El poder naval chino a la caza del mercado latinoamericano
Javier Bonilla, 12 de enero de 2016
Con el respaldo que los importantes marcos de intercambio comercial entre China y los países de América del Sur imponen a la hora de negociar, la industria china ha ido tejiendo de manera lenta pero constante su rol proveedor de sistemas militares en la región, un mercado en el que el capítulo naval tiene hoy especial relevancia y que el gigante asiático no quiere dejar escapar…
Si empezamos por Argentina, hay que destacar el memorándum de entendimiento de cooperación logística, firmado el año pasado por la Administración Estatal de Ciencia, Tecnología e Industria para la Defensa Nacional de la República Popular China y el Ministerio de Defensa argentino. Por esa vía, se pusieron en marcha varios proyectos ambiciosos: la producción de vehículos blindados 8x8, la cooperación técnica para la construcción de un buque polar, seis remolcadores y cuatro lanchas de instrucción, entre otras posibilidades. Xi Jinping firmó durante su gira argentina 19 convenios y anunció grandes inversiones en la industria naval, negociándose la adquisición de buques y dragas chinas por 423 millones de dólares. En tiempos de Cristina Fernández, China casi había logrado vender sus patrulleras oceánicas, derivadas de las corbeta Type 056- P18, similares a las que compró Nigeria, aunque no es probable que esas opciones se mantengan aún con el giro político de Buenos Aires. Las P-18 están entre las 4 alternativas pre seleccionadas por la Armada Nacional Uruguaya para dotarse de 3 OPV, con algunas modificaciones: equipos de comunicación occidentales, cambio de los motores originales MTU...
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