Unos 1.200 soldados de las Fuerzas Armadas de Uruguay aún viven en barrios marginales de Montevideo y las principales ciudades del interior del país, otro tanto lo hacen dentro de las unidades militares por carecer de alternativas, otros como agregados de familiares o amigos y otros sometidos a difíciles condiciones de arrendamiento. Ante este panorama, el titular de la cartera de Defensa, Armando Castaigndebat , ha decidido priorizar la tramitación de alternativas de viviendas para el personal más comprometido.
Debido al crecimiento exponencial del flagelo del narcotráfico en los últimos 15 años, que incrementó la violencia de forma dramática en los principales centros urbanos del Uruguay, ya se comienza a hablar de mayor o menor integración del universo castrense en las fuerzas policiales en este combate, la necesidad de apartar a los uniformados de los barrios problemáticos (en menor medida, en la Policía, con mejores sueldos, también se da algo de esta situación), los focos de microtráfico o de trasiego clandestino de armas.
El ministro de Defensa se propone, con ayuda de su colega de la cartera de Vivienda, haber reinstalado a la máxima cantidad posible de efectivos en viviendas decorosas, e inclusive, instrumentar alguna bonificación a nivel de transporte público hacia y desde sus lugares de trabajo para el personal de menores salarios como medio de incrementar sus emolumentos.
Asimismo, según el subsecretario Rivera Elgue, se impone una mejora en la atención sanitaria al personal militar, ya que un tercio tiene sus necesidades en la materia no del todo satisfechas, mientras, dados los bajos salarios comparativos que ofrece Defensa a médicos y demás profesionales de la salud ,son menores tanto a la oferta en el resto del Estado o la esfera privada. Asimismo, Uruguay es uno de los pocos países del mundo en el cual parte de este personal universitario puede llegar a revistar en las Fuerzas Armadas con grado de subalterno, lo que constituye otro gran desestímulo. (Javier Bonilla)