Salvamento y rescate de submarinos
Revista Defensa nº 404, diciembre 2011, José María Treviño
FONDO DOCUMENTAL DE DEFENSA, 10 de enero de 2016
Desde la pérdida del submarino nuclear ruso “Kursk”, el 14 de agosto del año 2000, y la muerte de sus 110 tripulantes en las heladas aguas del Mar de Barents, todas las marinas de Guerra poseedoras de unidades submarinas en su lista oficial de buques comprendieron que tenían que actualizar sus medios de salvamento y rescate, así como normalizar los procedimientos y medidas de las escotillas y exclusas de escape, pues parte de la dotación se hubiera salvado si la Marina Rusa hubiese contado en ese momento con los medios apropiados y aceptara, además, con rapidez la ayuda ofrecida por las armadas de la OTAN.
De facto, y con esta lección aprendida, los almirantes rusos evitaron otra tragedia cuando, cinco años después, concretamente el día 5 de agosto del año 2005, el submarino de salvamento Priz (AS-28), que paradójicamente había intervenido en la fallida operación de rescate del Kursk, quedaba atrapado en un cable metálico a 190 m. de profundidad en la Bahía de Beryozovaya (península de Kamchatka), con 7 hombres a bordo y menos de 120 horas de oxígeno para respirar. De nuevo los medios rusos de salvamento se mostraron incapaces de liberar al submarino accidentado, pero la rápida e inteligente decisión del Gobierno del presidente Putin, aceptando la ayuda británica que transportó en un avión al vehículo submarino operado remotamente (ROV) Scorpion 45, permitió que fuesen cortados los cables que aprisionaban las hélices del Priz, haciendo posible su ascenso a la superficie y el rescate de todos sus...
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