Ametralladoras medias, un entorno donde conviven sistemas clásicos con novedades recientes
Revista Defensa nº 432, abril 2014
Segundo Calpena, 19 de julio de 2018
La última década, y los años transcurridos de la actual, han sido especialmente activos en lo que a conflictos internacionales se refiere. Se han realizado operaciones en Irak o Afganistán, asumido misiones de protección de buques en la zona próxima a Somalia, desplegado en distintos puntos calientes para frenar enfrentamientos,…, una realidad que ha derivado en necesidades nuevas y otras no tan nuevas.
Una de las conclusiones que puede extraerse de escenarios tan distintos, en los que se trabaja en contextos que a menudo se identifican con los propios de conflictos asimétricos es que nunca sobra potencia de fuego y que ésta tiene que ser, por si misma, efectiva y precisa. En esa búsqueda de sistemas de armas más contundentes, que, además de ser fáciles de mover, sean también económicos de adquirir, se han propiciado renovaciones de equipos clásicos y la aparición de nuevos modelos, que llegan para renovar la notable oferta del actual mercado internacional.
Es en ese contexto incierto, en el que un arma de concepción clásica sigue demostrando su versatilidad y capacidades. Nos referimos a la ametralladora media, un concepto que hace un tiempo estuvo a punto de desaparecer como consecuencia de la introducción de otras más ligeras, aunque siempre hubo quienes apostaron por ella como pieza única, que tenía aportaciones bien distintas que las de otras similares.
Concentrar una gran cantidad de proyectiles sobre objetivos situados a distancias de 1 km. o más y hacerlo con eficacia suficiente como para causar los daños pretendidos a personas, a vehículos...
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