Hace unos días, en la Base Aérea de Alcantarilla tenían lugar unos ejercicios de adiestramiento en el salto paracaidista automático y manual protagonizados por personal cualificado de la Fuerza de Guerra Naval Especial (FGNE) de la Armada española, despliegue que es habitual por parte de ese colectivo y de otros que pasan por esas instalaciones murcianas para aprender las técnicas de salto o para mantenerse operativos.
Había otro gran protagonista esa jornada: el pequeño avión de transporte multipropósito C212 “Aviocar”, un aparato de diseño y fabricación española que, originario de Construcciones Aeronáuticas SA (CASA), ha tenido un gran éxito internacional y del cual se ha vendido una cifra próxima a los 500 ejemplares.
Observando, como he hecho en otras ocasiones que he estado en esas instalaciones, la actividad de vuelo intensa que realizan los pocos C212 que allí quedan operativos tuve una reflexión personal. ¿Por qué no dar un nuevo impulso técnico más intenso a una plataforma que realiza cometidos muy concretos y lo hace con un elevado y positivo ratio de coste-eficacia?
El tamaño del fuselaje del C212 es lo suficientemente amplio como para llevar a una veintena de paracaidistas, transportar munición o desplazar de un punto a otro repuestos con rapidez. (Octavio Díez Cámara)
Esa afirmación personal seguramente la sustenta también quien opera los C212 “Aviocar”, el Ejército del Aire y del Espacio. Se trata de un avión que, en el caso que describimos, despega con paracaidistas, alcanza una determinada altura en función del tipo de lanzamiento, realiza un breve tránsito para que el personal salte y aterriza para volver a realizar más vuelos durante las jornadas de formación.
Lo emplean también con intensidad la Escuela Militar de Paracaidismo “Méndez Parada”, la Patrulla Acrobática Paracaidista PAPEA, el Escuadrón de Zapadores Paracaidistas (EZAPAC), que es la Unidad de Operaciones Especiales del Ejército del Aire y del Espacio, o el Regimiento “Zaragoza” nº 5 de paracaidistas del Ejército de Tierra.
El C212 “Aviocar”, que comenzó sus vuelos en 1974 y sigue siendo usado en otros cometidos en el EA, es un avión antiguo y gastado, y ha sido reemplazado parcialmente con los CN-235 y C-295 de Airbus, aunque esas plataformas son mayores y de mejores prestaciones. No obstante, este pequeño aparato ofrece unos niveles de versatilidad, operatividad y eficiencia únicos, además de tener un bajo coste de sus horas de vuelo y de requerir un mantenimiento no tan complejo ni oneroso como otros aviones.
En la Escuela Militar de Paracaidismo siguen extrayendo un rendimiento óptimo a sus C212 “Aviocar”. (Octavio Díez Cámara)
Es un bimotor propulsado por turbohélices que, además de servir para formar a sus tripulantes en una metodología de vuelo que incluye operaciones STOL de aterrizaje y despegue corto en pistas semipreparadas, ofrece unas prestaciones notables y que requiere un impulso técnico.
Mi reflexión personal es clara: necesitaríamos más del avión de transporte C212 “Aviocar” para ciertos cometidos de adiestramiento y también para otras misiones de lo más variado. Sería bueno obtenerlos nuevos, aunque la línea de fabricación española se cerró sobre 2012. Su coste de compra sería bajo.
Otra opción, esta con mayores posibilidades, sería complementaria a la decisión de mayo de 2022 de modernizar 4 C212 “Aviocar” del tipo T.12B por 3,1 millones de euros, proceso adjudicado a la Compañía Española de Técnica Aeronáutica (CETA). Si el prototipo de esa mejora ha dado prestaciones positivas y la actualización prevista ha llegado a implementarse de forma definitiva, no sería nada descabellado buscar algunos ejemplares más y aplicarles un impulso técnico con un proceso de actualización aún más integral -cabina y controles digitales, turbinas o hélices,…- que permita mantener una quincena de C212 “Aviocar” en activo y que sigan volando con seguridad y eficacia durante al menos esta década y la próxima. (Octavio Díez Cámara)