SM El Rey Alfonso XIII, por Ley de 17 de febrero de 1915, conocida en la Armada como la “Miranda”, autorizó la adquisición de 4 sumergibles, así como el material necesario para las enseñanzas y prácticas del personal que debía dotarlos, dando origen así al Arma Submarina española.
Desde su creación, se han ido incorporando un total de 39 submarinos a la Flotilla, contando a lo largo de su historia con diversas clases: 4 Serie A, 6 B, 6 C, 2 de la Serie General Mola, 3 D, 1 G, 5 S-30, 2 S-40, 2 S-50, 4 S-60 y la Serie S-70, que contaba inicialmente con 4. Actualmente, el Arma Submarina dispone de 2 en servicio: el Galerna (S-71), que está finalizando su quinta gran carena, que le permitirá operar hasta 2027; y el Tramontana (S-74), que estará en servicio hasta 2023.
Al mando del Arma está el capitán de navío Aurelio Fernández Dapena y se compone de la Flotilla, la Base de Submarinos Isaac Peral y la Escuela de Submarinos Almirante García de los Reyes. Entre sus cometidos se encuentra el alistamiento y preparación de los sumergibles, la formación del personal profesional que sirve a bordo, la conducción de operaciones y la coordinación con los mandos de organizaciones internacionales y países aliados.
La Flotilla de Submarinos está compuesta por un Estado Mayor y organismos de apoyo y asesoramiento para el cumplimiento de las misiones encomendadas y los Galerna y Tramontana. La Armada ha decidido mantener en servicio los 2 S-70, siendo necesario para ello prolongar su ciclo de vida útil y asegurar así que se mantiene esta capacidad esencial para garantizar los intereses de la defensa nacional.
Arranque de los motores diésel del “Galerna” S-71, en la fase final de su gran carena (foto Navantia).
Esta decisión, por otro lado, permite mantener un número mínimo de sumergibles y, de esta forma, llevar a cabo la transición hasta la progresiva entrada en servicio de la Serie 80, manteniendo el conocimiento por parte de personal de la Armada de la forma tan específica de operar de las unidades submarinas. El Galerna fue el primero de una serie de 4 unidades construidas en la factoría de la Empresa Nacional Bazán de Cartagena y fue dado de alta en la Armada el 21 de enero de 1983.
En diciembre de 2017 comenzó su quinta gran carena de extensión de vida en Navantia (heredera de Bazán), donde sigue actualmente, habiéndose puesto a flote el pasado 8 de octubre. En paralelo ha comenzado una nueva fase, que comprende las pruebas de todos los equipos y sistemas, que está previsto que termine a finales de enero. A partir de ahí comenzarán las pruebas de mar, necesarias, para realizar una comprobación exhaustiva hasta la cota máxima operativa.
Una vez concluidas y corregidas todas las posibles deficiencias, normales, dada la complejidad de la plataforma, llevará a cabo un periodo de adiestramiento de la dotación, que finalizará con su calificación operativa, tras la cual se encontrará certificado para participar en las operaciones que se le ordenen para la defensa nacional. El Tramontana fue entregado el 30 de diciembre de 1985 y es el cuarto de la Clase Galerna. Se encuentra en el final de su ciclo operativo, que se extenderá hasta 2023, cuando está prevista su baja en la Armada, tras 38 años de servicio.
La Escuela y la Base de Submarinos
La Escuela de Submarinos Almirante García de los Reyes tiene el cometido de adiestrar a todo el personal que va a desempeñar puestos en los submarinos de la Flotilla. Al tratarse de medios tan específicos, las dotaciones precisan de una formación integral, que cubra no sólo la parte técnica y el conocimiento profundo de las unidades en las que van a operar, sino también una importante enseñanza en los valores que, sin ser exclusivos del Arma Submarina, son especialmente importantes, dadas las circunstancias en las que se desarrolla la vida a bordo, como son compañerismo, espíritu de equipo, responsabilidad, abnegación y sacrificio.
En la Escuela se imparten numerosos cursos, entre los que destacan el de Especialidad Complementaria de Submarinos para Oficiales, el de Aptitud de Submarinos para Suboficiales y Cabos 1º y el de Aptitud Elemental de Submarinos para el personal de Marinería, además de numerosos cursos monográficos enfocados a los equipos y puestos de mayor responsabilidad a bordo. Desde su creación en 1918, la Escuela ha formado a más de 5.000 submarinistas. En un futuro próximo será la responsable de la formación de cara a los submarinos de la serie S-80, a partir del S-82, por lo que se encuentra inmersa en el profundo proceso de transformación y modernización, que la entrada en servicio de estas nuevas unidades exige.
La Base de Submarinos Isaac Peral tiene como principal cometido el apoyo inmediato a la Fuerza y el mantenimiento de las instalaciones del Arma. Por ello, antes de que el primer submarino entre en servicio es preciso adecuar un importante número de infraestructuras, que incluyen nuevas instalaciones para el mantenimiento de las baterías de los S-80; modificaciones de las fosas y muelles de atraque de estos, al ser de mayores dimensiones que los actuales S-70; centros de vigilancia en tierra que permitan reducir las guardias de los submarinos cuando se encuentren atracados en la Base; y nuevas instalaciones para el trabajo administrativo, adecuadas a las tecnologías y modelo de sostenimiento que trae consigo.
El futuro
El Arma Submarina se encuentra en la fase final de su transición hacia la entrada en servicio de los nuevos de la Clase S-80, cuya primera unidad comenzará las pruebas de mar a partir de febrero de 2022 y se entregue a la Armada un año más tarde. Será el primer submarino íntegramente diseñado y construido por la industria nacional, lo que lo convierte, quizás, en el mayor reto tecnológico de la construcción naval española de las últimas décadas. Se trata de una serie de 4 unidades, que van a aportar a la defensa nacional nuevas posibilidades, como el lanzamiento de misiles, capacidad avanzada de operaciones de minado y superior detección, mayor discreción y permanencia en la mar, un sistema de combate y de control de plataforma completamente integrados y capacidad de despliegue de forma encubierta de equipos operativos de operaciones especiales.
Además, a partir del tercer submarino de la serie, se les dotará de un sistema de propulsión independiente del aire, lo que le permitirá permanecer en inmersión, sin necesidad de subir a cota periscópica para recargar las baterías, durante periodos prolongados, aportando una enorme ventaja táctica con respecto a sus predecesores. El S-80, por tanto, constituye una capacidad versátil, que puede producir efectos desde el nivel táctico al estratégico, pues contribuirá significativamente a tres de los cuatro objetivos estratégicos militares: la disuasión y la defensa, gracias precisamente a su discreción; gran potencia de combate; proyección del poder naval sobre tierra y negación del mar; y la vigilancia de nuestros espacios marítimos de interés, en este caso por su gran potencial de obtención de inteligencia.
A todo ello hay que añadirle un carácter furtivo, que le permite entrar en áreas restringidas, como, por ejemplo, las que cuentan con medios A2AD (Anti-Access Area Denial), para la mayoría de nuestras unidades, pues supondría un riesgo a su integridad difícilmente asumible hoy en día. Actualmente, el S-81 Isaac Peral se encuentra en la fase final de su construcción, que conlleva un largo y exhaustivo periodo de pruebas de puerto y mar, para asegurar que cumple con los requisitos exigidos por la Armada y corregir aquellas posibles deficiencias que puedan derivarse de un proyecto tan complejo.
Arranque de los motores diesel del S-81 (foto Navantia).
Este periodo de pruebas es de vital importancia y durante el mismo será manejado por personal de la Armada que lleva años involucrado en el proyecto y ha seguido un intenso proceso de formación y adiestramiento en simuladores. Este proceso de adiestramiento ya ha contado con la contribución de la Escuela de Submarinos, que, por otra parte, es la responsable de la operación y mantenimiento de los simuladores de Plataforma (SIMPLA) y Táctico (SIMTAC). En ellos, y con anterioridad a las primeras salidas a la mar, es dónde la dotación podrá familiarizarse de forma realista con el manejo del submarino desde el punto de vista de la plataforma y del empleo de los sistemas de detección y de las armas.
En lo que respecta a la Base de Submarinos, se están acometiendo las adecuaciones de las infraestructuras necesarias para asegurar que, antes de la entrada en servicio del primero, se encuentran disponibles todos los medios materiales necesarios para su atraque y sostenimiento. Esto es parte de una aproximación integral que aspira a cubrir y actualizar todas las necesidades previsibles de los sumerigibles durante los periodos en que se encuentren en su puerto base, y que son parte esencial para el buen funcionamiento a lo largo de su ciclo de vida.
Nuevo modelo de sostenimiento y seguridad
Para la fase de servicio de los submarinos de la serie S-80 se va a aplicar un modelo de sostenimiento sin precedentes en la Armada, que contará con una Oficina Técnica de Apoyo al Ciclo de Vida integrada por personal de Navantia y de la Armada que, trabajando de forma colaborativa, conducirá a una gestión más eficiente, así como a mejorar la seguridad, desde el punto de vista técnico, de estas nuevas unidades. Este nuevo concepto incluye, entre otras cosas, la gestión de las reparaciones necesarias, la adquisición de los repuestos y el mantenimiento predictivo, por medio de un análisis de los datos de funcionamiento de los equipos y sistemas de a bordo, que permitirán predecir las averías y, por tanto, una gestión más eficiente de los recursos, todo ello con el objetivo de conseguir la mayor disponibilidad operativa posible de las unidades de la Flotilla del futuro.
El objetivo más importante que se estableció desde el principio para el diseño y construcción de esta nueva clase de submarinos es que fueran seguros, si bien la seguridad completa es inalcanzable en este tipo de unidades, por tratarse de una máquina utilizada por una dotación y que realiza su misión en un medio muy hostil, como son las profundidades del mar. Para ello se ha implantado en el astillero, y se está haciendo en la Armada, una nueva metodología en seguridad de submarinos. Esta metodología está importada de los programas de construcciones de sumergibles nucleares de la US Navy, donde se conoce como Safety. Se basa en el análisis y gestión de riesgos aplicado en los procesos que guían las actividades de sostenimiento y operación del submarino. Además de dar continuidad al trabajo realizado hasta ahora en el astillero, guiará todas las actividades que garanticen un nivel de seguridad razonable durante su ciclo de vida.
Foto de portada: El veterano “Tramontana” (S-74) en su fosa de Cartagena (foto Julio Maíz).
Revista Defensa nº 525, enero 2022, Dpto. Comunicación de la Armada española