En el esfuerzo del Ejército del Aire y del Espacio a las operaciones de auxilio a los damnificados en Valencia por la DANA destaca el tan desconocido como imprescindible apoyo de gestión de las operaciones de los aviones de transporte que llegan y se descargan en el aeropuerto de Valencia-Manises.
La mayoría de las imágenes que nos llegan del auxilio de las Fuerzas Armadas (FAS) españolas a las localidades afectadas nos muestran a sus efectivos quitando el barro y con sus medios retirando coches, escombros, etc., aunque poco se ve de las necesarias labores de apoyo logístico en favor de esa fuerza de auxilio.
La semana pasada, el Ejército del Aire y del Espacio oficializaba, en un discreto mensaje en X, el despliegue por parte del Escuadrón de Apoyo al Despliegue Aéreo (EADA) desde su base en Zaragoza de una Sección de Apoyo al Transporte Aéreo (SATRA) móvil en el aeropuerto de Valencia-Manises. La misión de la SATRA es gestionar la carga y descarga del personal y material que llega y sale desde dicha instalación en los aviones de la Institución, lo que facilita y agiliza en extremo dicha tarea.
Se mostraba la llegada a la plataforma del aeropuerto, tras aterrizar procedente de la base aérea de Gando (Canarias), de un avión de transporte C295, o T-21 según designación militar española, del Ala 35 y el desembarque de militares de la Unidad Militar de Emergencias (UME) de Gran Canaria, con el apoyo de la gestión de los integrantes de la SATRA, que se unían al resto del personal de las FAS que se encuentran desplegados en las zonas afectadas por la DANA en Valencia.
El EADA y su Unidad “hermana”, el Segundo Escuadrón de Apoyo al Despliegue Aéreo (SEADA), son unas auténticas “navajas suizas” del Ejército del Aire y del Espacio, dadas las múltiples capacidades que proporcionan en el campo de: la seguridad, defensa antiaérea y anti UAS (), despliegue y mantenimiento de las condiciones de las operaciones de las unidades aéreas, tanto en España como en el extranjero.
Paralelamente, durante una de sus frecuentes intervenciones ante los medios, el teniente general Javier Marcos, al frente de la UME, hizo una especial mención a la actividad de los aviones de transporte del Ejército del Aire del Espacio, para traer fuerzas de refresco hasta Valencia desde todos los rincones de España.
Un C295 del Ala 35 aterrizando en el aeropuerto de Valencia-Manises. (foto Ejército del Aire y del Espacio)
Regreso a Valencia
Así, tras 25 años de ausencia, personal del Ejército del Aire y del Espacio está volviendo a operar de forma estable en el aeropuerto de Valencia-Manises, dado que entre 1944 y 1999 en buena parte de esta instalación aeronáutica estuvo activa la denominada base aérea de Manises. Durante buena parte de estos estos 55 años fue sede del Ala de Caza número 1, que voló desde finales de los años cincuenta del pasado siglo años con los míticos cazas North American F-86F Sabre.
En 1965 la Unidad, del entonces Ministerio del Aire, pasó a ser el Ala 11, que sería la encargada de operar los por entonces reactores supersónicos de última generación franceses, Dassault Aviation Mirage-III; de hecho, en junio de 1970 aterrizaban en Manises los primeros ocho aviones encargados a Francia, para sustituir a los Sabres. Desde ese momento, el Ala 11 se convirtió con dichos aviones de combate, que por su ala delta se les denominaba como “plancheta”, en el más moderno bastión de la defensa aérea.
A finales de los noventa del pasado siglo se decidió, principalmente por ahorros de costes, cerrar la instalación, que finalmente fue desmantelada y clausurada el 29 de julio de 1999, tras 55 años de historia, pasando el Ala 11 a tener sede en la base aérea de Morón (Sevilla), donde actualmente sigue operando con sus modernos aviones de combate Eurofighter. (Julio Maíz)