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BVL “Guaicamacuto”

Revista Defensa nº 384, abril 2010

El 2 de marzo de 2010, el astillero de Navantia de San Fernando (Cádiz) se engalanaba para la ceremonia de entrega del primer BVL (Buque de Vigilancia Litoral), el “Guaicamacuto”, destinado al Servicio de Guardacostas de la ANBV (Armada Nacional Bolivariana de Venezuela). Con la recepción de este moderno y versátil barco empiezan las entregas de los navíos militares que la empresa pública española lleva desarrollando y construyendo desde noviembre 2005,  tras la firma del contrato entre los gobiernos de Venezuela y España.

El 28 de mayo de 2006 se formalizaba el encargo definitivo de ocho navíos de combate por parte del entonces comandante general de la Armada de Venezuela, vicealmirante Arman­do Laguna Laguna, y el anterior presidente de Navantia, Juan Pedro Gómez Jaén. Este encargo materializaba y refrendaba los contratos signados en el Palacio de Miraflores de Caracas el 28 de noviembre de 2005, ante los ministros de Defensa de aquel momento de España, José Bono, y de Venezuela, Orlando Maniglia, al que asistió el presidente de Venezuela, Hugo Chávez Frías. Pos­te­riormente, se suscribieron las actas de inicio de los trabajos entre el contralmirante Gerson Padrón García, quien encabeza desde entonces la MNVE (Misión Naval Venezolana en España), creada para hacer el seguimiento de los trabajos, y Navantia, firmando Enrique Rodríguez Segura, director de la Unidad de Producción de los gaditanos astilleros de San Fernando y Puerto Real, encargada de la construcción de los ocho navíos.

Los trabajos contemplan la construcción de cuatro POVZEE (Patrullero Oceánico para la Vigilancia de la Zona Económica Exclusiva) en el astillero de Puerto Real, y de cuatro BVL, cuyos trabajos de ingeniería y la construcción de tres de éstos se están realizando en el astillero de San Fernando. La idea del Ministerio del Poder Público para la Defensa, como se denomina en Venezuela la cartera, desde el principio era incorporar estos últimos navíos al denominado Servicio de Guardacos­tas, que es un órgano totalmente dependiente de la ANBV. Aunque, como veremos más adelante, la capacidad de combate de los BVL es muy importante, por lo que podrían realizar perfectamente misiones de buques de escolta en el seno de la Escuadra venezolana, en caso de ser necesario.

El BVL “Guaicamacuto”

La construcción del BVL ANB Guaica­macuto, numerado como guardacostas GC-21, se inició el 15 de diciembre de 2006 con el corte de la primera chapa de acero, con la que ir creando sus módulos. Posteriormente se efectuó la colocación del primer bloque en la grada de San Fernando, el día 29 de Noviembre de 2007. Todo el proceso de ingeniería y construcción del navío se realiza siguiendo los requerimientos del cliente, siendo en el caso que nos ocupa el seguimiento y control del proyecto de la MNVE, según contemplaba el reseñado contrato de construcción de los navíos. Tras ir completando el navío mediante el rápido sistema de trabajo modular que utiliza Navantia, en el otoño de 2008 las labores de construcción del barco, como tal, se completaban, dejando listo al patrullero para una de las ceremonias más importantes en la producción de un buque, la botadura.

Así, el día 16 de octubre de 2008, justo a las 17:15 horas, coincidiendo con el máximo nivel de la pleamar en el caño de Santi Petri, que discurre junto al astillero,  se realizó la botadura del ANB Guaicamacuto. Con este hito, el patrullero se convirtió en el primero de los ocho barcos encargados por el Gobierno de la República Bolivariana de Venezuela en entrar en contacto con su elemento natural, el mar, en este caso el de la Bahía de Cádiz. Recordemos que el patrullero fue bautizado con el nombre de uno de los jefes indios que se enfrentó a los conquistadores españoles en el Siglo XVI. Respecto a la designación ANB, que antecedía al nombre del barco, se cambió por la de AB (Armada Boliva­riana), quedando borrada la N sobrante con pintura, previamente a la reciente entrega del barco.

foto: Primer plano de la plantilla de oficiales del AB “Guaicamacuto”, encabezada por el segundo comandante del navío, el capitán de corbeta J. Agüero, en primer plano. Al igual que otras armadas, como la española, utilizan la clásica graduación de barras.

El acto fue de especial simbología para los numerosos marinos de la ANBV que acudieron a él, dado que estamos ante la primera gran unidad de combate que se incorpora a la Fuerza en lo que va de siglo. A ello se sumaba el recuerdo al denominado por Venezuela como generalísimo Francisco de Miranda, uno de los más importantes precursores de la independencia iberoamericana y de la venezolana en especial. Este personaje histórico falleció en 1816 de muerte natural, mientras estaba en la prisión militar del Arsenal de la Carraca, anexo a las instalaciones de Navantia de San Fernando, como prisionero tras ser capturado por los realistas en La Guaira (Venezuela).

La ceremonia fue presidida por el Canciller de la República Bolivariana de Venezuela ante el Reino de España, Alfredo Toro Hardy, y contó con la presencia del jefe del Estado Mayor General de la ANBV y segundo comandante, almirante Pedro González Díaz, y el por entonces presidente de Navantia, Pedro Gómez Jaén. La madrina fue Mari Carmen La Riva de Quintana, esposa del almirante Zahím Ali Quintana Castro, comandante general de la ANB, quien cortó la cinta que liberó la botella de vino fino que se suele utilizar en el astillero gaditano. Tras la botadura, el Guaicamacuto fue amarrado en el muelle de armamento del arsenal, donde se ha ido terminando la construcción mediante la instalación e integración de equipos, incorporación de la habitabilidad en las diferentes zonas y realización del ciclo de pruebas de los sistemas en muelle.

La entrega del patrullero

Finalmente, la tarde del pasado día 2 de marzo de 2010, a las 17 horas, fue de nuevo el astillero de Navantia de San Fernando el escenario de la entrega del citado AB Guaicama­cuto. El acto comenzó con la preceptiva firma del acta de entrega por parte de Navantia a la máxima autoridad venezolana que presidía el acto, el segundo comandante general de la ANBV, Jaime Toro Calderón España. Posterior­mente se procedió al acto castrense, que culminó con el arriado de las banderas de España y Navantia, a los acordes del himno nacional de nuestro país, y el izado de venezolana en el mástil de popa, mientras la orquesta del Tercio Sur de Infantería española tocaba los sones del himno de la nación sudamericana. Tras finalizar tan solemne acto se procedió a la subida al patrullero de su tripulación, un total de 44 personas encabezadas por el capitán de fragata Alfredo Pulido Pinto, primer comandante de este navío de combate. El buque, tras trasladarse al cercano astillero de Puerto Real, tenía previsto, tras algunas pruebas adicionales en aguas gaditanas, partir hacia Venezuela a finales del mes de marzo.

Tres de los cuatro BVL encargados a Navantia se construyen en San Fernando, el ya entregado, además del AN Yavire GC-22 y el AN Naiguatá GC-23, que están actualmente atracados en el muelle en diferentes fases de construcción y armado. El cuarto navío de la serie, el AN Tamanaco GC-24, se ensambla, con asistencia técnica de Navantia, en las instalaciones de DIANCA (Diques y Astilleros Nacionales Compañía Anónima), sitas en Puerto Cabello, en Venezuela. El contrato de estos patrulleros, y de los cuatro POVZEE supondrá 5 millones de horas de trabajo (1.456.900 para Navantia y 3.580.700 para la industria auxiliar), estando previstas las entregas hasta finales de 2011.

Una vez entregado, el AB Guaicamacuto pasará esta primavera a servir con el Comando de Guardacostas de la ANBV, para ser empleado en las misiones para las que fue diseñado y construido, entre las que destacan la vigilancia y protección de la zona litoral, control y protección del tráfico marítimo, asistencia sanitaria a otros buques, lucha y control de la contaminación marina, transporte de personal y de provisiones, operaciones de búsqueda y rescate, intervención rápida, apoyo a buceadores, defensa de superficie y antiaérea e inteligencia operativa.

Se ha de tener  en cuenta que Venezuela es un país con una amplia costa de casi 4.000 km. de extensión (2.718 sobre el Mar Caribe y más de 1.008 en el Océano Atlántico), lo que conlleva para la ANBV la responsabilidad de garantizar la soberanía y vigilancia  de los 114.000 km2. que le corresponden. A este litoral se suman nada menos que 300 islas, islotes y cayos, como la muy conocida Isla Margarita, que, junto con la Isla de Coche, constituye el Estado Nueva Esparta. Las demás islas se agrupan en varias dependencias federales. También se debería citar el Archipiélago de los Roques y destacar que buen número de islas están despobladas. Las islas venezolanas van desde el archipiélago Los Monjes en el occidente, hasta las islas de Pato, en el golfo de Paria. La que está más al Norte es la de Aves, aproximadamente a 500 km. al Norte de tierra firme. Dada esta geografía, se necesita  una importante fuerza de patrulleros con una gran autonomía, como son los BVL.

A este amplio escenario se unen problemas como el narcotráfico y la delincuencia organizada, que emplea las amplias costas de Venezuela como punto de salida de navíos que transportan drogas. Citamos, entre otros, la aprensión del barco Doña Fortuna, procedente de Venezuela, a 800 millas náuticas de Canarias, el día 26 de febrero de 2009. Para llevar a cabo esta operación, que protagonizó la Agencia Tributaria española, en la que se aprendieron 5 ton. de cocaína, fue necesario desplazar a los funcionarios que detuvieron a la nave de narcotraficantes en un patrullero oceánico, en este caso el Centinela de la Armada española.

Adicionalmente, las importantes capacidades puramente militares hacen de los BVL unos estupendos barcos de escolta, con una excelente capacidad de guerra de superficie y antiaérea, gracias a los sistemas de combate de Thales y los sistemas de artillería, especialmente el cañón Oerlikon-Contraves Millenium. Se podrían instalar misiles MM40 Exocet, no contemplados de momento, lo que les daría una importante factibilidad antibuque. Finalmente, destacamos su capacidad de inteligencia operativa, que puede ser muy reforzada con la incorporación  de un contenedor de equipos de guerra electrónica (EW) en la plataforma de popa, siendo posible alojar a bordo a sus operadores. En este sentido cabe referenciar que esta fórmula ya se ha llevado a cabo en la Armada española a bordo de sus patrulleros de altura del tipo Vigia, también construidos por Navantia.

Características y equipos

Los BVL son unos navíos de unas dimensiones bastante pequeñas, considerando sus importantes capacidades operativas. Así, tienen una eslora total de 79,9 m. (71 entre perpendiculares), manga máxima de 11,5 y de 11,1 en la flotación. Su puntal mide 7 m. (cubierta principal), siendo su calado de 3,7. En total desplazan 1.453 ton., que a plena carga pasan a 1.720, estando construidos tanto su casco como superestructura en acero. Destaca la gran superficie diáfana a popa, que servirá principalmente como pista de helicóptero, aunque valdría para otras utilidades, como llevar contenedores de material de apoyo a buceadores, EW (Electronic Warfare), etc.

El navío cuenta con una pequeña sala de control de vuelo, desde la que se domina la cubierta. Desde aquí, el controlador asignado dirige las operaciones de los helicópteros en el navío,  aunque en el futuro podrían ser aeronaves de ala rotatoria no tripuladas UAV (Unmanned Aerial Vehicle). Reseñamos que, dadas las pequeñas dimensiones del navío carece de hangar para aeronaves. Actualmente, la Armada venezolana emplea helicópteros Bell 206 y 412EP-Sentinel y Agusta Bell 212, e incluso los nuevos rusos Mil Mi-17V-5, que pueden tomar en la cubierta y efectuar misiones VERTREP (Vertical Replenishment) de reaprovisionamiento en vertical.

En lo que respecta a su propulsión, está asegurada  por dos motores diesel alemanes MTU 16V-1166 de 5.920 BKW cada uno, dos reductoras que propulsan dos ejes y sendas hélices de paso variable. En el GC-21, los motores fueron importados directamente desde la factoría alemana de Friedrichshafen, pero en los siguientes están instalándose otros idénticos construidos bajo licencia en la factoría que tiene Navantia en Cartagena (Murcia). La velocidad máxima es superior a 22 nudos, siendo la denominada económica de 16 nudos, y tiene una excelente autonomía de 4.000 millas. En lo que respecta a sus equipos y armamento, las informaciones no son oficiales, aunque fuentes venezolanas oficiosas revelan que los principales sistemas, el denominado CIC (Centro de Información y Combate) y sus sensores, han sido contratados con la empresa gala Thales.

foto: El AB “Guaicamacuto” luce la banda del Comando de Guardacostas de Venezuela, aunque se trata de un navío muy flexible, que también podría servir como navío de combate.

El secretismo se enmarcaría en el marco del embargo decretado por Estados Unidos de suministro de equipos militares, que no olvidemos que en su día dio al traste con el contrato firmado entre el Gobierno de Venezuela con la entonces empresa EADS CASA, hoy Airbus Military, para suministrar una docena de aviones de transporte y patrulla naval. El sistema de combate sería el Thales TNN Táctico, que utiliza  los  sensores que podemos ver en el palo del primer BVL entregado, como es el radar Thales Nederland Smart Mk2, que fabrica la empresa holandesa bajo control de la multinacional gala. Se trata de un moderno equipo multifuncional de vigilancia de superficie y aérea que  opera en la banda S y detecta a medio y largo alcance los buques y aeronaves hasta una distancia de unos 250 km., pudiendo realizar la designación de blancos que estime el mando del navío.

Un poco más abajo se puede ver otro de los productos de la firma holandesa, el radar de control de tiro Sting-EO Mk.2, que emplea un sistema de tercera generación de vigilancia en bandas I y K. Posee una excelente capacidad EECM (Electronic Counter-Counter­ Measures) de equipos electrónicos de contra-contramedidas, para burlar los sistemas de ECM (Electronic CounterMeasures) de aeronaves y misiles enemigos. El sistema se complementa con una cámara MWIR (Mid-Wavelength Infrared) de infrarrojos de onda media en color y blanco y negro de TV y un designador de láser, que favorece el  seguimiento de blancos a baja cota, como son los misiles antibuque. Situado en la parte trasera de la estructura del castillo, mirando hacía popa, tal y como se aprecia también en las fotos, se puede ver el multisensor electro óptico Mirador, igualmente de Thales. Este engloba sendas cámaras de TV de alta resolución y en color, que permiten la vigilancia y seguimiento de los posibles blancos.

Para su uso nocturno emplea un sistema de cámara IR (infrarroja), completándose con uno de láser de búsqueda que rastrea el blanco, para asegurar la destrucción de éste por los sistemas de armamento del BVL. Finalmente sería el grupo danés Terma el encargado de suministrar el sistema de defensa de lanzadores de señuelos. En lo que respecta a sus comunicaciones, cuenta con enlace por satélite Inmarsat, IFF de identificación amigo-enemigo y Link Y. Este sistema de combate se asocia a un armamento compuesto por un cañón de diseño italiano Oto-Breda (antigua Oto-Melara) de 76/62 mm. en proa. Esta conocida y eficaz pieza es fabricada por Navantia FABA en San Fernando bajo licencia transalpina. Esta filial, además de suministrar las piezas de artillería para los barcos que fabrica la empresa española, realiza los correspondientes mantenimiento y modernización de los que están en servicio en la Armada española.

Integrado en el castillo, justo detrás de la chimenea y cubriendo toda la zona de popa, existe el mencionado cañón suizo-alemán Oerlikon GDM 008 Millenium de 35 mm. Estos sistemas, asociados a los sensores comentados, dan una importante capacidad de combate, propia de corbetas más que de patrulleros, en caso de un conflicto convencional. Es de destacar la gran flexibilidad y experiencia que tiene Navantia para integrar sistemas de combate y armamento de muy diferentes procedencias en los navíos que construye. Finalmente, comentamos que los patrulleros venezolanos serán además dotados con, al menoss dos montajes para usar las típicas y eficaces ametralladoras Browning de 12,7 mm. en los alerones del puente.

Comando de Guardacostas de Venezuela

La Armada de Venezuela, desde su fundación a principios del Siglo XIX, ha tenido siempre como misión principal la protección de sus costas. Ya durante el XX, en consonancia con otros países, empezó a crear un Servicio de Guardacostas autónomo, similar al eficiente US Coast Guard. No olvidemos que, por entonces, la US Navy tenía un importante influjo sobre la mayoría de las marinas militares de Latinoamérica. Así, Venezuela, el 24 de abril de 1981, mediante Resolución N° M-1.330, creaba el Escuadrón de Guardacostas adscrito al Comando de la Escuadra. En  julio de 1982 pasó a denominarse Servicio de Guardacostas y a depender directamente del Comando Naval de Operaciones. Finalmente, en febrero de 1987, se elevó a la categoría de Comando de Guardacostas, configurando así uno de los cinco operativos de la Armada de Venezuela. Actualmente su Cuartel General está sito en el Puerto de La Guaira.                 

Sus funciones están determinadas por el Ministerio del Poder Público para la Defensa y son: «Planificar, ejecutar y controlar la seguridad marítima, la protección del medio ambiente, la preservación de los recursos naturales y el control de las actividades diversas de tráfico. También cumple funciones para el combate de la piratería marítima y el narcotráfico». El Comando de Guardacostas dispone de siete bases principales desde donde operan sus buques, situadas en La Guaira, Maracaibo, Punto Fijo, Puerto Cabello, Guanta, Pampatar y Güiria, más cinco estaciones secundarias en las islas Los Monjes, Las Aves de Sotavento, Los Roques, Los Testigos, La Blanquilla y Aves.

Actualmente, el principal medio de la Fuerza, aparte del moderno patrullero costero Págalo, son los cuatro del tipo Point, unos navíos muy antiguos, ya que si bien el Comando los recibió procedentes del US Coast Guard en la década de los noventa, su construcción data de los años sesenta. En parecida situación estarían la docena de patrulleros tipo Gavión, que también habían tenido un dilatado servicio con el referido servicio de los Estados Unidos. No olvidemos que estamos ante buques que, dado su origen, estarían sufriendo el embargo de material de defensa estadounidense, que va mermando progresivamente su disponibilidad y eficacia. Sin duda los BVL darán una muy renovada capacidad a la Guardia Costera de Venezuela. 

Una reducida, y flexible, tripulación 

Otro punto muy importante es la reducida dotación con la que puede operar, de tan solo 34 personas, gracias a los novedosos sistemas de control e informatización de sus principales sistemas C3 (Mando, Comunicaciones y Con­trol), combate, propulsión, etc. Los BVL han sido dotados de unos camarotes de moderno diseño y muy funcionales que, junto a las partes comunes, como comedores y salas de ocio, facilitan una más confortable vida diaria, sobre todo durante las largas patrullas. Se cuenta también con capacidad adicional para alojar otras treinta personas en los denominados cuartos de náufragos, que en el caso que nos ocupa son de características similares a los de los tripulantes. La idea es que sean usados por el personal adicional necesario para cumplir las muchas funciones que puede desempeñar, como personal del helicóptero, técnicos de EW, inteligencia, fuerzas especiales, equipos de submarinistas, etc. Respecto a los civiles, podrían ser inspectores de pesca, náufragos o refugiados, o detenidos, tras realizar una acción contra delincuentes o terroristas.

Otro de los puntos a destacar en el diseño es la compuerta situada en popa, justo debajo de la pista de helicóptero, que facilita las operaciones con las embarcaciones semirrígidas tipo RHIB, que utilizan las dotaciones de presa o ayuda. Esta capacidad es indispensable para las actividades de inspección de otros barcos, ya sean sospechosos de transporte de terroristas, narcotráfico, inmigrantes ilegales o cualquier otra actividad ilegal. Igualmente, sirven para auxiliar a otros navíos en situación de peligro, o con heridos o enfermos a bordo. También dispone de equipos de lucha contra los vertidos (sustancias dispersantes, bombas, barreras flotantes y otros elementos). No olvidemos que Venezuela es uno de los mayores productores de petróleo del mundo, que sobre todo es extraído en plataformas sitas en el mar. Otros equipos que llevan o llevarán instalados son los de lucha contra incendios, destinados a sofocar fuegos en otros navíos o en tierra.

Una de las cláusulas del contrato firmado entre la empresa española y la ANBV fue la de asegurar la construcción del cuarto BVL en Venezuela, mediante un importante acuerdo de transferencia de tecnología que, además, favorecerá la embrionaria construcción de buques militares en el país sudamericano. Así, el cuarto buque que cierra la serie, el patrullero Tamanaco, está siendo producido en las instalaciones de la empresa venezolana DIANCA, sitas en Puerto Cabello (Carabobo), con apoyo de Navantia, que tiene tres personas desplazadas permanentemente allí, con un apoyo puntual de especialistas que pudieran ser requeridos.

Con el montaje de este navío la República Bolivariana, a pesar del incremento de costes, busca la transferencia de tecnología y el prestigio nacional que dará la construcción del primer navío de combate del Siglo XXI en el país. Los astilleros venezolanos comenzaron el 27 de mayo de 2009, en conjunción con Navantia, la construcción del BVL AN Tamanaco GC-24, mediante el  acto del corte de acero del Bloque 103. Como parte de este convenio, la empresa venezolana trasladó personal, junto con efectivos de la ANBV, para recibir adiestramiento en los astilleros de Navantia de la Bahía de Cádiz. Esta formación, que ha comprendido el aprendizaje en las diferentes áreas de trabajo que requiere la fabricación y mantenimiento de los navíos, ha finalizado esta última primavera.

Revista Defensa nº 384, abril 2010, Juan Lepanto


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