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Domingo, 1 de diciembre de 2024 Iniciar Sesión Suscríbase

EEUU reactiva la investigación judicial por sospecha de sobornos en la compra de los Gripen para la Fuerza Aérea Brasileña

El Departamento de Justicia de Estados Unidos solicitó información al fabricante de aviones sueco Saab sobre la venta de 36 aviones de combate Gripen a Brasil en 2014. La transacción fue objeto de una investigación sobre corrupción en Brasil, informó la propia Saab en un comunicado, que tiene la intención de cooperar con el Departamento de Justicia de los Estados Unidos. Las acciones de Saab cayeron aproximadamente un 5% en la bolsa de valores.

En 2014, la Fuerza Aérea Brasileña eligió el Gripen para renovar su flota de cazas, en detrimento del F-18 Super Hornet, de la empresa estadounidense Boeing, y del Rafale, fabricado por la empresa francesa Dassault Aviation.

El acuerdo con Saab también permite producir Gripens en Brasil, posibilidad que el fue solicitada a todos los aspirantes. Los primeros 9 aviones ya han sido entregados a Brasil y el resto debería ser recibido antes de 2027.

La compra de estos  36 cazas fue firmada en octubre de 2014 por la expresidenta Dilma Rousseff. El valor del contrato en ese momento era de casi mil millones de dólares superior a lo que se acordó inicialmente, cuando se anunció la intención de rubricar dicho contrato, en diciembre de 2013.

Operación Zelotes

La adquisición llevó al Ministerio Público Federal de Brasilia, en 2016, a denunciar a Lula en el marco de la llamada Operación Zelotes por presunta participación en un esquema de tráfico de influencias, lavado de dinero y organización criminal que involucraba la compra de los aviones de combate Gripen y la extensión de incentivos fiscales para algunos fabricantes de vehículos a través de la Medida Provisional 627.

Los fiscales alegaron que el plan se produjo durante el período en que Lula ya era expresidente, entre fines de 2012 y 2015. El caso, sin embargo, fue suspendido en 2022 por el entonces ministro Ricardo Lewandowski, del Supremo Tribunal Federal, hoy ministro de Justicia y Seguridad Pública. Esta fue la última acción penal contra Lula que aún no había sido suspendida, bloqueada, anulada o absuelta por los tribunales.

El ministro decidió aceptar los argumentos de la defensa, ya que como prueba se utilizaron mensajes intercambiados entre fiscales obtenidos mediante piratas informáticos.

La compra de aviones de combate por parte del gobierno brasileño fue objeto de una investigación por parte de la Policía Federal. El presidente Luiz Inácio Lula da Silva, junto con su hijo Luís Cláudio Lula da Silva, fueron imputados en una acción penal abierta en el Tribunal Federal del Distrito Federal a raíz de la Operación Zelotes.

Lula y su hijo fueron acusados de tráfico de influencias, además de la oficina de la pareja en la agencia de lobby brasileña Mauro Marcondes y Cristina Mautoni, M&M (Marcondes e Mautoni Empreendimentos) -que fue contratada por Saab en 2012 para representarla en Brasil, cuando estuvo casi a punto de desistir de continuar en la puja. Para los investigadores, el presidente había negociado para sí supuestas ventajas indebidas a cambio de firmar el contrato que permitió la adquisición de 36 aviones militares.

En 2018, el primer ministro de Suecia, Stefan Löfven, y los principales ejecutivos de la empresa sueca Saab, el fabricante de los Gripen, comparecieron ante el Tribunal de Distrito de Estocolmo para declarar en el marco de esta operación. Como presidente del Partido Socialdemócrata Sueco, cargo que asumió en 2012, Löfven escribió una carta a Lula, según la Fiscalía, pidiéndole que intercediera ante Dilma a favor de la elección de los aviones de combate suecos.

Según la acusación, el luego premié, y entonces líder del partido Löfven se había reunido con Lula y Dilma para discutir el asunto durante el funeral del exlíder sudafricano Nelson Mandela, en Sudáfrica, en 2013. La acusación, desmentida por Löfven durante su testimonio ante la justicia sueca,  también fue rechazado por los políticos brasileños.

La denuncia afirma que la compra del avión y ciertos incentivos fiscales para algunas automotrices fueron autorizados a cambio de cerca de dos millones de dólares supuestamente transferidos a Luis Cláudio, hijo de Lula.

Movimientos de EEUU y Francia

A principios de 2011, ya el Boeing F-18 parecía ser el favorito de la FAB, si se lanzaba un amplio paquete tecnológico a favor de Brasil. En enero, el ex candidato presidencial, piloto y senador norteamericano John McCain visitó a la entonces presidenta Rousseff, prometiendo intentar convencer al Congreso de Estados Unidos de que aprobara la “transferencia completa de tecnología” del Super Hornet F-18, si Brasil decidía comprarlo.

Dilma Rousseff  habría informado entonces de su preferencia por los cazas F-18 Super Hornet al secretario del Tesoro estadounidense, Timothy Geithner, durante su casi inmediata visita a Brasil.

Antes, en septiembre de 2009 y en medio de la licitación aún inconclusa, el entonces presidente Lula recibió al presidente francés Nicolás Sarkozy anunciándole, sin informar al Ministerio de Defensa ni a la FAB, que intentaría directamente comprar el Rafale, escandalizando a la otros aspirantes y congelar el proceso durante casi 14 meses, en los que la posición del F-18 quedó enormemente fortalecida.

El escándalo de las escuchas telefónicas norteamericanas a varios líderes mundiales, entre ellos la propia Rousseff, con gran repercusión local, acabó con las posibilidades del Super Hornet. El Gripen fue la alternativa, aceptada, en parte, por los propios Estados Unidos, y muy bien visto por la Fuerza Aérea, frente al anterior favoritismo político por el Rafale.

Lula ha calificado de “intromisión” la acción estadounidense . “No tiene sentido investigar un contrato ya firmado y en ejecución”, dijo el mandatario. (Javier Bonilla)


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