El 14 de abril de 1931 se proclamaba en España Ia Segunda República, período caracterizado por la conflictividad socio-laboral y el intento -baldío, por otra parte- de reorganizar y modernizar el estamento militar y sus medios de combate.
Los carros “Bilbao”
En 1932, la factoría de Bilbao de Ia Sociedad Española de Construcción Naval (SECN) presentaba para su aprobación un proyecto de vehículo blindado auto-ametralladora, solicitado con anterioridad por Ia Guardia de Asalto, cuerpo policial de choque creado y organizado en 1931 por Emilio Mola, dotado de armamento de guerra, y que necesitaba dicho material para encuadrarlo en Ias Secciones Motorizadas, integradas en Ias Compañías de Especialidades con que estaban dotadas cada una de Ias catorce Comandancias del Cuerpo.
La SECN empleó como vehículo base para realizar el prototipo, el chasis de un camión comercial Ford V8 Mod. 1930, que fabricaba en Barcelona Ia Ford Motor Ibérica, filial española de Ia empresa norteamericana, de cuya estructura original sólo se conservaron los faros, parachoques y guardabarros delanteros. La Dirección General de Seguridad, después de analizarlo y de realizar Ias pruebas pertinentes, firmó un contrato con Ia SECN para su fabricación en serie, en el que se incluían un total de 28 unidades, dos por Comandancia.
foto: El “Bilbao” Modelo 1932. Montaba una ametralladora de 7 mm.
El vehículo en cuestión se denominó ‘Carro blindado Bilbao Modelo 1932” (fotografía de portada), y podemos afirmar que fue Ia primera tentativa de origen nacional, acometida por Ia industria civil, que tuvo éxito, llegando a construirse cuarenta vehículos. Iniciada Ia contienda civil en España, estos blindados recién incorporados a sus unidades pocos meses antes, suponían el material móvil más moderno en servicio, por lo que fueron ampliamente utilizados en Ias operaciones militares llevadas a cabo durante los primeros meses.
En cualquier caso, hemos de decir que el grueso quedó en manos del gobierno del Frente Popular, contando los sublevados, únicamente, con cuatro procedentes de Ias Comandancias de Ia Guardia de Asalto de Sevilla y Zaragoza. Tras Ia contienda, los supervivientes -que no fueron muchos-, se dieron de baja, conservándose uno en Ia Escuela de Automovilismo de Villaverde que ha perdurado hasta nuestros días.
foto: Camión blindado Dodge “Bilbao”, tras su restauración en Ia Escuela Logística del Ejército (Foto: J. Murillo Barrero).
Ante Ia incipiente motorización de Ias unidades militares y policiales, el Instituto Armado de Ia Guardia Civil no quiso quedarse atrás, y en octubre de 1935 presentaba un blindado de líneas modernas, diseñado por el jefe de los servicios motorizados del Ia Benemérita, a quien debía su denominación: “Oteyza”. No se sabe si el vehículo llegó realmente a prestar servicio con Ia Guardia Civil.
Basado en un chasis de camión español Hispano Suiza T-69, Ia denominada Sociedad Comercial de Hierros fabricó un ejemplar de camión blindado, quizás para competir con Ia DS SECN en el concurso para dotar a Ias fuerzas de Policía de un vehículo de estas características. Lo cierto es que durante Ia guerra se identificaron, por lo menos, cinco vehículos de este tipo, perdurando uno de ellos -armado con una torre provista de un cañón de 45 mm. procedente de un carro soviético T-26 B, hasta el final de Ia misma, cuando fue fotografiado en el Desfile de Ia Victoria de Sevilla -en mayo de 1939-, al parecer encuadrado en Ia Agrupación de Carros de Combate del Ejército del Sur.
Los tractores del comandante Landesa
Tras Ia paralización del proyecto de carro de combate “Trubia”, dos de sus principales partícipes, el comandante D. Víctor Landesa y el maestro de taller D. Rogelio Areces, organizaron por su cuenta una sociedad con Ia finalidad de diseñar y fabricar tractores de uso militar y civil. Se llegó a un acuerdo con Ia empresa Constructora Gijonesa, S.A. Juliana para fabricar los tractores, y con Ia Química del Nalón, situada en Trubia, para montarlos. Poco más tarde, en 1932, se terminaban los dos primeros tractores, motorizados con sendos motores SEFA, y eran enviados para su experimentación, a Ias grandes maniobras militares celebradas en Ia zona de Palencia, denominadas “Maniobras del Pisuerga”. Su misión fue el remolque de los cañones antiaéreos Skoda, pertenecientes al Grupo de Defensa Contra Aeronaves (DCA) n° 1, de Carabanchel y los resultados fueron muy satisfactorios.
foto: Respecto a sus coetáneos, Ias líneas del “Oteyza” eran un poco más modernas.
Tras Ias preceptivas modificaciones los elementos menos favorables o que dieron más problemas, el Ejército adquirió nueve vehículos con motor Mercedes, fabricado en Trubia, destinados a servir como tractores para remolcar Ias piezas antiaéreas deI citado Grupo DCA no 1.
Éstos fueron los únicos tractores “Landesa” que entraron en servicio en nuestro Ejército, cuya presentación en público tuvo lugar el día 12 de octubre de 1935, en el desfile militar celebrado en Madrid con motivo del Día de Ia Raza. Landesa, además, proyectó una variante blindada de su tractor, armada con una ametralladora, aunque el Ejército nunca se interesó por este vehículo, que a Ia larga, curiosamente, iba a tener un protagonismo muy importante en el transcurso de los siguientes años. Mientras tanto, en Ia fábrica de Trubia se iniciaba un proyecto que finalizó en enero de 1936, con el diseño de un nuevo carro de combate ligero para Ia Infantería denominado “Trubia L.A. n° 1”, basado íntegramente en Ia mecánica de los tractores “Landesa”. Sobre el papel, pues no pasó de ahí, el carro disponía de un cañón de 40 mm. y una ametralladora Hotchkiss de 7 mm., y su novedoso blindaje estaba constituido en Ias partes más expuestas, por una coraza espaciada compuesta por dos planchas, una de 13 mm. -Ia exterior- y otra de 3 mm. -Ia interior- y un espacio entre ellas de 25 mm. Debía moverlo un motor MAN de seis cilindros y una potencia de 80 caballos. La guerra española frustró Ia puesta a punto de este carro de combate en Ia factoría asturiana aunque, paradójicamente, dio alas a Ia construcción en Ia localidad vizcaína de Sestao de un vehículo basado en este mismo proyecto.
foto: Tractor “Landesa” (Foto: Colección J. Murillo Barrero).
Los blindados “Ferrol”
Pocos meses antes del alzamiento militar de julio de 1936, el Parque del Regimiento de Artillería de Costa n° 2 (EI Ferrol) había blindado de manera artesanal -aunque muy efectiva- cuatro camiones Hispano-Suiza de 30/40 cv. de 3 tons. modelo militar de 1906 y reglamentario en el Ejército Español en los años treinta del pasado siglo XX.
foto: Blindados “Ferrol” (Fotos: Colección Lucas Molina Franco).
Dichos blindados tomaron parte activa en Ia sublevación militar acaecida en Ia ciudad de Ferrol, protegiendo a Ias tropas y realizando convoyes, junto a otros vehículos, por los pueblos y aldeas de Ia zona, con el fin de ganarlos para Ia causa nacional y conminar a los partidarios del Frente Popular a deponer Ias armas. Lo más interesante, aparte de su primera actuación, es que estos blindados fueron enviados a los frentes de Asturias y León, participando durante toda Ia campaña del Norte junto a Ias fuerzas del Regimiento de Costa n° 2, y finalizando en octubre de 1937 su participación en Ia Guerra Civil, pudiendo afirmarse que fueron los blindados de circunstancias que prestaron servicio continuado durante más tiempo, en el transcurso de Ia contienda, en manos de Ias tropas del bando nacional.
LA GUERRA DE 1936/39
EI 18 de julio de 1936, las existencias de blindados de fabricación española eran casi anecdóticas: los Bilbao en distintos lugares de España, algunos renqueantes carros Trubia Mod. A-4 y tractores Landesa en Asturias y Madrid, y los blindados Ferrol en la ciudad Departamental, amén de cuatro Camiones Protegidos supervivientes de la campaña marroquí y de Ia Revolución de Asturias, que todavía permanecían olvidados en el Regimiento de Carros de Combate n° 1 de Madrid.
foto: Blindado, obra de Ia valenciana Unión Naval de Levante, que sirvió de base para el desarrollo de los UNL-35.
Los blindados de ruedas
A partir de ese momento, comenzaba una loca carrera contra el reloj, y en ciudades y pueblos, desde Ias grandes fábricas de construcción mecánica hasta los más pequeños talleres de aldea, se fabricaron blindajes que adaptaron a coches, camionetas y camiones, independientemente de su valor militar (casi siempre nulo). Es imposible exponer aquí todos los modelos y variantes que, tanto nacionales como republicanos, llegaron a fabricar y utilizar durante el conflicto; baste decir que según los reputados autores Francisco Marín y José María Mata, en su obra “Blindados; los medios blindados de ruedas en España. Un siglo de Historia.”, los nacionales construyeron unos veinticinco blindados de circunstancias en Valladolid, Pamplona, Zaragoza y Pozoblanco. Un ejemplar, anecdótico, de tractor de artillería blindado, fue el diseñado por el comandante de Artillería D. Joaquín Carvallo Alvarez, a principios de 1937, siendo capaz de arrastrar un obús del 15,5 Schneider Trubia.
Los republicanos, según estos mismos autores, fabricaron unos quinientos vehículos de circunstancias, basados en diferentes chasis de vehículos, en todo el territorio por ellos dominado (de éstos, 392 fueron construidos por Ias Industrias de Guerra de Ia Generalitat, en Cataluña). Además, a partir de enero de 1937 y con planos y asesores soviéticos, se acometió Ia construcción de una serie de blindados ligeros UNL-35 y otra de blindados medios Chevrolet-1937. A diferencia de los anteriores, que no tenían prácticamente ninguna utilidad bélica, estos últimos modelos poseían una calidad magnífica, y su valor militar era tan bueno que todos los capturados por los nacionales en el transcurso de Ia guerra, se incorporaron a Ias unidades blindadas del Ejército de Franco, y los supervivientes sirvieron durante muchos años en el nuevo Ejército español de Ia posguerra.
fotos: Dos aspectos del “Carro Mercier”. Montaba dos ametralladoras de 7 mm.
Los UNL-35 y Chevrolet 1937
Tras Ia fabricación de varios modelos de blindados de circunstancias en los primeros meses de Ia guerra, más cuatro prototipos del UNL-35 y dos solitarios blindados denominados “Goliat”, en enero de 1937 Ia Unión Naval de Levante -sita en Valencia y rebautizada tras su paso a Ia Comisaría de Armamentos y Municiones, Fábrica n°22-, fue Ia elegida por el Consejo Superior de Guerra para Ia fabricación en serie de un blindado similar al soviético BA-20. Bajo Ia dirección del ingeniero soviético, coronel Nicolai Alimov, se llegaron a construir en Ia citada fábrica, unos 150 vehículos blindados basados en el chasis acortado del camión ZIS-5, de tres toneladas, construido en Ia URSS a partir de 1933, aunque también se emplearon para tal menester, varios Ford Mod. 79 de origen norteamericano, GAZ AA rusos, amén de varios de origen británico, con el volante a Ia derecha.
foto: Como demuestra esta instantánea tomada el 13 de septiembre de 1949, con motivo de Ia despedida de los “quintos” del llamamiento de 1947, más de diez años después de su construcción las autoametralladoras (JNL-35 seguían en servicio, al menos en el Regimiento de Caballería Dragones de Alcántara (Foto: Colección J. Murillo Barrero).
Estos blindados, a los que podríamos calificar como los mejores de su categoría presentes en el lad conflicto hispano, estaban dotados de una pequeña torre poligonal donde se se situaba el tirador, que manejaba una de Ias ametralladoras DT-1932 de 7,62 mm. con las que contaba el vehículo; Ia otra iba situada en el frontal del blindado, al lado del conductor. Estaba motorizado por un ZIS-16 de gasolina, de 6 cilindros y 73 cv. a 2.300 r.p.m.
EI otro gran blindado producido en Ia zona republicana fue el Chevrolet Mod. 1937, blindado que tenía mucha semejanza física con el BA-6 soviético. Fue fabricado en Barcelona, en la factoría de la Hispano-Suiza utilizando chasis 6x4 ensamblados en Ia General Motors Peninsular. En su construcción se utilizó una técnica similar a la empleada en Ia fabricación del UNL-35, con soldadura y viguetas remachadas para afianzar Ia resistencia del blindaje. En Ia parte superior se alojaba una torre similar a Ia del blindado valenciano -aunque algo más grande-, donde se alojaban un cañón soviético de 37 mm. y una ametralladora DT-1932 de 7,62 mm.
foto: Curiosa fotografía en Ia que vemos a un teniente de la Legión Cóndor ante un Chevrolet Modelo 1937. Curiosa porque se ha instalado, como puede verse, el cañón francés de 37 mm. “Puteaux”, procedente de un P7-17 español (Foto: Colección Heilmut -Felix Boiz).
Alguno de estos blindados recibió de origen una torre con cañón de 45mm., idéntica a Ia empleada por los carros de combate T-26B y BT-5; probablemente se trataba de torres procedentes de carros destruidos o inutilizados en combate. En total, se calcula que fueron entregados unos setenta blindados de este modelo.
Además, al finalizar Ia guerra, los vencedores encontraron unos cuantos vehículos en distintas fases del proceso de fabricación, los cuales fueron terminados y entraron en servicio. Los últimos supervivientes de estos blindados se dieron de baja a principios de los años cincuenta, tras Ia recepción del material de “ayuda americana”.
Los blindados a oruga de fabricación española
En el transcurso de Ia guerra, pese al envío masivo de carros de combate por parte de Ias potencias que los apoyaban, ambos contendientes acometieron Ia fabricación de vehículos blindados provistos de orugas. Fueron estos:
• Las realizaciones del bando nacional. Tres casos.
En este campo hemos de citar, básicamente, tres casos:
El primero, se trata del pequeño blindado fabricado en Zaragoza a partir de un tractor norteamericano “Caterpillar”, omnipresente semoviente de Ia artillería de los dos bandos, que fue armado con dos ametralladoras Hotchkiss de 7 mm. De sus peripecias nada sabemos, aunque consta que en nada influyó en el devenir de Ia contienda. Se le ha denominado “Carro Mercier’, por ser esa Ia empresa que lo modificó y que hizo lo propio en un Tiznao” cogido al enemigo.
En segundo lugar hemos de hablar del “Carro de Combate de Infantería Tipo 1937, construido en Bilbao, tras Ia ocupación de Ia ciudad por el Ejército de Franco, eligiéndosele para sustituir en Ia cadena de montaje de Ia Naval de Sestao al “Trubia-Naval”. Este carro nació como alternativa a los recibidos por los nacionales, procedentes de Alemania e Italia, cuyas prestaciones dejaban mucho que desear, sobre todo en lo que se refiere a potencia de fuego. Para su fabricación se tomó como punto de partida el carro italiano Fiat-Ansaldo Cv-33/35, cuyo tren de rodaje fue literalmente copiado, aunque con proporciones algo mayores. Se le dotó de una torre giratoria, portadora del arma principal: una ametralladora Breda de 20 mm. Mod. 35, de origen también italiano, así como de otras dos ametralladoras de 7,92 mm. en el frontal, en el mismo montaje que llevaba el “Carro veloce” italiano.
Partiendo de este diseño se construyeron sendos “tractores de artillería”, uno ligero y otro pesado. Del segundo hablaremos posteriormente, y de Ia versión “ligera” del mismo tractor, como se dijo entonces, aunque, en realidad era copia de uno ruso denominado “Konsomolet”, al parecer (debieron recuperarse algunos y fueron enviados a La Naval), Ia propaganda de Ia época difundió unas fotos remolcando un mortero “Franco” de 120 mm. y un cañón contracarro nacional de 45 mm. Tampoco prosperó este curioso proyecto.
foto: 29 de enero de 1937. Tractor blindado diseñado por el comandante de Artillería, Joaquín Carvallo. Remolca una pieza Schneider- Trubia de 155 mm.
Las deficiencias, plenamente constatadas, en su blindaje –planchas de acero al cromo-níquel- provocaron el rechazo del proyecto y Ia muerte prematura de este diseño español –con reminiscencias italianas- de carro de combaté para Ia Infantería. Por Ias mismas fechas, y en Ia misma factoría, se realizó una mejora en el armamento principal de un ejemplar de carro alemán ‘Panzerkampfwagen I Ausf.A” y en otro Fiat-Ansaldo Cv 33/35, montándole a cada uno de ellos un cañón italiano Breda Mod. 35, idéntico al del “Carro de Combate de Infantería Mod. 1937”.
EI motivo no era otro que intentar mejorar Ia paupérrima potencia de fuego de Ias unidades blindadas del Ejército nacional, pues todos los carros en servicio montaban, únicamente, ametralladoras, lo cual significaba una clara desventaja a Ia hora de enfrentarse a los carros y blindados soviéticos, que tenía en servicio el enemigo. En total, se llegaron a transformar cuatro “Panzer I Ausf. A”, a esta variante potenciada.
Por último hay que citar obligatoriamente el ingenioso y prometedor carro “Verdeja”, diseñado y fabricado casi al final del conflicto por el capitán jefe del Taller de Carros de Ia Agrupación de Carros de Combate de La Legión, con los elementos más característicos de los tres carros más importantes en ese momento en poder de los nacionales: el “Panzer I” germano, el Fiat-Ansaldo CV-33 italiano y el soviético T-26 B.
Éste fue, en realidad, el mejor vehículo blindado elaborado durante toda Ia contienda civil española en ambos bandos. Lástima que distintas circunstancias ajenas a Ia voluntad de sus creadores y, iporqué no!, a Ia del propio Ejército español de Ia posguerra constreñido por Ias circunstancias políticas de su entorno, truncaran lo que podría haberse convertido en el inicio de una verdadera industria militar en España.
• Los carros y tractores republicanos. El Trubia-Naval”
En el campo republicano además de los tractores y carros de combate fabricados en San Sadurní de Noya, tuvieron especial trascendencia los carros de combate fabricados en Ia Constructora Naval de Sestao, más conocidos como “Trubia-Naval”.
Con Ia experiencia adquirida antes del conflicto por Ia Maquinaria Moderna para Construcciones y Obras Públicas (SAE), en el terreno de los tractores oruga agrícolas e industriales, esta empresa, dependiente de Ias Industrias de Guerra de Ia Generalitat, al estallar al guerra produjo un ingenio blindado utilizando un chasis original sobre el que se montaba una estructura blindada que protegía los órganos mecánicos y de conducción. En ella se acomodaban el conductor y el sirviente de Ia ametralladora, únicos tripulantes de este ingenio. Poco después se presentaba una versión sin superestructura y con Ia misión de servir como tractor de piezas de artillería. Tuvo mayor éxito, fabricándose una corta serie de estos oruga blindados de los que, existe un testimonio gráfico en 1939, sirviendo uno de ellos -capturado- como transporte de tropas, integrado en Ia Agrupación de Carros de Combate del Ejército del Sur.
foto: El “Verdeja”. Una ilusión que no acabó de cuajar.
En agosto de 1936, el entonces jefe de Ias Industrias Movilizadas de Vizcaya, capitán de Artillería D. Ignacio Cuartero Larrea -conocedor del último proyecto de carro de combate existente en Ia fábrica de Trubia-, propuso al Gobierno vasco acometer Ia fabricación en Ia factoría de Sestao de Ia SECN de un carro de combate. Para ello, viajó a Ia factoría asturiana y regresó con toda Ia información con vistas a llevar adelante este proyecto. Se trataba del carro de combate “Trubia Mod. L.A. nº 1”, derivado directamente del tractor Landesa”, que a su vez, era un desarrollo mejorado del primitivo carro de combate “Trubia Mod. A-4” (*). El carro, denominado en Ia documentación republicana del Norte como “Trubia”, fue puesto en producción, fabricándose un mínimo de veinte ejemplares -además de unos pocos tractores-, que pasaron al Batallón de Carros del Ejército del Norte. Estaba motorizado por un MAN de 6 cilindros, de aceite pesado, con una potencia de 100 cv., y su armamento lo constituían dos ametralladoras rusas DT de 7,62 mm. de calibre, emplazadas en Ia torre giratoria y en casamata, a Ia derecha del conductor.
(*) Esta gestión le supuso Ia muerte al capitán Cuartero Larrea pues detenido por los nacionales en Gijón, al tener lugar el desplome del frente del Norte, fue juzgado por un consejo de Guerra sumarísimo que le condenó a Ia última pena, siendo fusilado. Era hermano de quien con el tiempo sería el general Cuartero Larrea.
Según un documento conservado en el Archivo General Militar de Avila (D.N. A. 5, L. 285, C. 18), en el frente del Norte fueron capturados, en condiciones de marcha, un total de once carros de combate “Trubia Naval”, los cuales se integraron, posteriormente, en Ia compañía de Depósito de Ia Agrupación de Carros de Combate de La Legión, junto a otros 24 carros Renault recuperados a lo largo de Ia guerra.
• El carro y el tractor “Sadurní”
Ya durante los primeros años 30 los tractores de cadenas “Benach”, fabricados en San Sadurní de Noya para empleo agrícola e industrial por Ia Maquinaria Moderna para Construcciones y Obras Públicas SAE, gozaron de merecida fama. Incluso construyó seis semiorugas con vocación de tractores de artillería. Hoy en día se conserva uno (del tipo OP
foto: Un tractor “Sadurní de Noya”. A juzgar por el aspecto de quienes ocupan el segundo camión, Ia foto debe haberse tomado en el campo republicano y, más concretamente en la costa catalana.
Pero fue en 1937, cuando Ia Secretaría de Armamento del Ministerio de Defensa transformó Ia citada empresa en Ia Fábrica Z, cuando surgieron de ella, al menos, tres tipos de tractores y uno de carro de combate, todos denominados IGC (Industrias de Guerra de Cataluña), y que no tuvieron apenas desarrollo. (Coronel del Ejército de Tierra español José MAría Manrique)
Foto de portada: FT-17 y, detrás, un “Trubia-Naval” Pertenecen al Ejército nacional y se encuentran en Ias proximidades de Gijón tras Ia captura, el 21 de octubre de 1937, de esta población asturiana.