Esquivando su pase al retiro, una vez más el bombardero estadounidense B-52H está siendo modernizando, en este caso mediante un programa de mejora de su gran bodega de armas en base a un desarrollo de Boeing, que acaba de entregar e instalar seis en sendos aparatos asignado a la 2º Ala de Bombardero que tiene sede en el aeródromo de Barksdale (Luisiana). El proyecto, que se inició en 2013 y que está en su primera fase, se denomina programa 1760 o Internal Weapons Bay Upgrade (IWBU) y tiene un coste de 313 millones de dólares. La modernización permite, mediante un novedoso sistema lanzador convencional rotatorio, poder transportar y lanzar desde la bodega las bombas inteligentes “J-Series” o JDAM (Joint Direct Attack Munitions) de las que podrá llevar ocho, cosa que no podía realizar anteriormente, aunque si desde los pilones que se le instalaron debajo de las alas.
El B-52H es el avión estrella de la United States Air Force (USAF), tanto por su carácter estratégico y su gran radio de acción, como por su espectacular capacidad, pudiendo portar 31.500 kilos de armamento (bombas, misiles, y otros sistemas como las minas marinas), incluido el nuclear. Hablamos además de un avión subsónico muy grande, que mide 48,5 metros de largo y 56,4 de ancho, al que propulsan ocho turbinas.
Pero si algo ha demostrado la magnífica célula diseñada por Boeing a finales de los años cuarenta es su impresionante longevidad y capacidad para actuar en todo tipo de misiones, incluso han derribado cazas Mig-21 que los atacaban durante el conflicto de Vietnam. Con sus múltiples mejoras y modernizaciones, la USAF ha contado con un versátil sistema que lleva en servicio más de sesenta años, en un país que durante décadas se ha caracterizado por no mantener demasiados años en servicio sus aeronaves, aunque bien es cierto que de un tiempo a esta parte está ampliando cada vez el número de sus aparatos modernizados para alargarles la vida útil.
Un bombardero único
El historial del B-52 es impresionante, así, de ser la espina dorsal del sistema de bombardero nuclear, (en estas fechas recordamos el accidente de 1966 acaecido cuando uno de éstos chocó sobre Palomares (Almería-España) con un cisterna KC-135), pasó a las misiones de bombardero convencional en la larga Guerra de Vietnam, a la que sucedería las operaciones para liberar Kuwait de 1991 y varios ataques posteriores contra el Irak. Tampoco faltaron en la campaña aérea desarrollada en 1999 sobre Serbia y su provincia de Kosovo, y ya en el siglo XXI, han participado en las operaciones de Afganistán e Irak. La presencia de los B-52 es toda una garantía de disuasión aún hoy, como vimos recientemente en su exhibición en la región de Asia Pacífico.
Para la USAF y el Pentágono en su conjunto es, a pesar de sus más de seis décadas de servicio, un sistema insustituible, por lo que no se recorta ni un dólar en los programas de modernización y se mantiene una flota permanente de 76 aparatos. Buen ejemplo de la intención de mantener el número se puso de manifiesto el pasado mes de febrero, cuando llego a Barksdale un B-52H procedente de la zona de almacenaje de largo término, sita en las gigantesca instalación al aire libre de Davis-Monthan próxima a Tucson (Arizona), tras estar más de siete años parado, para sustituir uno que se incendió en tierra durante unas operaciones de mantenimiento.
El objetivo de la USAF es, a través de actualizaciones, mantener en primera línea de combate la flota de B-52 hasta al menos el año 2040, que será cuando previsiblemente se incorpore su relevo, el todavía clasificado proyecto de la empresa Northrop Grumman denominado Long-Range Strike Bomber (LRS-B).
El programa IWBU consigue optimizar el gran espacio que da la bodega del B-52H, que está dotada de soportes fijos, mediante un sistema en que el armamento es montado en un eje rotatorio, aunque lo más importante es que puede alojar bombas JDAM en su interior, lo que permite llevar más armamento de este tipo y si procede retirar el armamento de los soportes subalares, con la consiguiente ventaja en cuanto a mejorar las prestaciones aerodinámicas que redundan en un menor consumo de combustible, lo que aumento su radio de acción y/o permanencia en la zona de operaciones.
"Las mejoras a la bodega interna del B-52 han hecho posible tener déficit cero en las capacidades de bombardeo de largo alcance que se podrá ser transferido desde su rol de aparato de lanzamiento de Conventional Air Launched Cruise Missiles (CALCM) al de ataque con munición Joint Air-to-Surface Standoff Missile – Extended Range (JASSM-ER)", dijo el coronel Tim Dickinson de la USAF, que es el director de programa del B-52.
Está previsto que en la primera fase del programa IWBU finalice en 2017, mientras que una segunda fase que finalizaría en 2022, integrará los nuevos sistemas de munición como sería los JASSM, y los citados JASSM- ER que desarrolla Lockheed Martin, y un nuevos sistema tecnológico de Raytheon denominado Miniature Air Launched Decoy (MALD). Una variante del último sistema mencionado o MALD-J “jammer” también se integraría en el B-52, sistemas que podrán otorgar al aparato la capacidad de servir en el futuro como avión de vanguardia para perturbar los radares enemigos y destruir a éstos y otros blancos a cientos de kilómetros, con los referidos JASSM-ER, abriendo de esa forma el paso a las primeras oleadas de cazabombarderos. (Julio Maíz Sanz)
Fotografía: Un B-52H con el nuevo lanzador de armamento JDAM. (Foto: USAF)