Londres, que había impuesto restricciones notables a la exportación de armamentos de uso dual, civil y militar, para las Fuerzas Armadas argentinas en 2012, cuando se produjo la última escalada de tensiones con la administración anterior, informó que considera el momento actual adecuado para levantar o suavizar dichas restricciones.
Desde la llegada a la Casa Rosada del presidente Mauricio Macri la relación entre ambos países ha mejorado sustancialmente, según los portavoces británicos, aunque las restricciones a la venta de equipos y material que pueda actualizar o potenciar las capacidades militares del país del Plata seguirán vigentes y activas.
Reino Unido ha obstaculizado todo tipo de adquisición de equipo que realizara o intentara hacer Argentina desde la finalización del conflicto bélico por las Islas Malvinas, incluso mantiene embargadas desde hace varios años piezas vitales de los propulsores de un navío argentino provocando su inactividad. En la actualidad y con la próxima organización de la Cumbre del G-20, los británicos han perdido notables negocios que se pudieran realizar en esta zona del continente, en manos de otros competidores europeos. Las empresas inglesas se han quejado en forma discreta en varias ocasiones, por la pérdida de mercados motivada por las normativas restrictivas hacia la Argentina.
Está claro que hablamos de elementos de seguridad principalmente, que no podrían desestabilizar ningún equilibrio en el sur y que podría recolocar a la industria británica nuevamente en la cartera comercial. Obviamente, la entrega de licencia para exportación de un elemento sensible, de producción inglesa que quisiera adquirir Buenos Aires, se evaluara individualmente y siempre que no se considere como peligroso para los intereses del Reino Unido. (Luis Piñeiro, corresponsal de Grupo Edefa en Argentina)