Día sí y otro también, las embarcaciones del Servicio Marítimo (SEMAR) de la Guardia Civil y del Servicio de Vigilancia Aduanera se enfrentan a las “gomas” empleadas por los traficantes de droga en el Estrecho de Gibraltar. Cruzando esta franja de costa a toda velocidad transportan droga desde Marruecos, sin que las fuerzas de dicho país parezcan poder evitarlo, siendo perseguidas en aguas españolas por las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, que han visto como el número de accidentes, con muertos incluidos, ha aumentado, igual que las veces en que los traficantes no han dudado en usar armas de fuego para impedir su captura.
Pero no se trata sólo de tráfico de drogas, sino que, a través de este mismo canal, se introducen en España todo tipo de mercancías ilícitas, como armas o incluso inmigrantes ilegales. Además, se han dado casos en los que las gomas han introducido en nuestro país a terroristas o han sido empleadas para que personas reclamadas por la justicia huyan de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado. Se trata de transportistas que venden sus ilícitos servicios al mejor postor. De ahí que haya que considerarlos una amenaza para la seguridad nacional. Para que la lucha en el Estrecho no sea una batalla perdida, hay que afrontar los múltiples retos a los que se enfrenta el SEMAR, algunos de índole técnica.
En primer lugar, el Servicio Marítimo requiere embarcaciones interceptoras de alta velocidad para dar caza a las gomas (el nombre coloquial con el que se refieren a las embarcaciones neumáticas equipadas con motores fuera borda de gran cilindrada), dotadas cada vez de motores más potentes y que desarrollan velocidades por encima de los 60 nudos (111 km/h.). Baste como ejemplo que el pasado 30 de abril tuvo lugar la enésima persecución de una de estas embarcaciones entre el SEMAR y Vigilancia Aduanera de la Agencia Tributaria. A pesar de que se incautaron 550 kg. de hachís, que fueron lanzados desde la lancha, esta escapó, puesto que estaba dotada de 3 motores de 425 CV, con los que alcanzó los 64 nudos.
Y es que se están generalizando las embarcaciones dotadas de esta potencia, cuando hasta ahora lo habitual era dotarlas de motores de 350 CV. Si hay suerte, una vez alcanzadas, hay que hacerles desistir de su propósito y evitar que descarguen la droga y sigan siendo un peligro por su elevada velocidad. Para ello se puede optar por diversas opciones. Unas implicarían el uso de armamento de fuego de forma disuasoria, algo a lo que la Benemérita no parece dispuesta, mientras que otras contemplan el despliegue de sistemas especializados, que pasaremos a detallar.
Merecería la pena sin embargo recordar en este momento el éxito de las unidades HITRON (Helicopter Interdiction Tactical Squadron) del US Coast Guard, que el año pasado sumaron 500 interceptaciones de embarcaciones de narcotraficantes, desde el inicio de sus actividades en 1998. Son desplegados desde helicópteros y emplean fusiles de precisión hasta de calibre 12,7 mm. para disuadir a las embarcaciones, neutralizando con fuego preciso sus motores, modo de funcionamiento que también está siendo empleado por los MSRT (Maritime Security Response Team), las unidades especiales del USCG.
Alta velocidad
Tiradores de precisión de la Benemérita, como los del Grupo de Acción Rápida (GAR), podrían desplegarse forma similar, habiéndose descartado sin embargo desde las altas instancias esta opción. En primer lugar, la Guardia Civil necesita modernizar sus interceptoras de alta velocidad, ya que las que están actualmente en servicio resultan lentas para enfrentarse a las embarcaciones empleadas por los narcotraficantes. Algunas de las que dispone el SEMAR anunciaban originalmente velocidades de 67 nudos, pero a día de hoy ninguna alcanza los 50 y de ahí que sean superadas por las que usan los narcotraficantes. Por ello se ha determinado que la velocidad que debería alcanzarse con las nuevas embarcaciones debería ser de 70 nudos, casi 130 km/h., que es imposible de lograr con ningún modelo actualmente en servicio.
Antes de avanzar más hay que precisar que esta velocidad máxima solo es necesaria durante las operaciones de interceptación, es decir, que el que sea elevada no quiere decir que se circule continuamente a esa velocidad. Estas embarcaciones cuentan con velocidades de crucero moderadas que favorecen el consumo de combustible y la autonomía, pero una aceleración tal que permite alcanzar la máxima rápidamente, con lo que se facilita la operación. Deberían ser ligeras y con un diseño optimizado para esa rapidez, pero con espacio suficiente para alojar al personal necesario, tanto para operarlas, como para enfrentarse a los narcotraficantes o para emplear los sistemas que analizaremos más adelante.
En líneas generales, este tipo de embarcaciones se caracterizan por un casco de fibra de vidrio reforzado o, menos frecuentemente, de aluminio, aptas para misiones contra la piratería, control de fronteras, inteligencia, seguridad marítima o protección de la fuerza, contando con una velocidad de crucero de 30 o 40 nudos, pero con una elevada aceleración y velocidad máxima, que les permite realizar misiones de interceptación como las descritas, además debe maniobrar igualmente rápido y ofrecer una operación segura a sus tripulantes tanto en lo referente al comportamiento en la mar como al confort a bordo. Para ello el casco presenta características del tipo wave piercing, que les facilite atravesar las olas sin perder estabilidad y sin que la cubierta se llene de agua. Este diseño de los años noventa y de origen australiano, empleado habitualmente en catamaranes, se basa en un casco muy esbelto, de poco francobordo o borda libre con una proa afilada capaz de cortar las olas del mar sin aumentar excesivamente la resistencia añadida.
Habitualmente el casco ligero de fibra de vidrio presenta una forma estilizada e hidrodinámica muy estudiada, de tal forma que ofrece una baja resistencia y una elevada sustentación cuando planea, lo que reduce a su vez el rozamiento y permite una alta velocidad. Cuentan con estabilización mediante aletas de accionamiento hidráulico y algunas con propulsión mediante hélices de superficie (surface drives) como los del fabricante italiano Jolly Drive. Se trata de un sistema optimizado para embarcaciones de alta velocidad, montadas a popa, muy retrasadas respecto al casco y sumergidas solo hasta la mitad de la hélice por lo que solo la parte inferior queda bajo el agua y aprovechando la tensión superficial de la superficie del agua. Unidas al motor mediante un cardán, sirven también para orientar la embarcación y trabajan unidas a propulsión dirigible con sistemas como los del fabricante Jolly Drive Special. Disponen de plantas propulsoras dobles o cuádruples asociadas a cajas de cambios y hélices optimizadas para esas prestaciones.
La “Guardia di Finanza” italiana
El SEMAR lleva años fijándose en el tipo de lanchas empleadas por la Guardia di Finanza italiana, país que lidera hace tiempo el desarrollo de embarcaciones de alta velocidad para este tipo de aplicaciones. Las modernas combinan formas de casco finas, esbeltas, con forma en V para alta velocidad, motores de elevada potencia y sistemas de control del empuje optimizados para alcanzar elevadas velocidades y gran maniobrabilidad. Según las preferencias, están disponibles con cabinas cerradas o semicerradas con asientos que ofrecen una elevada sujeción y comodidad a pesar de considerables factores de carga (g) que se alcanzan durante las persecuciones, tanto para la tripulación como para el personal adicional que pueden portar.
Una combinación habitual de motorización contempla la instalación de 4 motores FPT (Fiat Powertrain) de 650 CV, 4 Seatek de 800 CV o 2 V8 como los MAN de 1.350 cada uno, aunque uno de los que más prestaciones ofrece en la actualidad es el relativamente nuevo XTO de 425 CV de Yamaha, por el que el SEMAR se ha interesado. Para incrementar su eficiencia se instalan sistemas de navegación con radar de superficie, siendo recomendable también disponer de sensores electro-ópticos que permitan la navegación segura de noche o en malas condiciones, incluyendo para ello un canal térmico.
En la cabina suelen presentarse pantallas de gran tamaño, en las que se muestran el estado de los motores, las imágenes del radar de navegación así como de las cámaras. Dependiendo de la configuración final, el precio de una de estas embarcaciones estaría en torno a los 2 millones de euros. Entre las de la Guardia di Finanza que anuncian 70 nudos encontramos las ST60 y ST50 de Super Termoli o la Clase V6000 del constructor Fabio Buzzi, ambas italianas. Por ejemplo, la ST60 tiene una eslora de 18,6 m., una manga de 3,4 y un calado de 1, con un desplazamiento en torno a las 25 ton. a plena carga.
El astillero Fabio Buzzi comercializa varias embarcaciones de alta velocidad, como las RIB 39’ SF (Special Forces), en servicio en Italia, Ecuador y Jamaica, de 12,94 m. de eslora y posibilidad de configurarlas con diferentes cabinas y plazas. También están las RIB (Rigid Inflatable Boat) 42’ SF, que estuvieron en servicio en la Guardia di Finanza entre 2001 y 2013 como Clase Falco. Con 13,2 m. de eslora, su cabina blindada ofrece protección para la tripulación y puede ser totalmente cerrada.
Derivada de esta, la FB 42’ STAB (Stabilizer Tubes) tiene 12,94 m. de eslora, configurada especialmente como interceptora de alta velocidad. Cuenta, como característica destacable, con dos estabilizadores inflables a ambos lados del casco. Construida en Kevlar, presenta una elevada resistencia y un peso muy reducido. Por último, la RIB 55’ es de 16,7 m. y 66 nudos de velocidad y está en servicio actualmente en la Guardia di Finanza. Dispone de cabina cerrada y posibilidad de adaptar el interior según el tamaño de la tripulación.
Otras opciones
Otro constructor europeo, el sueco Marell Boats, promociona una patrullera de 15 m. de eslora optimizada como interceptora de alta velocidad de 70 nudos. El fabricante afirma que, además de esa característica, gracias a su afilado diseño, puede operar con mala mar gracias a su sistema de estabilización. De 8,89 m. de eslora, resulta mucho más compacta que las citadas antes. La estadounidense Metal Shark anunció el año pasado el desarrollo de una interceptora construida en aluminio de 70 nudos de velocidad, la 52 Fearless Super Interceptor de la que están construyendo ya 15 unidades de un primer encargo.
En el fondo de la embarcación, por debajo de la obra viva, el diseño presenta lo que el fabricante denomina Túnel Ventilado en V Escalonada (Stepped Vee Ventilated Tunnel o SVVT), pudiendo configurarse para tareas que van desde la lucha contra traficantes a la protección de la ZEE (Zona Económica Exclusiva). La planta motriz está formada por 2 motores de 12 cilindros en V MAN de 1.650 CV cada uno, asociados a transmisiones de ZF y hélices de superficie (surface drive) Arneson ASD14. De 17,5 m. de eslora y 3,5 de manga. Ofrece, además una elevada autonomía de 12 h. a 50 nudos de velocidad de crucero, con un desplazamiento de 8 ton.
Recordemos que a menudo sucede que embarcaciones de este tipo son a su vez empleadas por los narcotraficantes y, tras su interceptación, pasan al servicio de las agencias policiales, como ha sucedido en Italia; o de la Marina, como en Grecia con 2 ST60 incautadas en 2003. De ahí que a modo de solución transitoria o interina, podría estudiarse la adaptación de alguna de las embarcaciones incautadas por la Guardia Civil.
Armamento no letal
Repasado el panorama de las que podrían satisfacer los requerimientos del SEMAR, queda analizar una propuesta relativa a los medios de interceptación planteada por la española ACK3 Global Solutions a la que hemos tenido acceso y que destaca por su novedosa tecnología.
Como decíamos al comienzo del artículo, la Guardia Civil no se plantea el uso de medios letales para neutralizar las embarcaciones dedicadas al narcotráfico, ni si quiera para dejar fuera de combate los motores que las propulsan, lo que facilitaría su detención. Ante este reto, queda analizar las opciones que emplean tecnología no letal o menos que letal, en terminología actual. En primer lugar habría que analizar los sistemas efectores con que cuenta el SEMAR, por ejemplo los lanzagranadas Santa Bárbara LAG 40 que emplean granadas de 40 mm. y que pueden dotar a las patrulleras medias y de altura.
Aunque se dispone de granadas explosivas e inertes en los servicios de armamento de las comandancias, la baja velocidad de los proyectiles empleados hace que el alcance sea insuficiente cuando se disparan desde una embarcación de alta velocidad contra otra que a su vez navega igualmente rápido. También están las ametralladoras Browning M2 de 12,7 mm., pero los afustes para estas armas con que contaban ciertas patrulleras han sido desmontados y, al igual que los LAG 40, su uso está limitado a los patrulleros de altura como el Río Miño o Río Segura.
También se dispone de fusiles de asalto HK G36 de 5,56x45 mm., si bien las municiones no letales disparadas desde ellos no alcanzan más de 20 m., por lo que tampoco resultan válidas. Descartado por el mismo motivo queda cualquier ingenio disparado desde una escopeta del calibre 12. Se plantea, por tanto, el reto de equipar al SEMAR con medios para detener estas embarcaciones que sean no letales y en la medida de lo posible no lesivos, útiles ante cualquier acción o maniobra por parte de individuos a bordo de embarcaciones de alta velocidad durante la fase de abordaje o una vez que esta se encuentra detenida.
El sorprendente enfoque de ACK3 Global Solutions comienza con el uso de vehículos aéreos no tripulados, o UAV (Unmanned Aerial Vehicle), como los empleados en la competición, lanzados y operados desde las patrulleras de la Guardia Civil, capaces de superar los 140 km/h., programados para operar a una altitud máxima que resulte segura para los helicópteros o cucos de la Benemérita y a los que se pueden equipar con diferentes cargas útiles. Estas incluirían lanzadores de cuerdas o cabos para enredarse en las redes de las lanchas, luces LED estroboscópicas, humo, spray de pimienta OC (Oleoresin Capsicum) o pintura marcadora, incluso con traza ultravioleta que permita su identificación con luces específicas.
El personal destacado en las lanchas contaría con medios no letales basados en fusiles de asalto o marcadores diseñados para el airsoft, pero dotados de municiones de impacto o de efecto lacrimógeno CS (clorobenzilideno malononitrilo) o combinado CS/OC. También tendrían iluminadores de láser verde con efecto estroboscópico para limitar la visibilidad, así como nebulizadores de gran tamaño para aplicación instantánea de CS/OC sobre la embarcación.
De esta forma la Guardia Civil dispondría de varios medios con los que obligar a los narcotraficantes a bordo de las gomas a desistir de su actitud, proyectando pintura, gas lacrimógeno o de pimienta mientras circulan, neutralizando las hélices de la lancha con los lanzacabos (técnica empleada por la Guardia di Finanza) y marcando tanto a los sujetos como a las embarcaciones con pintura que permita su identificación posterior en controles en la costa. Igualmente, resulta útil marcar las embarcaciones de día con pintura ultravioleta que permita su identificación de noche desde los buques o los helicópteros. En cualquier caso, el mejor uso operativo de estos medios vendrá de la mano del usuario final.
Revista Defensa nº 519-520, julio-agosto 2021, José María Navarro