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Domingo, 8 de septiembre de 2024 Iniciar Sesión Suscríbase

¿Se pudo prevenir el ataque japonés a Pearl Harbor?

Figura 1. Fotografía tomada desde un avión japonés poco después del comienzo del ataque a Pearl Harbor. Un torpedo acaba de alcanzar al USS West Virginia en el lado más alejado de la isla Ford (centro). Aviones japoneses son visibles en el centro (sobre la Isla Ford) y a la derecha, sobre el Astillero Naval
Figura 1. Fotografía tomada desde un avión japonés poco después del comienzo del ataque a Pearl Harbor. Un torpedo acaba de alcanzar al USS West Virginia en el lado más alejado de la isla Ford (centro). Aviones japoneses son visibles en el centro (sobre la Isla Ford) y a la derecha, sobre el Astillero Naval
Como es bien sabido, Japón atacó por sorpresa la base naval de Pearl Harbor en la mañana del 7 de diciembre de 1941 (figura 1). Lo primero que pensó Harold Zahl cuando se enteró del ataque japonés fue en el radar SCR-270, equipo en cuyo desarrollo y puesta a punto había participado activamente desde 1936 en el SCL (Laboratorio del Cuerpo de Señales). Sabía que ese equipo de alerta temprana estaba desplegado en Hawái.

Era una pregunta que sobresalía por encima de cualquier otra, especialmente a medida que iban conociendo la magnitud del desastre. Durante una década, los miembros del SCL implicados habían dedicado sus vidas profesionales a idear los medios para evitar precisamente esto y ahora todo se había ido al traste. 

¿Había fallado?

La respuesta es rotunda: no, el instrumento había funcionado perfectamente, pero en vano. La responsabilidad por no haber actuado conforme a la advertencia que proporcionó el radar, puede fijarse con nombres y apellidos, tal y como veremos en este artículo.

  1. La instalación del radar de alerta temprana en Oahu en el verano de 1941

El objeto del ataque japonés era la destrucción de la Flota del Pacífico de Estados Unidos, comandada por el Almirante Husband E. Kimmel. Cuando la flota estaba amarrada en puerto, la protección contra posibles ataques aéreos o terrestres correspondía al Departamento del Ejército de Hawái (bajo el mando del Teniente General Walter C. Short).

La clave de la defensa aérea era la alerta temprana, algo que muy pocos meses antes los mandos británicos habían comprendido desde el primer momento y que había motivado la puesta en funcionamiento de la red Chain Home. Ideas similares habían guiado el trabajo de preguerra en los NRL (Laboratorios de Investigación Naval) y del SCL. Lo que no hubo en Hawái fue la comprensión de que el radar daba avisos de sólo 20 a 50 minutos y que la utilización de esta preciosa advertencia requería de una organización cuya complejidad, como poco, igualaba a la del propio equipo de radar.

En Pearl Harbor se estaba organizando un sistema de alerta temprana basado en equipos de radar del modelo SCR-270, que empezaron a llegar durante el verano de 1941. Al mando del mismo se puso al comandante Kenneth P. Bergquist, y como ayudante al capitán de corbeta William E. G. Taylor, que había prestado servicio como piloto de caza embarcado y en tierra durante los primeros años de la guerra en la RAF.

Allí adquirió experiencia en la dirección de los cazas británicos mediante el radar y alcanzó un conocimiento bastante amplio de las complejidades inherentes al uso efectivo del radar. Bergquist fue designado para que estableciera un Centro de Información basado en la alerta que proporcionaba el radar, aunque sin estar dotado adecuadamente de personal especializado.

El SCL comenzó a instalar cinco equipos SCR-270 (figura 2) y a formar a los operadores y al personal de mantenimiento. La principal deficiencia era que los aparatos debían instalarse en lugares donde no había energía eléctrica y no se podían instalar líneas eléctricas, por lo que debían funcionar con generadores, que sufrían frecuentes averías, lo que limitaba severamente las horas dedicadas al entrenamiento con los equipos. Finalmente, pudieron construir un pequeño Centro de Información en Fort Shafter (figura 3) con líneas telefónicas tácticas y administrativas para dar apoyo a los cinco radares en funcionamiento.

En diciembre los radares funcionaban y los operadores de los equipos hacían pruebas durante las pocas horas diarias en que podían, pero sin conexión con el control de cazas ni con los oficiales de enlace, lo que dejaba al Centro de Información de la cadena de defensa desprovisto de información sobre sus propios recursos disponibles: interceptores, bombarderos, aviación naval y artillería antiaérea.

Estación de radar SCR-270 de Opana, donde se detectaron los aviones japoneses que atacaron Pearl Harbor el 7 de diciembre de 1941, desde las 7:02 de la mañana hasta que se perdió la señal sobre las 7:40 de la mañana.

Figura 2. Estación de radar SCR-270 de Opana, donde se detectaron los aviones japoneses que atacaron Pearl Harbor el 7 de diciembre de 1941, desde las 7:02 de la mañana hasta que se perdió la señal sobre las 7:40 de la mañana.

Así, el 7 de diciembre, el pequeño Centro de Información habilitado por Bergquist y Taylor era capaz de rastrear las advertencias que suministraban los SCR-270, pero no tenían ningún equipo que ayudara a identificar las diversas señales que se mostraban en los osciloscopios, ni de averiguar si las señales procedían de aviones amigos u hostiles,  pues los radares no disponían de la técnica de identificación Amigo-Enemigo (IFF) ni la tendrían hasta varios meses después.

Si a través de algún proceso “mágico” decidían que un objetivo concreto de radar era hostil, no podían hacer nada más que avisar a algún oficial al mando. Además, no había líneas telefónicas que conectaran el Centro de Información con alguna unidad de combate capaz de hacer uso de la información, es decir, no había cazas en situación de alerta, listos para despegar.

Situación de la estación de radar de Opana (1), de la base naval de Pearl Harbor (2) y del Centro de Información de Fort Shafter (3), en la isla de Oahu

Figura 3. Situación de la estación de radar de Opana (1), de la base naval de Pearl Harbor (2) y del Centro de Información de Fort Shafter (3), en la isla de Oahu

  1. Oahu, 7 de diciembre de 1941, 7.02 de la mañana

En la fatídica mañana del domingo 7 de diciembre, los soldados rasos Joseph L. Lockard y George E. Elliott operaban en solitario el SCR-270 situado en Opana, el radar más septentrional de la isla de Oahu (figura 3). Por órdenes del general Short, estaban limitados a operar entre las 4 y las 7 de la mañana. Lockard tenía experiencia con el aparato y estaba enseñando su uso a Elliot. Un camión debía llegar a las 7 para llevarlos a desayunar y dejar el reemplazo, pero el camión se retrasó y Elliott preguntó si podían continuar con su entrenamiento, a lo que Lockard accedió.

A las 7:02 Elliott vio un reflejo en el osciloscopio del equipo (figura 4) situado a una distancia de 210 km, que era la mayor señal que había visto nunca a esa distancia, según declararía años después en la comisión habilitada por el Congreso de los Estados Unidos para saber qué pasó en Pearl Harbor ese día.

Se trataba de una gran formación de aviones volando desde el norte directamente hacia ellos. Decidieron llamar al Centro de Información, pero no obtuvieron respuesta. Les pareció lo suficientemente importante, aunque no estaban seguros de por qué, como para intentarlo de nuevo y finalmente hablaron con el Teniente Kermit A. Tyler, a quien se le había ordenado observar el ejercicio de la mañana para familiarizarse con los procedimientos como primer paso para convertirse en controlador de cazas.

Imagen del radar situado en Opana: la pantalla del radar SCR-270 a las 7:02 de la mañana del 7 de diciembre de 1941, mostrando lo que resultó ser una fuerza de aviones japoneses situados a 210 km, a punto de atacar Pearl Harbor

Figura 4. Imagen del radar situado en Opana: la pantalla del radar SCR-270 a las 7:02 de la mañana del 7 de diciembre de 1941, mostrando lo que resultó ser una fuerza de aviones japoneses situados a 210 km, a punto de atacar Pearl Harbor

Tyler no tenía ninguna otra función operativa y no tenía forma de saber qué clase de formación de aviones habían detectado en Opana. Sabía informalmente por un amigo del mando de bombarderos que había vuelos de una formación de bombarderos B-17 sobre las islas Hawái de camino a Filipinas, pero no sabía nada oficialmente. También le habían dicho que los vuelos utilizaban una emisora local (KGMB), que emitía música hawaiana ininterrumpidamente durante toda la noche, como ayuda a la navegación y había observado que la emisora había estado emitiendo precisamente esa noche.

Por consiguiente, pensó que lo que estaba viendo la estación de Opana era una formación de los B-17 y les dijo a Lockard y Elliot que no le dieran más vueltas. Efectivamente, había un vuelo de doce B-17 con destino a la isla, pero no era eso lo que producía la señal, sino los aviones de los portaaviones japoneses. Lockard y Elliott continuaron rastreando los aviones hasta las 7:39, cuando los perdieron a una distancia de 35 km de Oahu, una vez que la topografía de la isla interfirió con el haz del radar. El ataque de la primera oleada empezó a las 7.55.

  1. La investigación posterior

Después del ataque hubo muchas investigaciones sobre las causas del desastre, todas recogidas por el servicio de publicaciones del Congreso de los Estados Unidos (figura 5) y dieron lugar a algunas interpretaciones con intenciones realmente perversas: dos soldados rasos y un teniente interrogados con la velada insinuación de que podrían haber salvado la base naval. Finalmente, la mayor parte de la culpa de la debacle se les atribuyó al general Short y al almirante Kimmel, mientras que los soldados Lockard y Elliot fueron aclamados como héroes.

Una de las sesiones del Congreso realizadas para investigar qué pasó en Pearl Habor el 7 de diciembre de 1941. En la pared del fondo están desplegados varios mapas de la isla de Oahu

Figura 5. Una de las sesiones del Congreso realizadas para investigar qué pasó en Pearl Habor el 7 de diciembre de 1941. En la pared del fondo están desplegados varios mapas de la isla de Oahu

La estación Opana siguió a los aviones japoneses que volaban de regreso a sus portaaviones hacia el norte, pero esta información se perdió en la confusión del día. A nadie del Ejército se le ocurrió informar a la Marina sobre el contacto del radar de Opana hasta dos días después. El trazado del radar de Opana mostraba la trayectoria que habían seguido los aviones japoneses hasta Oahu, una valiosa pista sobre la ubicación de los portaaviones desde los que habían despegado.

Si la Marina de Estados Unidos hubiera tenido esa información el 7 de diciembre, podría haber encontrado y atacado esos portaaviones, pero sin ella, la Marina buscó hacia el oeste y el suroeste en lugar de hacia el norte. El resto de la historia es muy conocida. (Ignacio Mártil, Catedrático de Electrónica de la Universidad Complutense de Madrid y miembro de la Real Sociedad Española de Física)

Nota. Una parte del contenido de este artículo está recogido en los Capítulos 2 y 8 de mi libro “El Radar en la historia del siglo XX. Una de las armas decisivas de la Segunda Guerra Mundial

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