Operando casi siempre de noche, un grupo de pilotos y mecánicos del Ala 35 del Ejército del Aire ha llevado a cabo un duro entrenamiento para obtener la capacitación que asegura al conjunto de las fuerzas especiales españolas la posibilidad de infiltrase/exfiltrarse por vía aérea, entre otras funciones.
Desde hace dos años una de las dos unidades de transporte táctico y logístico, el Ala 35, con sede en la Base Aérea de Getafe, está realizando una minuciosa y continua preparación en el denominado campo de las SOF (Special Operations Force)-Air Operations, que le ha permitido configurar la única fuerza de ala fija en España en este campo.
El Ala 35 seleccionó para asumir esta capacidad a la segunda Escuadrilla de su 353 Escuadrón, el que utiliza la insignia del “Ibis”. Mientras, la otra Escuadrilla y el 352 Escuadrón “Tucán” en su totalidad siguen asegurando el otro rol de la Unidad, el transporte logístico, con los C295 o T.21 según su designación militar.
El resultado del trabajo de la Escuadrilla ha dado como resultado la puesta a disposición del Ejército del Aire, a través de su Jefatura SAO (Special Air Operations) y PR (Personnel Recovery), de una unidad SOATU-FW (Special Operations Air Task Unit-Fixed Wing). Es una de las principales bazas de actuación del MCOE (Mando de Combate de Operaciones Especiales) y el MOPS (Mando de Operaciones), que están bajo el mando directo del JEMAD (Jefe de Estado Mayor de la Defensa). El Gobierno, de considerarlo necesario, también puede poner al SOATU-FW a disposición de nuestros aliados de la OTAN, la UE o la ONU.
Hay que recordar que la eficacia de las fuerzas especiales españolas ha llevado a la OTAN a confiar al MCOE, al mando del experimentado “boina verde” (que distingue a escasos miembros de las fuerzas especiales) general de división Jaime Íñiguez Andrade, la asunción durante 2018 del mando del SOCC (Special Operations Component Command). Estamos ante uno de los cuatro mandos permanentes de reacción rápida de la OTAN, junto al terrestre, naval y aéreo, que componen la internacionalmente conocida NRF (NATO Response Forces), cuyas fuerzas y mando se renuevan anualmente.
“La clave de nuestro continuo entrenamiento en este campo”, nos explica uno de los pilotos de la Escuadrilla, “es pensar, trabajar e integrarnos en el ambiente SOF, lo que exige una gran resistencia mental, que es más importante que la gran preparación física que también se exige”. Este pequeño núcleo de profesionales, que luce en sus monos de vuelo el parche de la calavera que tiene detrás las aspas de San Andrés, se entrena especialmente y de forma continua con los miembros del EZAPAC (Escuadrón de Zapadores Paracaidistas). Este Escuadrón tiene como principal rol el conformar el mecanismo de proyección del poder aéreo (Ejército del Aire) en tierra, sobre una zona hostil, mediante las que se denominan capacidades SOALI (Special Operations Air Land Integration). Junto a los profesionales y helicópteros del 803 Escuadrón conforman, con los apoyos de otras unidades de la institución, la capacidad SOF del Ejército del Aire.
Actualmente el núcleo básico de intervención del 353 Escuadrón en las operaciones SAO lo forman dos aviones C295 y cuatro tripulaciones para lograr una disponibilidad 24/7, como han demostrado durante los sucesivos ejercicios “Flintlock”, que se desarrollan en el duro ambiente de Sahel, organizados por el Mando de Estados Unidos para África, el AFRICOM, con sus exigentes estándares. Así mismo en España el Ejército del Aire, siguiendo el nivel marcado por la OTAN, organiza anualmente los ejercicios “Smara”, en los que los miembros de la unidad SAO del Ala 35 son unos de los grandes protagonistas, tanto a nivel de planeamiento como de ejecución.
La simbiosis con el EZAPAC es tal que en los procedimientos de actuación con los C295 en tareas SAO está estandarizado que los efectivos del Escuadrón se integren con las tripulaciones para, sobre todo, asegurar las zonas de toma de la aeronave. Así mismo el EZAPAC colabora en el entrenamiento de las tripulaciones de la Escuadrilla SAO, con la finalidad de que se forjen en la actuación en ambiente hostil, en los exigentes entrenamientos como los SERE (Supervivencia, Evasión, Resistencia y Extracción), y tiro con sus pistolas HK-USP de 9 mm y los fusiles de asalto G-36, que son sus armas reglamentarias.
“La idea no es que nos convirtamos en un equipo de combate terrestre, pero sí evitar que seamos una carga extra para el EZAPAC en caso de necesidad o situación crítica”, nos comenta un piloto. La colaboración además se extiende a las otras unidades SOF de las FAS (Fuerzas Armadas), como son las del MOE (Mando de Operaciones Especiales) del ET (Ejército de Tierra), con las que este año el Ala 35 ha promovido 11 colaboraciones específicas, aparte de los ejercicios conjuntos organizados por el MCOE. Además también se colabora con la FGNE (Fuerza de la Guerra Naval Especial) de la Armada, llevando hasta la zona de operaciones no solo los “estoles” de esta Fuerza sino a veces a sus lanchas semirrígidas, que también son lanzadas mediante paracaídas, al igual que a estos profesionales que en su mayor parte pertenecen a la Infantería de Marina.
En las prácticas de inserción de unidades SOF por parte del Ala 35 se utilizan regularmente las técnicas de saltos manuales a gran altura o VHA (Very High Altitude), mediante los procedimientos HALO y HAHO, en los que el Ala 35 tiene una gran experiencia, ya que aporta una tripulación y un aparato a los cursos de cualificación en ambas técnicas, que organiza tanto la EMP (Escuela Militar de Paracaidismo) “Méndez Parada” en la Base Aérea de Alcantarilla (Murcia) como la Brigada “Almogávares” VI de Paracaidistas “BRIPAC” en Villanubla y León. (Julio Maíz Sanz)
Fotografías:
·Pilotos de la Escuadrilla SOF del Ala 35 poco antes de iniciar un vuelo nocturno. Foto: Julio Maíz/defensa.com.
·En primer plano un tripulante de la Escuadrilla SOF, en la manga derecha lleva el parche de la calavera, durante una práctica de tiro con pistola junto a un miembro de la EZAPAC. Foto: Julio Maíz/defensa.com.