El pasado jueves 18 de enero, para conmemorar el centenario del primer aterrizaje en el archipiélago canario de una patrulla de tres aeronaves militares españoles Breguet XIV, en los terrenos del entonces denominado “Páramo de Gando” (Gran Canaria), el Mando Aéreo de Canarias (MACAN) celebró un solemne acto presidido por su máximo responsable, el general de división Francisco Javier Vidal Fernández.
La ceremonia se llevó a cabo junto al histórico torreón o torre de Gando, donde se ha levantado un monolito recordando tal hazaña, ante una amplia representación militar, encabezada por el General Jefe del MACAN, y civil, que incluyó a la delegada del Gobierno en Canarias.
El cronista oficial de Gran Canaria, pronunció una detallada historia de los antecedentes de este hito de la aviación, seguido de una alocución del coronel Jefe de la base aérea de Gando, tras lo cual los representantes de las instituciones públicas, encabezadas por el presidente del Cabildo Insular de Gran Canaria, procedieron a descubrir la una placa conmemorativa que recuerda la llegada de los Breguet XIV A2.
Este histórico raid, denominado Larache-Canarias, no hubiese sido posible sin el compromiso y la generosidad de la sociedad canaria y sus instituciones, pues los aviones fueron adquiridos por suscripción popular en respuesta al reto lanzado en el periódico “La Verdad de Murcia” en 1921, por José Martínez, capitán de la Guardia Civil, para que cada provincia costease la compra de un avión de combate para la aviación militar de entonces, que dependía del Cuerpo de Ingenieros del entonces Ejército español.
El actual Ejército del Aire (en 2022 se añadió del Espacio) no se fundaría hasta 1939. Uno de los argumentos esgrimidos para la adquisición era que el coste de un avión resultaba inferior al de un carro de combate y que contaba con una capacidad de intervenir en las líneas enemigas y una agilidad y versatilidad superiores a las del medio terrestre. El coste por unidad se elevaba a unas 38.000 pesetas de la época.
En el caso de los financiados por los ciudadanos canarios, se decidió que pasasen por el archipiélago, partiendo desde Marruecos, donde estaban basados. Así llegaron a los terrenos del Páramo o Parameras de Gando, donde luego se ubicaría el futuro aeropuerto de la isla, hecho que tuvo lugar de forma oficial años después, el 7 de abril 1930, tras la inspección del secretario del Consejo Superior Aeronáutico, Ernesto Navarro, a las distintas islas para el establecimiento del que, en principio, se denominaba Aeropuerto de Canarias.
Momento, de la inauguración de la placa que recuerda la llegada de los Breguet XIV a Canarias. (foto Ejército del Aire y del Espacio)
Volviendo a 1924 y la llegada de los Breguet XIV, este evento se organizó en un momento de respiro en la contienda del Rif y tras unos años del traumático desastre de Annual, en el verano de 1921, se encuadró en el denominado raid Larache-Canarias organizado por la Aeronáutica Militar, que conformaban tres Breguet XIV A2.
En concreto hablamos de los bautizados como “Gran Canaria”, tripulado por el teniente Juan Martínez de Pinsón y el mecánico cabo Domingo Bosch Guitart; “Tenerife” a los mandos del capitán Rafael Martínez Esteve y el observador teniente Antonio Rexachs Parga y “Archipiélago Canario” operado por el capitán Joaquín Pardo García y el observador capitán Bermúdez de Castro.
Como apoyo voló un hidroavión Dornier Wal, bautizado como “María Antonieta”, que procedía de la base de El Atalayón (cercanías de Melilla), a los mandos iba el capitán Ramón Franco, acompañado por el oficial del mismo rango Más de Gaminde y en él viajaban también el jefe de la expedición, comandante Delgado Brackenbury y uno de los pioneros de la fotografía aeronáutica en España, Leopoldo Alonso, además de los mecánicos Mateo y Parizo. Éste hidro quedó fondeado en el hoy puerto de Las Palmas de Gran Canaria.
En la prensa de la época aparecen, además, algunos datos adicionales que ilustran, aun más si cabe, aquella época pionera de la aviación militar española.
La campaña de la “Verdad de Murcia” fue bautizada como “Aeroplanos del Pueblo”, y fueron 39 los aparatos adquiridos, algunas fuentes citan 40, siendo 17 las provincias contribuyentes registrándose algún avión adquirido, o donado según se mire, a título particular.
La contribución de Canarias fue de cuatro aeroplanos, el cuarto, que no se nombra habitualmente por no haber participado en el raid, fue el “Isla de la Palma”, realmente fue el primero en ser entregado en enero de 1922 en el aeródromo de Tablada en Sevilla, siendo el “Gran Canaria” el segundo en ser entregado, en el mes de junio de aquel mismo año, en el campo de aviación de Cuatro Vientos (Madrid) junto al aeroplano “Madrid” , donado por la provincia capitalina. Al mes siguiente, en Tablada, se reciben por el Ejercito los referidos “Archipiélago Canario” y “Tenerife”, los cuales, junto al “Gran Canaria”, vuelan de inmediato hasta Melilla para participar en las misiones del frente africano. El “La Palma”, no participó en el raid por estar “averiado” según alguna fuente o “destruido”, según otra.
Un incidente ocurrió en Gando, cuya consecuencia fue que la cola del “Gran Canaria” sufrió serios daños al ser embestido en tierra por el “Tenerife”, por lo que no pudo dar el salto a la isla del mismo nombre, quedando en reparación en el incipiente aeródromo a cargo de los mecánicos desplegados.
Ya en Tenerife a la llegada de los otros dos y el hidroavión, tras el aterrizaje en la zona de “El Bailadero” del municipio sureño de Arico del “Archipiélago Canario” , el “Tenerife” al tocar tierra capotó, destrozando la hélice y quedando panza al aire, motivo por el cual y por consejo de mecánicos y técnicos llegados desde Gran Canaria, el Comandante Delgado optó por desmontar las tres aeronaves y replegar la expedición a su base por vía marítima, siendo el Dornier Wal el único que, tras una breve escala en Lanzarote, volvió a su base volando. (Antonio Rodríguez Santana)