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Domingo, 8 de septiembre de 2024 Iniciar Sesión Suscríbase

El encaje de España en el impulso de la defensa europea

Leopard 2E abriendo fuego con su cañón de 120 mm. (Ejército de Tierra)
Leopard 2E abriendo fuego con su cañón de 120 mm. (Ejército de Tierra)

El recientemente clausurado salón de la defensa Eurosatory, en París, ha mostrado la potenciación del sector derivada de la invasión rusa de Ucrania y los efectos del actual marco estratégico: crecimiento presupuestario, innovación tecnológica y planeamiento en el ámbito de los sistemas de armas a la luz de las lecciones aprendidas y veto a la industria israelí, que se extendió en el salón francés a sus trabajadores y la presencia de logos o marcas comerciales.

Nada menos que 46 empresas españolas de defensa, el mayor número desde que se viene celebrando esta convocatoria, han mostrado la fuerza del sector nacional y su deseo de formar parte de los grandes programas internacionales que Europa impulsa. Las encontramos repartidas entre las aglutinadas en el pabellón español organizado por la Asociación Española de Empresas Tecnológicas de Defensa, Seguridad, Aeronáutica y Espacio (TEDAE), las que expusieron capacidades con estands propios y las integradas en sus grupos matrices, cuya presencia corre el riesgo de diluirse.

El actual ciclo inversor que vive la industria europea se materializa de nuevo en múltiples acuerdos industriales de colaboración amplia o en programas o nichos completos, de ámbito regional o global. También lo hace en un gran número de programas europeos de inversión, como los del Fondo Europeo de la Defensa (FED), en el que empresas españolas han alcanzado una presencia destacada.

El proceso de internacionalización de la industria nacional es obvio y aparentemente imparable, igual que la apuesta por la innovación, la calidad y la excelencia. Los programas FED, en la convocatoria de 2023 publicada recientemente, incluyen nueve proyectos coordinados por empresas españolas, lo que equivale al 16 por ciento del total (solo Francia lo supera con un 20%, igualados con Grecia), acaparando un 10 por ciento de la financiación aportada por la Comisión Europea.

El objetivo europeo de incrementar la autonomía estratégica del sector avanza con este tipo de iniciativas, en las que se integran cada vez más industrias y países, colaborando en programas que, sin embargo, suelen tardar tiempo en llegar a la fase de industrialización y quedan a menudo en la de I+D+i. Mientras tanto, Francia y Alemania lideran los grandes movimientos industriales, persistiendo aún cierto grado de sincronización. El programa del futuro carro de combate europeo,  (MGCS) que ambas lideran, habrá de encaminarse necesariamente a la colaboración plena y a la suma de otros países, en una réplica operativa del NGWS/FCAS (New Generation Weapon System/Future Combat Air System).

En defensa no estamos en un juego de suma cero, en el que solo se puede crecer a costa de otros, el trabajo conjunto y coordinado debe servir para crear y crecer. De cómo Europa debe propiciar ese escenario se ocupaba el recientemente publicado manifiesto de TEDAE, defendiendo la consolidación de un marco que impulse la actividad industrial de la defensa que pasa por generar instrumentos para una política industrial común a nivel de la UE, establecer un marco regulatorio que fomente el desarrollo tecnológico europeo fortaleciendo la base industrial en un entorno competitivo, avanzar hacia la soberanía tecnológica creando programas de investigación y el impulso de la colaboración público-privada, necesario para la generación de sinergias interindustriales que  favorezcan el acceso a la financiación.


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