Durante el año que acaba he tenido la oportunidad de participar en varias demostraciones en las que las fuerzas policiales de Francia mostraban sus capacidades de intervención ante diferentes tipos de supuestos de gran magnitud y peligrosidad.
En todas ellas se ha mostrado cómo han sido equipadas en los últimos tiempos con varios tipos de blindados de configuración 4x4 y 6x6 que permiten a sus agentes llegar de forma protegida a los lugares de interés y extraer, bajo el abrigo del blindaje, a aquellos civiles que se encuentren en áreas críticas donde sea posible que sean objetivo de terroristas, enajenados o grupos armados especialmente violentos.
Se podría requerir un blindado 4x4 más compacto que se mueva bien por calles estrechas o puntos complejos y que pueda llevar plataforma de asalto superior. (Octavio Díez Cámara)
Ese ejemplo sería fácilmente trasladable a las fuerzas policiales de respuesta táctica del más alto nivel de España, que se encuadran tanto en organismos de carácter nacional como en estructuras autonómicas. Incluyen en sus plantillas agentes especialmente preparados, motivados y cualificados, pero no disponen de medios blindados lo suficientemente modernos o eficientes como para tener el mejor nivel de respuesta ante determinadas hipótesis e incidentes.
Sería favorable, a mi entender y dado que a futuro la amenaza va a seguir siendo especialmente elevada y peligrosa, iniciar algún tipo de contratación de medios blindados policiales de ruedas con los que satisfacer las necesidades de unidades como el GEO y los GOEs de la Policía Nacional o la UEI y el GAR de la Guardia Civil. Complementariamente, y usando la figura de un Acuerdo Marco, podrían añadirse al suministro, con los beneficios económicos directos que ello supone y con la positividad logística y de adiestramiento común, las unidades tácticas de Cataluña, Navarra o País Vasco.
La necesidad de blindados para las fuerzas policiales estatales y autonómicas españolas es clara y hay que avanzar en su obtención.
Seguramente, en una compra conjunta para las fuerzas policiales se obtendrían sinergias favorables para todos ellos, más aún cuando en muchas de las situaciones que se puedan presentar será especialmente habitual que tengan que trabajar juntos o coordinados. Además, esa compra conjunta y común, que podría contemplar un total de una veintena de blindados de dos modelos distintos, incidiría en un aliciente añadido para que empresas españolas -que las hay y con buenos productos en el segmento de los blindados policiales- puedan invertir en desarrollar un diseño específico, moderno y eficiente que cumpla con lo que se necesitará.
Es hora de abordar muchas cuestiones en la mejora del equipamiento de las distintas fuerzas policiales españolas. Avanzar en común con una familia de blindados similares que incluya uno o dos modelos distintos sería una buena apuesta a futuro y es una necesidad ya especialmente clara. En España se ha demostrado que, a veces, no somos suficientemente hábiles para tomar buena nota de lo que otros hacen y menos aún de invertir en Defensa y Seguridad, dos conceptos que nos benefician directa e indirectamente a todos los españoles. (Octavio Díez Cámara)