Fairchild-Republic A-10 Thunderbolt II
Revista Defensa nº 449, septiembre 2015, Vicenzo E. Laganá
Vicenzo E. Laganá, 3 de mayo de 2017
Como es conocido, Estados Unidos está entre las naciones occidentales que reservan para sus gastos militares uno de los más altos porcentajes de PIB (Producto Interior Bruto)(1). A pesar de las enormes cantidades de dinero, la maquinaria militar de Estados Unidos requiere un manejo cuidadoso, que implica cortar cualquier desperdicio o gasto innecesario, para asignarlo a programas considerados como prioritarios. Para lograr este objetivo, en el ámbito de la aviación la tendencia general es utilizar aviones multirrol, en sustitución de los especializados en un único papel. En el pasado reciente han pasado por este tipo de hachazos proyectos de alto perfil, como el F-117, avión furtivo (stealth) que estuvo en servicio de 1983(2) a 2008, un lapso de tiempo particularmente breve para una aeronave de nueva concepción. El mismo fin, es decir, la retirada anticipada con respecto a los planes previstos, podría ocurrir con el Fairchild-Republic A-10 Thunderbolt II. De hecho, en el documento de presupuesto de 2015(3), la USAF pide el retiro de toda la flota de 283 aviones de ataque A-10 actualmente operativos entre ese año y 2019.
Su baja debería ahorrar 3.700 millones de dólares en un plazo de cinco años, recursos que beneficiarían a otros programas, como el Lockheed-Martin F-35 Lightning II. Esta decisión desencadenó un amplio y áspero debate a nivel político, militar y en la prensa especializada. Sustancialmente, los que apoyan esa decisión sostienen que el A-10 está demasiado especializado (actualmente realiza prioritariamente misiones CAS(4) y CSAR(5)) como para ser mantenido en servicio con...
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