Con esa decisión, que fue rubricada sólo hace unos días, Rusia podrá llegar a tener, según datos oficiales, un total de 2.040.000 soldados. La decisión podría estar directamente relacionada con la intervención en Ucrania, donde los rusos están activos contra los ucranianos en unos enfrentamientos que les están llevando a tener -según datos de diferentes orígenes- un número de bajas tan importante que algunos cifran en torno a las ochenta mil.
Los sistemas de armas de Rusia se beneficiarán de una situación en la que habrá más fondos para su evolución y desarrollo. También más personal. (MD Rusia)
Por esa necesidad, y porque el entorno internacional podría aconsejárselo a Rusia de cara a hipotéticas tensiones con otras naciones, Putin ha apostado por dar más entidad a las Fuerzas Armadas de Rusia. Con la llegada de más personal a las unidades empeñadas en proporcionar la verdadera capacidad de combate se dispondría de un millón ciento cincuenta mil efectivos empeñados en cometidos propios de los enfrentamientos armados.
Esa necesidad, que según lo que se transmite en el Decreto rubricado por Putin debería estar lista a partir del próximo 1 de enero de 2023, ya se manifestó hace unos años, pues en 2017 se incrementaron las cifras de militares en casi catorce mil efectivos.
Las sanciones sobre Rusia podrían tener unos efectos menores a los que inicialmente preveían los países occidentales y sus FAS salir beneficiadas. (MD Rusia)
Época de cambios
Tras una reciente visita a Army 2022 en Moscú, tengo la percepción personal de que se van a ir produciendo otros cambios, unos motivados por la situación de lucha en Ucrania y otros consecuencia de las sanciones internacionales. Unos y otros, incentivados por Putin, van a ser importantes para las Fuerzas Armadas rusas porque van a permitir que reciban nuevos sistemas de armas más capaces y surgidos de una mejor tecnología.
Deberán reponerse los sistemas perdidos en la guerra, que son muchos en el entorno de los carros de combate, blindados y sistemas de Artillería terrestres; tendrán que adquirirse otros para solventar problemas detectados, y se deberá apostar por conseguir tecnologías propias que eviten las restricciones de adquisiciones generadas por las sanciones.
Seguro que va a ser un problema real para Rusia a corto plazo, pero también es seguro que, porque tienen recursos y voluntad, van a salir airosos de esa situación problemática y van a contar, más pronto que tarde, con una mejor capacidad de su industria de Defensa para generar los recursos y armas que sus ejércitos requieran en un futuro a medio y largo plazo. Con ello, incidirán también en una mejor predisposición para vendérselos a terceros países, una apuesta que va a mellar las previsiones de los países occidentales en torno a las presiones inicialmente generadas en Rusia. (Octavio Díez Cámara)