Así lo recoge la agencia rusa de noticias Ria Novisti, que precisa que el Ministerio ruso de Defensa no firmará con Italia nuevos contratos para la compra de estos vehículos. La adquisición de estos blindados fabricados por Iveco, frente a la alternativa de un vehículo de factoría rusa, ha generado no poca controversia en este país. Según informábamos en defensa.com el pasado enero, el actual ministro de Defensa ruso, Serguei Shoigu, quiere poner fin a la polémica suscitada en torno al contrato de adquisición de vehículos blindados “Lince” ligando el destino de éstos a los resultados de nuevas pruebas comparativas que se realizarán durante los próximos meses.
El contrato suscitó fuertes críticas por resultar ganador frente a la opción de blindados rusos GAZ-2330 “Tigr” (Tigre), que quedaron descartados rompiendo el principio ruso de dar preferencia siempre al material bélico salido de sus factorías.
El ex ministro de Defensa ruso, Anatoli Serdiukov, se habría decantado por el blindado italiano en virtud del buenhacer mostrado por éste en su despliegue en los conflictos de Irak y Afganistán. Sin embargo, el hecho de descartar con esta decisión al GAZ-2330 “Tigr”, producto nacional, un 70 por ciento más barato, con una buena respuesta en las pruebas comparativas como todoterreno y en el que muchos veían una mejor opción para el Ejército ruso, generó una agria polémica. Ésta se vio aderezada por no incluir el contrato, firmado con Iveco en 2011, ni el mantenimiento de los blindados después de su ensamblaje, ni el suministro de piezas de repuesto, ni el adiestramiento del personal ruso por los especialistas italianos.
Los primeros 57 vehículos “Lince” fueron ensamblados el año pasado en una planta situada en Vorónezh, en el sur de Rusia, con un 10% de componentes de fabricación local. El contrato sobre la creación de esta planta conjunta fue suscrito en diciembre de 2011. Anteriormente, el departamento militar ruso compró cuatro vehículos de ese tipo para probarlos y compararlos con análogos rusos.