El submarino Tramontana (S-74), el cuarto de clase Agosta de la Armada Española y el único, junto al Galerna, que culminó su gran carena el pasado octubre, operativo en la Flotilla de Submarinos (FLOSUB) de la Armada española, no para.
Ahora ha vuelto a integrarse, bajo el control operativo del Mando de Operaciones, en la operación ‘Sea Guardian’ de la OTAN en el Mediterráneo. Es la séptima vez que el Tramontana participa en esta operación desde que comenzó hace ya seis años, la última lo hizo el pasado mes de julio.
La operación está enfocada en el conocimiento del entorno marítimo para disuadir y luchar contra el terrorismo, así como mitigar el resto de amenazas. Es una operación flexible, que puede cubrir toda gama de tareas de seguridad marítima si lo solicitara el Consejo del Atlántico Norte, como mantener la libertad de navegación, llevar a cabo la interdicción marítima, luchar contra la proliferación de armas de destrucción masiva y proteger la infraestructura crítica.
Sólo en términos de energía, alrededor del 65% del petróleo y el gas natural que se consume en Europa occidental pasa por el Mediterráneo cada año. Gracias a la discreción y el sigilo que caracteriza a los submarinos, estos son capaces de realizar tareas de vigilancia sin perturbar el patrón de vida de la actividad marítima de la región, pudiendo así localizar e identificar actividades ilícitas dentro de las aguas del Mediterráneo. Culminada esta operación, el submarino Tramontana se preparará para su inmediata participación en Dédalo-23.
El submarino Tramontana en Dédalo-23
El Grupo Anfibio Aeronaval Dédalo-23 será desplegado por la Armada española en el Mediterráneo durante el primer trimestre de este año año, bajo mando operativo del MOPS, con la finalidad de incrementar su adiestramiento y para mostrar el firme compromiso de España con la Política de Disuasión y Defensa de la OTAN. Además del Juan Carlos I, el Grupo contará con los buques anfibios Castilla y Galicia, la fragata Blas de Lezo y el submarino Tramontana, así como diversos medios aéreos de la Flotilla de Aeronaves de la Armada -helicópteros SH60F y SH60B y aviones Harrier AV8B- y un destacamento de helicópteros Tigre y Chinook de las Fuerzas Aeromóviles del Ejército de Tierra (FAMET).
Además, participarán en el despliegue las lanchas de desembarco del Grupo Naval de Playa y una fuerza de Infantería de Marina. Con estos medios y capacidades, se despliega una fuerza capaz de proyectar el poder naval en y desde la mar.
Este despliegue, además, servirá para preparar su calificación y certificación para la posterior incorporación en la “NATO Readiness Initiative” (NRI) el año 2024 y fortalecer la imagen de las Fuerzas Armadas en el contexto internacional. Incluirá actividades frente a las costas de Italia y Francia en su primera fase, de Egipto en la segunda, para regresar al litoral italiano en las fases III y IV, antes de poner fin a este importante despliegue a finales de marzo.
En el periodo de tiempo que durará el despliegue, el Grupo de Combate interactuará con otras agrupaciones y unidades de la OTAN, lo que multiplicará las oportunidades de adiestramiento de las dotaciones y del Estado Mayor de la Agrupación.
Perfectamente mantenido desde 1984
Tras desechar la opción de los tipo 209 alemanas, para estandarizar la dotación de su Flotilla de Submarinos (FLOSUB) con tecnología francesa, en 1974 el entonces Ministerio de Marina, a propuesta del Estado Mayor de la Armada, decidió dotarse de dos submarinos tipo Agosta. Al igual que en el caso de los Daphné, que en España se designaron como clase Delfín, se construirían en la planta de Cartagena, de la Bazán (hoy Navantia), como se la llamaba popularmente.
El año siguiente, en mayo de 1975 se firmó la orden de ejecución, encargo que se ampliaría el 29 de junio de 1977, para en total contar con cuatro de estos submarinos serie S-70. En febrero de 1981 se anunció que los cuatro submarinos se designarían con nombres de vientos: “Galerna” (S-71), “Siroco” (S-72), “Mistral” (S-73), “Tramontana” (S-74), siendo el coste del programa de unos 8.000 millones de las pesetas de entonces.
Entregados entre 1983 y 1986, marcaron la edad de oro de la capacidad de la Armada española en el campo de los submarinos, ya que junto a los 4 Delfín, conformaban una flota de 8 unidades, que se mantendría hasta la baja de éstos últimos entre 2003 y 2006, dejando un vació, que se acrecentaba con la baja de los “nuevos” de la clase Galerna, el “Siroco” en 2012 y el “Delfín” en 2020.
La baja disponibilidad presupuestaria española en materia de defensa, que afectó a la puesta en marcha de los submarinos “Isaac Peral” o S-80, dejaron la capacidad de la FLOSUB al mínimo. Así actualmente están en servicio sólo el Tramontana y el Galerna.
Tras realizar las pruebas de sistemas, el Galerna finalizaba su gran carena y se reincorporaba al servicio activo el pasado mes de octubre tras casi cinco años de trabajos en las instalaciones de Navantia en Cartagena. El buen mantenimiento de ambos submarinos está permitiendo a la Armada española cubrir las necesidades operativas hasta esperada la entrada en servicio de los S-80. El 23 de diciembre, el astillero de Navantia en Cartagena era testigo del amarre del primero de la serie, el submarino S-81 “Isaac Peral”, operación que tenía lugar una vez finalizados los trabajos que debían realizarse en seco. Tras la maniobra, el buque quedó amarrado en el muelle, donde se preparará para sus próximas pruebas de puerto y de mar.
El S-81 se encuentra en la fase final de su periodo de pruebas, un procedimiento reglado y muy exigente, destinado a comprobar y, en caso necesario, corregir y optimizar el funcionamiento de todos los sistemas del submarino y sus componentes. Tras los trabajos acometidos en dique seco se realizarán nuevas pruebas, incluyendo navegación en superficie, inmersión, navegación en inmersión e inmersión a cota máxima.