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La Operación Cañón el Dorado que Reagan ordenó contra la Libia de Gaddafi

Ayer noticia

(Revista Defensa nº 404, Diciembre 2011) Hace 25 años. La Libia del coronel Gaddafi sufrió una rápida y controvertida misión de bombardeo por parte de las Fuerzas Aéreas de los Estados Unidos. La Operación “El Dorado Canyon” fue ordenada por el presidente Ronald Reagan como consecuencia del atentado terrorista, atribuido a personas ligadas a Libia, ocurrido el 5 abril de 1986 en una discoteca de Berlín (Alemania), frecuentada por personal militar estadounidense, provocando tres muertos y 230 heridos, de los cuales un fallecido y 50 supervivientes eran norteamericanos.

Precedentemente hubo muchos episodios de fricción entre Estados Unidos y Libia, acusada de apoyar económica, política y materialmente a algunos grupos terroristas internacionales. El 19 de agosto de 1981, la tensión entre las dos naciones llegó a un encuentro armado, con un duelo aéreo en los cielos del Golfo de Sirte entre tres Grumman F-14A Tomcat de la US Navy (que habían despegado del portaaviones USS Nimitz) y un par de Sukhoi Su-22 Fitter de la aviación libia. En el breve encuentro, los dos cazas africanos fueron derribados.

La Operación Cañón El Dorado se activó el 15 de abril de 1986, sólo diez días después del atentado de Berlín, y la prensa internacional la describió como una misión planificada en el lapso de pocas jornadas, prácticamente entre que ocurrió ese suceso y la efectiva ejecución y, por tanto, con las defensas aéreas libias pilladas por sorpresa. En realidad, se planificó poco antes del atentado, llevando a cabo misiones de entrenamiento y una precisa selección de objetivos.

Por lo que se sabe, inicialmente la Operación se pensó para ser puesta en práctica por aeronaves de la US Navy basadas en los dos portaaviones de la VI Flota, constantemente basados en el Mediterráneo. La única crítica se refiere al número de aeronaves de ataque empleados, con toda probabilidad insuficientes para destruir los objetivos asignados en una única misión, elemento fundamental para mantener el efecto sorpresa y limitar al máximo las posibles pérdidas. El que se desplazara otro portaaviones al Mediterráneo se consideró como no aconsejable, pues habría alertado a los libios.

Sin embargo, en este contexto la USAF no quería participar como espectadora y presionó para hacerlo con un componente de ataque propio. Así se insertó en lo que sería El Dorado Canyon con una parte alícuota de F-111F del 48th Tactical Fighter Wing (Ala Táctica de Caza), basado en RAF Lakenheath (Reino Unido). La misión preveía un vuelo directo desde Inglaterra, atravesando el espacio aéreo de los países aliados del centro y Sur de Europa.

Una vez que la Administración decidiera dar vía libre a la misión, todos los países aliados involucrados (Francia, Alemania, Italia y España), por miedo a represalias libias, negaron los permisos de sobrevuelo de los aviones de la USAF. Esto obligó a una drástica replanificación de la misión, con una ruta que preveía evitar los espacios aéreos de esas naciones, volando sobre el Océano Atlántico al Norte de Francia, esquivando a España y atravesando por Gibraltar, para seguir por el Mediterráneo hasta Lampedusa, aproando entonces hacia Libia.

En total suponía 6.400 millas náuticas y 13 horas, necesitando entre ocho y doce reabastecimientos de combustible en el aire para cada aparato. Se trataba de una misión de guerra no probada antes y con enormes dificultades logísticas. Eran más fáciles las tareas asignadas a los cazas y bombarderos de la US Navy, que, gracias al apoyo de los portaaviones, podían operar en los márgenes de las aguas territoriales libias, con objetivos con mucho menores problemas logísticos y operativos en comparación a sus colegas de la USAF.

Los blancos iniciales elegidos fueron cinco, además de algunas posiciones de defensa antiaérea: tres estaban en la zona de Trípoli (los campamentos de adiestramiento de Bab al-Azizia y Murat Sidi Bilal y su aeropuerto), asignados a los bombarderos de la USAF; y dos en la de Bengasi (el campamento de instrucción de Jamahiriyah y el aeródromo de Benina).

El “Raid”

La misión Cañón El Dorado se lanzó a las 17:36 GMT (Greenwich Mean Time), hora del meridiano de Greenwich, del 14 de abril de 1986, cuando, en rápida secuencia, despegaron de la base de Lakenheath 24 F-111F y 5 EF-111A para la cobertura electrónica, pertenecientes al 48th Tactical Fighter Wing de la USAF. La mayor parte de los bombarderos fueron con bombas guiadas por láser GBU-10 Paveway II de 2.000 libras y llevaban el entonces modernísimo sistema de designación de objetivos AN/AVQ-26 Pave Tack, que permite adquirirlos incluso en plena oscuridad y, eventualmente, también bajo un estrato sutil de niebla. Un grupo tenía en su lugar en dotación las tradicionales bombas no guiadas Mk.82 Snakeye de 500 Iibras.

Junto a los F/EF-111, 29 cisternas KC-135 y KC-10 de la USAF(1) partieron de las bases del Reino Unido, con la misión de suministrar de combustible en vuelo al componente de ataque y de suministrarlo entre ellos. Después del primer reabastecimiento, seis F-111F y un EF-111A, empleados como aeronaves de sustitución para el caso de fallos técnicos, regresaron a su base, mientras los otros 18 aparatos continuaron, asistidos por algunos KC-10A, que periódicamente les proporcionaron carburante.

Los F-111F, divididos en seis secciones de tres aviones, alcanzaron sus objetivos en la zona de Trípoli alrededor de las 00:00 GMT del 15 de abril, recibidos por fuego antiaéreo, demostrando que los libios estaban en alerta. En lo que se refiere a la US Navy, las aeronaves despegaron de los portaaviones USS America y USS Coral Sea, fondeados en el Golfo de Sirte para alcanzar sus objetivos, situados fundamentalmente en la zona de Bengasi, simultáneamente a los de la USAF, de manera que se mantuviera en lo posible el efecto sorpresa.

Los 15 Grumman A-6E Intruder estaban todos armados con bombas Mk.82/Mk.20 de 500 libras, mientras los 6 A-7E Corsair II y 6 McDonnell Douglas F/A-18A Hornet con misiles antirradiación AGM-88 HARM y AGM-45 Shrike, para la supresión de los radares enemigos. La cobertura aérea estaba asegurada para todos por los Grumman F-14A Tomcat de la US Navy. Todos los objetivos prefijados se alcanzaron con eficacia, si bien algunos aviones no lograron soltar su carga por problemas de diversa índole.

El ataque no estuvo exento de efectos colaterales entre los civiles, muriendo 37 de éstos, con cerca de 130 heridos. También entre las filas estadounidenses hubo víctimas, la tripulación de un F-111F que se precipitó al mar antes de llegar a Trípoli, con toda probabilidad recibió un impacto por el fuego antiaéreo(2). Otro aparato, con código de radio Elton 43, resultó dañado o con importantes problemas técnicos y desviado después del ataque a Rota, pese a la neutralidad manifestada por España.

Hacer un balance de El Dorado Canyon es bastante difícil, especialmente cuando se trata de una misión que alcanzó los objetivos prefijados, pero que también ha sacado a la luz numerosos puntos críticos. En primer lugar, mencionamos la dificultad de alcanzar blancos situados a notable distancia de las bases, agregado a la problemática técnica y logística que estas tareas comportan. Hacer un análisis político de la Operación es todavía más difícil y, de hecho, no se puede afirmar que haya servido para limitar el apoyo al terrorismo del régimen libio del coronel Ghaddafi, pero si, por el otro lado, contribuyó al atentado contra el Boeing 747-100 de Pan American, que explotó el 21 de diciembre de 1988 en los cielos de Lockerbie (Escocia).

(1) Los McDonnell-Douglas KC-10A fueron proporcionados por unidades basadas en la base aérea de Barksdale y March (California) y Seymour Johnson (Carolina del Norte), mientras que los Boeing KC-135A procedían de RAF Mildenhall y Fairfor (Reino Unido).

(2) Se trató del F-111F con código de radio Karma 52, que llevaba a bordo al capitán Fernando Ribas-Dominicci y al capitán Paul F. Lorence, oficial del sistema de armas, ambos muertos con el impacto.


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