El reciente y duro combate en las proximidades de la ciudad afgana de Marjah, que ha costado la vida a un miembro de las Fuerzas Especiales de los Estados Unidos, es un indicio más en los acontecimientos de los últimos meses que señalan que, lejos de resolverse, el conflicto de Afganistán está más abierto que nunca y el punto final cada vez más lejos. Los medios estadounidenses aseguran que la insurgencia talibán y sus grupos afines controlan hoy la mayor porción del territorio desde la caída del régimen terroristas en 2001, tras la intervención de la Coalición liderada por Estados Unidos que respondían al apoyo del entonces Gobierno del Mula Omar a las células que provocaron la matanza del 11S.
Buena prueba de la gravedad de la situación es que el núcleo de las Fuerzas Armadas de los Estados Unidos, en torno a 9.800 efectivos, se está volviendo a ver involucrado en combates contra los talibanes en sus misiones de apoyo al Afghan National Army (ANA) para evitar su derrumbe en algunas zonas del país. Así, el pasado 5 de enero, unidades del US Army Special Forces, conocidos como boinas verdes, se vieron envueltos en una auténtica batalla campal contra los que se ha definido como una " marea "de talibanes, que durante una hora atacaron a una fuerza conjunta afgano americana en las inmediaciones de la ciudad de Marjah, sita en la provincia de Helmand. Durante los duros combates cayó mortalmente herido uno de los boinas verdes, mientras que otros dos resultaron gravemente heridos.
Cuando llegaron dos helicópteros Sikorsky HH-60G Pave Hawk de la United States Air Force (USAF) a evacuar a los heridos de las propias filas y los que se habían producido en las del ANA, fueron recibidos con nutrido fuego por parte de los talibanes. El primero no puede ni siquiera tocar el suelo y se vio obligado a regresar a la base a causa de la oposición. El segundo, que sí logró aterrizar, no pudo cumplir su misión, al parecer alcanzado por fuego de mortero, que lo inutilizó y dejó averiado en tierra. Una difícil situación que se prolongó hasta la llegada del apoyo de fuego aéreo, según algunas fuentes, un avión de transporte artillado Lockheed AC-130, cuyo eficaz concurso determinó el final del combate. La misión sería la primera, que conocemos, de esta nueva etapa en las que las Fuerzas de los Estados Unidos, concentradas en misiones de entrenamiento y apoyo al ANA, participan en una misión de combate.
Desgraciadamente las bajas de los Estados Unidos en ataques terroristas no cesan, poco antes, el pasado 21 de diciembre, seis miembros de la USAF fueron asesinados en las afueras de la gran Base Aérea de Bagram, sita al norte de Kabul. La iniciativa de los talibanes se extiende por todo el país, así, al norte, en Mazar-e-Sharif, el 20 de diciembre los terrorista atacaban el Consulado de la India, durante 25 horas las inmediaciones de la legación diplomática fueron escenario de duros combate. Una acción terrorista que se produce en el contexto del soporte que da Nueva Delhi al Gobierno de Kabul, que el pasado mes de diciembre se materializaba con la entrega a Afganistán de cuatro helicópteros Mil Mi-25 (la versión de exportación del aparato de Russian Helicopters Mil-24D), que previamente habían utilizaban las Fuerzas Armadas de la India.
El escenario, en suma, arroja una compleja inestabilidad que amenaza de manera creciente el punto de no retorno que los aliados han querido imponerse tras años de guerra. (Julio Maíz Sanz)
Fotografía: Boinas verdes operando en Afganistán. (Foto: US Army)