La duda estriba ahora en si fue solamente un defecto puntual de ese modelo o habría que investigar toda la flota de los F-35. Ahora mismo habría un total de 51 modelos afectados, de los que 34 están orientados al entrenamiento en Arizona y Florida, más otros 17 que son utilizados en pruebas. Por otra parte, el pasado 14 de febrero se habría detectado, de manera aún inexplicable, un caso de humo en cabina.
El “Joint Strike Fighter”, nombre con el que se conoce al programa de los F-35, es el programa de Defensa más caro de la historia, con un coste de 396.000 millones de euros para el Pentágono, lo que cifra el monto por unidad en 300 millones de dólares. El “Joint Strike Fighter” será quizás el último caza de combate tripulado, junto con el F/A-22 Raptor, fabricado en EEUU. Este último arrastra también una larga trayectoria de problemas, al punto de que los propios pilotos de la Fuerza Aérea de EEUU denunciaron el peligro a los mandos del F-22 Raptor por "dejar a los militares enfermos", ante los casos detectados de pérdida del conocimiento y falta de oxígeno durante las pruebas de vuelo. (Javier Martínez)