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Sábado, 23 de noviembre de 2024 Iniciar Sesión Suscríbase

Aviones agresores para entrenar a los pilotos de combate: un mercado en auge

La creciente complejidad de los aviones de combate y las operaciones aire-aire reclaman una exigente formación para los pilotos de combate. El rol que juegan los cazas que actúan como fuerza opositora en ese entrenamiento, los denominados aviones agresores, es una creciente necesidad, que cada vez más se proporciona desde empresas privadas.

Durante la II Guerra Mundial, en 1939-1945, las más potentes fuerzas aéreas intervinientes se empezaron a dotar con pequeñas unidades formadas principalmente con aparatos capturados al enemigo, para simular las situaciones de combate que se iban a encontrar sus pilotos de caza luego en el frente.

Tras la guerra, la mayoría de esas unidades se desactivaron y prácticamente se olvidó dicha fase de instrucción a sus pilotos de combate en la inmediata posguerra. Por entonces, los aparatos de combate de la USAF obtenían espectaculares ratios de victorias frente a sus pocas pérdidas  con sus reactores F-86 Sabre frente a sus oponentes soviéticos Mikoyan MiG-15 en el curso de la Guerra de Corea (1949-53).

En la siguiente década, Estados Unidos debió enfrentar otro conflicto en Asia, en este caso en Vietnam, a partir de 1964, donde operaban los aparatos de la USAF, la US Navy y el US Marine Corps.  Según avanzaba la guerra, los combates entre los aparatos norteamericanos con los cazas rusos MiG-17 y MiG-21 aquellos ratios de Corea fueron bajando a favor del enemigo hasta mínimos, lo que alarmó al Departamento de Defensa de Estados Unidos, o  US DoD (Department of Defense).

Así, se empezó a diseñar la creación de unidades propias dedicadas al entrenamiento de combate aéreo contra aparatos enemigos, que recibieron la denominación de fuerza opositora (Opposing Forcé), dado que se simulaba la lucha contra los aparatos  de las  naciones comunistas, por lo que también se bautizaron como Red Air.

 

Uno de los agresores F-16C de la USAF. Su gran demanda y costes, motivó la creación de empresas privadas que proporcionan el servicio (foto Alan Wilson/Wikimedia).

 

Así, en 1968 la US Navy creaba una primera escuela dedicada a simular los combates contra una Red Air, que se ponía en marcha en marzo de 1969 en la Estación Aérea Naval, o NAS (Naval Air Station), de Miramar, en San Diego (California), con la denominación de Escuela de Armas de Caza Naval, o NFWS (Navy Fighter Weapons School), más conocida como Top Gun, que inmortalizaría y popularizaría un film homónimo de 1986 protagonizado por Tom Cruise. Tal y como se ve en la película, en el duro entrenamiento de los pilotos de la US Navy a los mandos de sus F-14 se enfrentaban a los pequeños A-4 Skyhawk, que simulaban ser los MiG-17, a los que se sumaron biplazas T-38 cedidos por la USAF para evocar a los mucho más rápidos y modernos  MiG-21.

 

Expansión y externalización

 

Poco después la USAF comenzó a crear unidades similares, que designó como escuadrones de Agresores, equipados también con T-38, que fueron asignados a su macro Base Aérea de Nellis (Nevada),  que fueron sustituidos sucesivamente por los derivados F-5E/F y, posteriormente, por los más modernos y potentes F-15 y F-16 y, a futuro, con los aviones de combate de 5ª generación F-35A.

Los sucesivos conflictos aéreos llevaron  a una expansión de esta formación, que condujo a una cada vez mayor potenciación de las unidades agresoras, o Aggressor Squadron en la USAF o de Adversary Squadron  en la US Navy y el US Marine Corps. Progresivamente, otras fuerzas aéreas de Europa, incluida la antigua URSS (Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas)  y su heredera Rusia, y de países asiáticos, como Japón, Taiwan y la pujante República Popular de China,  se dotaron de unidades de aviones de combate agresores.

 

Ya entrado el siglo XXI, la cada vez mayor demanda de formar pilotos en las tácticas de combate aéreo disimilar, o DACT (Dissimilar Air Combat Training) por parte de Estados Unidos y sus principales aliados de la OTAN y en plena revisión de los costes operativos, llevó a recurrir a la externalización de estos servicios.

Empezaron a surgir en Estados Unidos compañías privadas especializadas en suministrar servicios con flotas de aviones agresores, como fue el caso de Draken International en 2012, a la que siguieron otras, como TacAir, Top Aces, Air USA, Textron Airborne Tactical Advantage Company (ATAC) y la canadiense Top Aces, entre otras. 

 

Tres F-5E “Tiger II”, que en 1976-88 equiparon el  527° Escuadrón de agresores de la USAF (foto USAF).

 

Los altos costes de formación de los pilotos de las fuerzas aéreas y, sobre todo, los operativos de sus modernas aeronaves de última generación, dan cada vez más campo a las compañías privadas, que pueden suministrar esos servicios a unos costes más bajos. A finales de la pasada década, solo la USAF, otorgó contratos por un importe abierto de entre 6.400 a 7.500 de dólares con siete compañías privadas para facilitar los servicios de entrenamiento con aparatos agresores hasta 2024.Esta demanda de servicios Red Air ha llegado hasta el otro lado del Atlántico.

La Luftwaffe alemana, tras usar primero los MiG-29 heredados de la disuelta República Democrática de Alemania, contrató la pasada década los servicios de Top Aces, que proporcionó sus A-4N Skyhawk, que además modernizó con un radar de barrido electrónico activo AESA (Active Electronically Scanned Array).

 

Aunque las compañías privadas se empezaron dotando de aviones de modelos de combate  ya superados, o entrenadores como los L39, L-159, Alpha Jet, Hunter, Draken, MB-339, Strikemaster, Kfir, MiG-21, etc., fueron sometidos normalmente a importantes modernizaciones, como la mencionada de los A-4N de Top Aces, para poder enfrentarlos a los cazas de las generaciones 4ª, 4,5ª e, incluso últimamente, de 5ª de sus clientes. A estos modelos se han ido sumando cazas  relativamente más modernos, dados de baja por diferentes fuerzas aéreas, como sería el caso de los Dassault Mirage F1 retirados del servicio por España y Francia, que fueron adquiridos por Draken International y Textron ATAC, respectivamente.

 

Nuevas incorporaciones

 

El otro recién llegado a las empresas de suministro de DACT ha sido el General Dynamics (actualmente Lockheed Martin) F-16 de las primeras series. Draken ha ido comprando lotes dados de baja por Israel, Países Bajos y Noruega. También Francia, uno de los países más punteros de defensa en Europa, acaba de anunciar que la empresa de servicios de defensa aérea ARES (Advanced Redair European Squadron) incorporará próximamente la actual flota de cazabombarderos Dassault Aviation Mirage 2000-5 EDA/DDA de la Fuerza Aérea de Catar. Aunque no ha precisado el precio que habría pagado al Gobierno de Doha, si se sabe que en la operación interviene Dassault, además de las industrias de defensa Thales y Safran y otros inversores externos.

 

A diferencia de otras aviaciones de combate, como las de Estados Unidos o Alemania, el  Ejército del Aire y Espacial, o Armée de l’Air et de l’Espace (AAE) de Francia ha sido tradicionalmente reacio a contratar servicios de aviones agresores externos,  que actualmente cubre parcialmente  con el concurso de los aviones de entrenamiento Alpha Jet de su Escuadrón 3/8 Côte d'Or. Las necesidades de adiestrarse en enfrentamientos aéreos de alta intensidad exigirá a la AAE contar con aparatos de más altas capacidades que los biplazas Alpha Jet, además que su inventario de Mirage 2000 y, principalmente, de Dassault Rafale, está muy ajustado, para destinar una unidad al rol de escuadrón agresor.

 

Uno de los A-4N “Skyhawk” de Discovery Air (Top Aces) aterrizando en Gando, Canarias (foto Julio Maíz).

 

Estamos ante un problema no único de Francia, sino que afecta a buena parte de las fuerzas aéreas europeas, como analiza la Agencia Europea de Defensa,  o EDA (European Defence Agency). La necesidad de las aviaciones militares del Viejo Continente sería del orden de las 22.000 horas de vuelo durante los próximos cinco años, lo que representa unos potenciales contratos por más de 300 millones de euros. En este aspecto, otras dos empresas francesas de servicios de seguridad y defensa, o ESSD (Enterprise de Services de Sécurité et de Défense), se están preparando para satisfacer esas necesidades de su nación en este campo.

 

Procor está acabando de poner en vuelo 9 Mirage 2000B/C que sirvieron con los colores de la Força Aérea Brasileira durante en torno a 8 años. Estos aviones de combate, adquiridos en 2019 al Ministerio de Defensa de Brasil,  eran los supervivientes de la docena que había comprado en 2005 de segunda mano a Francia, y entregados entre 2006 y 2008. Paralelamente, la otra gran ESSD, ARES, surgida de la fusión entre SDTS y Secareo, informó de que habría cerrado la operación de compra de al menos 18 Mirage 2000 para completar su flota, actualmente compuesta por 9 reactores de entrenamiento Aermacchi (hoy Leonardo) MB339C. (Julio Maíz Sanz)

 

Fotografía portada: Draken International se dotó de los antiguos “Mirage F1” del Ejército del Aire español.

 

 

 


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