El Centro de Aviación Histórica de la Sénia (CAHS), en Tarragona, está abordando el proyecto de recuperar el único caza Messerschmitt Bf-109E de los traídos a España en el curso de la Guerra Civil que queda en el país.
Estamos ante una iniciativa del entusiasta de la aviación de la Guerra Civil española José Ramón Bellaubí, que puso en marcha en su localidad natal de la Sénia el CAHS, cuyas instalaciones ya visitó en su momento defensa.com.
Ahora, con la experiencia previa de realizar las réplicas de aviones de dicho conflicto como el caza I-16 y el bombardero SB-2, está en fase de realizar una restauración de un avión de caza Messerschmitt Bf-109E3, en concreto uno de los que trajo y operó la Fuerza Aérea de Alemania o Luftwaffe, encuadrados en la denominada Legión Condor.
La curiosa pero triste historia de este último caza y su piloto, comenzaba el sábado 7 de diciembre de 1940, víspera del día de la Inmaculada Concepción, cuando en el aeródromo del Prat de Llobregat, hoy aeropuerto internacional de Barcelona, se celebraba la festividad de la patrona de la Infantería. Aquella jornada, varios aviones de caza Messerschmitt Bf-109 del recientemente creado (7 de octubre de 1939) Ejército del Aire, habían planeado realizar una exhibición de acrobacia en el aire, entre ellos estaba el Bf-109E3 matrícula 6-130, pilotado por el poco experimentado teniente provisional de Aviación Eduardo Laucirica Charlén, nacido en Bilbao el 13 de diciembre de 1912.
Estos cazas habían sido transferidos al Ejército del Aire por parte de la Legión Cóndor en 1939, al término de la Guerra Civil, tras emplearlos durante el conflicto el Grupo de Cazas J-88, que tuvo desde 1938 base en dicho campo de aviación de la Sénia con el mayor Walter Grabmann al frente. En total, Alemania entregó al Bando Nacional 134 unidades Bf-109, de diversos tipos y variantes, que la Aviación Nacional definió 90 como “bipalas” (versiones B1, C1 y D1) y el resto como “tripalas” de las versiones E1 y la mencionada E3.
Volviendo a la trágica mañana de diciembre de 1940, el teniente Eduardo Laucirica tenía previsto pilotar el por entonces modernísimo Bf-109E3, quizás por última vez, dado que pensaba dejar la institución tras haber participado en la dura Guerra Civil española. Pero algo salió mal, en una maniobra muy forzada no lograría remontar el vuelo y el avión se estrelló en un terreno pantanoso, cerca de la pista de vuelo, entre el aeródromo y la playa de El Prat de Llobregat.
El impacto contra el suelo fue terrible y Laucirica murió en el acto, el avión se hundió en el barro de forma inmediata frente al público. Las dificultades en los días posteriores para rescatar al cuerpo de Laucirica y el aparato hicieron tomar la decisión a las autoridades de darlo por desaparecido en acto de servicio. La prensa del Régimen no publicó referencia alguna al desgraciado accidente hasta el día 8 de marzo de 1941, 3 meses más tarde, cuando con una nota informaba: “Homenaje a la memoria de un aviador. Misa de campaña en el Aeródromo de El Prado (como se denominaba entonces El Prat) en memoria del teniente Eduardo Laucirica fallecido hace unos meses en este aeródromo en acto de servicio.”
En 2002, los trabajos de ampliación del Aeropuerto de El Prat y la construcción de la nueva pista 25L-07R llegaban a los terrenos comprados por la familia del difunto Laucirica poco después del accidente para colocar un pequeño monolito conmemorativo y recordar para siempre donde podía estar el cadáver. La familia solicitó a AENA que hiciera un intento de recuperar el cuerpo de su familiar fallecido en ese accidente, antes de que toda la zona fuera cubierta por la nueva pista.
La búsqueda comenzó el 15 de noviembre y no tardaron mucho en aparecer los primeros restos del aparato, no muy lejos del lugar en el que estaba ubicado el monolito. Casi 62 años después del accidente, una máquina excavadora, bajo la supervisión del Ejército del Aire y de AENA, recuperó los restos del Bf-109 y de Eduardo Laucirica. Actualmente, los restos encontrados del cuerpo del piloto Eduardo Laucirica descansan en el panteón del cementerio de Montjuïc de Barcelona, del ahora Ejército del Aire y del Espacio.
En cuanto a los restos del avión, en noviembre de 2006, cinco años más tarde de su recuperación, llegaban a La Sénia cedidos por el Museo del Aire de Madrid. Así, las piezas del aparato Bf 109E3 6-130 están custodiadas desde entonces en este centro, y algunas han sido expuestas en el Centro de Interpretación del Campo de Aviación de la Sénia, sirviendo de base para la reconstrucción del avión.
Los trabajos de reconstrucción del Bf-109E3 6-130 siniestrado se han basado en la reconstrucción de la mayor parte del avión por etapas. En 2024 se finalizó la 1ª fase, con la reconstrucción del fuselaje, cabina, estabilizadores horizontales, deriva y timón de dirección.
También se ha realizado la catalogación, limpieza y recuperación de todos los restos para ser integrados en la medida de lo posible en el proyecto de reconstrucción del avión entero o que puedan ser expuestos dentro de su contexto.
Así, ya está terminado el interior de la cabina, los controles de vuelo y el panel de instrumentos, así como de los sistemas de oxígeno, los sistemas de control de flaps y los compensadores horizontales. La recuperación del parabrisas y de las capotas acristaladas del cockpit están también finalizadas.
Para este 2025, el CAHS tiene previsto realizar los trabajos de recuperación y montaje del tren de aterrizaje. A continuación, deberá conseguirse una bancada y un motor, modelo Daimler-Benz DB601, dado que aunque se recuperó el motor original de ese mismo modelo, debido a su mal estado (partido en dos secciones) no es adecuado para ensamblarse al nuevo aparato, pero sí para exponerse, por su alto valor histórico.
Se dispone también del buje de paso variable, al que se han ensamblado tres reproducciones de las palas. Cuando se disponga del motor, este buje con las tres palas será acoplado al Messerschmitt, que quedará solo pendiente de instalarle los planos. (Julio Maíz)