Tras varios intentos de recuperar la capacidad operativa del portaaviones A-12 "Sao Paulo", el Almirantazgo brasileño ha llegado a la conclusión de que el programa de modernización requeriría una muy alta inversión financiera, contendría incertidumbres técnicas y necesitaría un largo período hasta su conclusión, ante lo cual se ha decidido la desafectación de la embarcación que será llevada a cabo durante los próximos tres años.
Un programa para obtener un nuevo conjunto de nave-aeródromo, y también nuevos aviones, se convertirá en la tercera prioridad de las adquisiciones para la Marina de Brasil, poco después del PROSUB (Pprograma de incorporación de sumergibles), el Programa Nuclear de la Marina y el Programa de Construcción de Corbetas Clase Tamandaré. El coste de este nuevo binomio será sustancialmente inferior a la modernización del portaaviones "Sao Paulo" y la previsible adquisición de nuevos vectores aéreos compatibles con el portaaviones, ya que el modelo AF-1, aún actualizado, debería estar al final de su vida útil cuando el "Sao Paulo” hubiera terminado su modernización.
El "San Pablo" se incorporó a la Armada en el año 2000, adquirido como “de ocasión” a la Marina francesa, con el fin de reemplazar al viejo portaaviones "Minas Gerais", a punto, entonces, de ser desactivado, y facilitar el desarrollo de operaciones aéreas embarcadas mediante el uso de aeronaves de ala fija, los reactores A-4 Skyhawk. Los estudios de factibilidad indican que el costoso programa insumiría mucho tiempo para su realización, aproximadamente diez años, enfrentando varias incertidumbres.
Hasta que la Marina reciba un nuevo portaaviones, la capacidad para llevar a cabo las operaciones de guerra navales con aviones de ala fija, que se obtiene a expensas de grandes inversiones y un intenso entrenamiento de los pilotos en Brasil y en el extranjero, se llevará a cabo a partir de la base aérea naval de Sao Pedro de Aldeia otras instalaciones en tierra, y también a través de entrenamientos conjuntos con Armadas Amigas.
El A-12, en los últimos 12 años con escasísimo uso, altos costos de mantenimiento, con sus aviones sometidos a una larga y también ralentizada actualización parcial, así como diversos accidentes (algunos mortales), incendios e incidentes se había transformado en un verdadero dolor de cabeza para la Marina de Brasil, gran parte de cuyos proveedores, además, está siendo sometido a investigaciones policiales, judiciales y administrativas por corrupción durante ese período. (Javier Bonilla)