Tras la confirmación que numerosos buques pesqueros españoles de gran porte pusieron rumbo a las lejanas aguas del Atlántico Sur, hacia el archipiélago de las Islas Malvinas, autoridades argentinas han expresado su preocupación por la depredación producida por estas flotas.
Acuerdos establecidos entre armadores españoles con el gobierno de las Islas, implican la llegada a partir del mes de febrero de más de una veintena de buques congeladores que están partiendo de puertos gallegos e iniciarán una campaña (de las dos que ejecutaran en el año), para capturar calamares.
Haciendo caso omiso de las protestas argentinas y con poco afecto a la conservación de los recursos ictícolas, ya se nota cierto agotamiento del caladero principal en el Atlántico. Tomemos en cuenta que, durante la anterior campaña invernal, la misma flota pesquera debió ralentizar su tarea ante el agotamiento de los recursos y la poca pesca, en calidad y cantidad.
Se indica que más de mil quinientos hombres, en su mayoría españoles, pero también muchos asiáticos, forman parte de las tripulaciones que ponen rumbo sur gracias los permisos otorgados por el Reino Unido a España habilitando la faena por dos décadas más.
Cuando lleguen, en el mes de febrero, se posicionarán en sectores para iniciar la tarea de pesca y, a partir de allí, tendrán en claro las posibilidades ciertas de los caladeros.
Aunque se espera una captura de unas cien mil toneladas de calamar, como en las mejores campañas, no hay ninguna seguridad que indique que la zona austral se haya recuperado de la pesca licita y no licita en dicha zona.
Mencionemos que la cifra expresada es solo lo indicado y proyectado para la flota española, no se dispone de información de la captura posible de otras flotas, como la china, que supera los más de doscientos buques operativos en el Atlántico Sur y que tienen poco o nulo control de pesquerías.
El gobierno argentino anterior, más allá de las habituales quejas diplomáticas e inconducentes, no procuró disponer los medios necesarios para la patrulla y control de las extensísimas áreas marítimas que le corresponden. Los cuatro buques patrulleros OPV de nueva construcción de la Armada Argentina, permanecieron buena parte del tiempo en su base de origen, Mar del Plata, careciendo de los fondos presupuestarios para su desplazamiento a la zona pesquera.
La nueva administración ha indicado, en amplia comunicación pública, que aumentará el tiempo de vigilancia marítima sobre los mares del sur. Más allá de las polémicas e intereses comerciales, la pesca indiscriminada provoca una disminución del producto pesquero en cantidad y calidad, al no tener en cuenta los tiempos de reproducción y crecimiento del pescado provocando, además, un acto depredatorio más contra el ecosistema. (Luis Piñeiro)