Ejército, con recursos propios (relacionados con alguna misión de Paz en el exterior) pueda adquirir finalmente algunas unidades de lanzacohetes RPG -7V2, las posibilidades de que Uruguay adquiera cazas Yak-130 son muy escasas. El borrador de Rendición de Cuentas que el Poder Ejecutivo plantea al Parlamento excluye toda inversión para el Ministerio de Defensa por este año. El Yak-130 fue preseleccionado por la Fuerza Aérea Uruguaya (FAU), pero luego descartado por su precio, incluyendo manuales, repuestos y entrenamiento orillaba los 46 millones de dólares, cifra que sería rebajada ante el negativo impacto que produjo localmente.
Respecto a los blindados policiales VPK-3924 Medved BEAR, que casi se adquirieron en una controvertida operación cancelada in extremis, si bien el Ministerio del Interior (ya con un altísimo presupuesto) será de los pocos en recibir un aporte adicional para este año, el proceso de adquisición de los “BEAR”, impugnado por otras empresas, sembró dudas, de forma que puede ser complicado volver sobre ese tema de momento, dado el malestar manifiesto de proveedores británicos y sudafricanos, aunque no se descartaría una vía de “compra directa”, prefiriéndose, sin embargo, si tuviera que ser material ruso, una versión de cinco puertas del ya utilizado GAZ Tiger. Respecto a buques de patrulla para la Armada Nacional, no ha habido interés técnico en la Fuerza, ha habido ofertas de corbetas...
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