La Fuerza Aérea del Perú entregó al Museo Aeronáutico del Perú (MUSAR) un bombardero BAC Canberra B(I)MK-12, restaurado por el Servicio de Mantenimiento (SEMAN). Esta nave, adquirida a Sudáfrica en 1991, destaca por haber cumplido con éxito dos misiones de combate durante el conflicto del Alto Cenepa. Previo a la entrega, el Coronel FAP (r) Rolando Cardenas Brou hizo una semblanza histórica del Canberra y del Grupo Aéreo Nº 9 en la Fuerza Aérea, mientras que el Mayor General FAP Henry Pérez Saavedra, que fuera el ultimo piloto en volar una de estas aeronaves operacionalmente, manifestó que “la incorporación de los aviones Canberra marcó un hito en la modernización de nuestra flota, y abrió nuevos retos y perspectivas para elevar el nivel profesional de los pilotos y técnicos de la Fuerza Aérea”.
La Fuerza Aérea del Perú operó, entre 1956 y 2002, nada menos que 42 Bombarderos BAC Canberra: 9 B(I)MK-8, 6 BMK-72, 6 B(I)MK-56, 12 B(I)MK-68 y 4 T.MK-4, así como 5 B(I)MK-12. La singladura de los BAC Canberra se inició en 1955 con la adquisición de 8 B(I)MK-8. El primer aparato - matrícula FAP 474 –arribó, al entonces Aeropuerto de Limatambo (Lima), el 1 de junio de 1956 pasando a formar parte del Escuadrón de Bombardeo Liviano Nº 22. En 1960 arribaría un B(I)MK-8 adicional – para reponer uno perdido en un accidente operacional – y entre 1966-1969 fue el turno de 6 BMK-72, 6 B(I)MK-56 y 2 T.MK-4. Estas naves engrosaron las filas del Grupo Aéreo Mixto Nº 6, que encuadraba a los Escuadrones de Bombardeo Liviano Nº 621 y Nº 622, en la Base Aérea Coronel Pedro Ruiz Gallo (Chiclayo).
En 1970 se da paso a la creación del Grupo Aéreo Nº 9, al cual se le asigna como sede la Base Aérea Capitán FAP Renán Elías Olivera, en Pisco. En 1971, se incorporaría un B(I)MK-68 y al año siguiente otro T.MK-4, seguidos entre 1974 Y 1979 de otros 11 B(I)MK-68. Finalmente, en 1991 se adquirieron 5 B(I)MK-12 y un T.MK-4 a Sudáfrica, tras un vuelo que siguió la ruta Petroria (Sudáfrica), Libreville (Gabón), Abidjan (Costa de Marfil), La Sal (Cabo Verde), Natal y Manaos (Brasil), llegando al Perú el 1 de enero de 1992.
En 1981 durante el conflicto de Falso Paquisha, el Grupo Aéreo Nº 9 fue puesto en alerta a la espera de entrar en acción, lo que, debido a lo focalizado del conflicto, se limitó únicamente a misiones de reconocimiento, en las que eran escoltados por los Mirage M-5P. No fue hasta 1995, al iniciarse el conflicto del Alto Cenepa, que el Grupo Aéreo Nº 9 recibió su bautismo de fuego.
Por entonces, la unidad disponía de unos 15 aparatos, de los cuales tan solo un B(I)MK-68 y 3 B(I)MK-12 se encontraba operativo. Estas naves, empleando bombas de 454 kg, realizaron dos misiones de combate. La primera, el 6 de febrero, contra Coangos y la otra el 7 del mismo mes, contra Tiwinza. En esta última, el B(I)MK-68, matrícula FAP 257, tripulado por los Capitanes FAP Percy Philips Cuba “Pirata” y Miguel Alegre Rodríguez “Revolver”, desapareció sin dejar rastro, presumiéndose que fue derribado o bien que se estrelló contra alguna de las elevaciones en la cordillera del Condor.
En 2002 se tomó, debido principalmente a su obsolescencia, la decisión de retirarlos del servicio a pesar de que la Fuerza Aérea aun contaba con 11 aparatos: 4 B(I)MK-12, 5 B(I)MK-68 y 2 T.MK-4, que en conjunto tenían un remanente de al menos 1.500 horas de vuelo. El último vuelo operacional lo realizaron el entonces comandante FAP Henry Pérez Saavedra y el teniente FAP Ronald Ramírez Valle a bordo de un B(I)MK-68 – matrícula FAP 256 - el 5 de julio de 2002. La ruta programada fue Pisco-Nazca-Parinacocha-Paracas- Pisco, empleando 2,5 horas de vuelo.
Poco después, los BAC Canberra (a bordo de los cuales se formaron 166 pilotos y 202 navegantes-bombarderos, de los que unos 25 caerían en accidentes operacionales y dos en misión de combate) pasaron a formar parte de la “reserva aérea”, hasta que finalmente el Decreto Supremo 009-2008/DE-FAP, emitido el 13 de junio de 2008, dispuso su baja definitiva del servicio por la “causal de excedencia, mantenimiento oneroso y obsolescencia técnica”. (Alejo Marchessini, corresponsal de Grupo Edefa en Lima)