Revista Defensa, abril 2015
El conflicto ucraniano tiene una larga y compleja historia, cuyo análisis exigiría un desarrollo que excede con mucho el objetivo del presente trabajo. Nuestra intención es ofrecer algunos datos y puntos de vista, que en ocasiones pudieran no ser suficientemente conocidos o pasar desapercibidos. Todo ello con la intención de provocar la reflexión y la consideración de nuevas perspectivas.
En esta línea, y antes de entrar en materia, expondremos unas cuantas consideraciones que nos ayudarán a situarnos.
La etimología, que se ocupa de explicar el origen de las palabras, razón de su existencia, de su significación y de su forma, será nuestra primera vía de aproximación a la cuestión. Ucrania es la forma latina del nombre original del país que deriva de la unión de dos palabras y +KpauHa (ukraina), que en eslavo antiguo viene a significar en la frontera. En épocas pretéritas al territorio situado en los confines de un reino eslavo se denominaba kraina (KpauHa); más o menos el equivalente del concepto látino de marca, provincia, distrito fronterizo.
Estos territorios –marcas o krainas–,que proliferaron en toda Europa entre los siglos IX y XVIII, se otorgaban a nobles guerreros que, a cambio de privilegios, se ocupaban de su administración y defensa; situados en los confines del reino, eran objeto de permanente disputa y su posesión marcaba el trazado de las fronteras.
Cuando Ucrania se llama Ucrania por algo será. Efectivamente, la región ha sido a lo largo de la historia un territorio fronterizo, tierra de todos y de nadie, escenario de un sinfín de enfrentamientos que decidían la soberanía sobre unas áreas que cambiaban de manos con no poca frecuencia.
Ucranios (UU vs UR)
Dejamos la etimología para pasar a la semántica, con el objeto de efectuarn ciertas precisiones sobre el sentido que daremos al uso de algunos términos. Según la Real Academia Española, ucranio y ucraniano son sinónimos. Sin embargo, nosotros vamos a hacer las matizaciones que, para cada caso, a continuación se expondrán. Advertimos, no obstante, que las licencias terminológicas y acrónimos que enunciamos y explicamos son de nuestra cosecha y, como tales, han de considerarse útiles y válidos sólo en el contexto del presente documento.
-Ucranio: Natural de Ucrania. Todos los habitantes de la actual Ucrania; incluyendo a los grupos etnográficos ucranianos y rusos.
-Ucranio ucraniano (UU): Habitante de Ucrania de origen ucraniano. Con este término nos referiremos a los sectores de población (mayoría en la zona occidental) que se sienten ucranianos a todos los efectos (origen, cultura, lengua...).
Mapa 1: Región de DomBass en naranja
-Ucranio Ruso (UR): Habitante de Ucrania de origen ruso. Se considera a los sectores de población (mayoría en la zona oriental) que se sienten rusos (origen, cultura, lengua…). Los medios de comunicación vienen refiriéndose a los ucranios rusos como pro-rusos. Sin embargo tal denominación no es del agrado de los propios afectados ni se ajusta del todo a la realidad por dos motivos. En primer lugar, desde el punto de vista jurídicoadministrativo los habitantes de esta zona siempre han mantenido una especial relación con Rusia y, de hecho, la mayor parte de ellos tienen documentación de esa nación, además de la ucraniana (aunque la situación resulta un tanto irregular, siempre ha sido conocida y consentida por las autoridades de Moscú y Kiev).
Por otra parte, desde el punto de vista emocional –quizá el más importante en este caso–, los ucraninos rusos se sienten extremadamente rusos, más que la mayoría de los rusos. Esta población del área lleva en los genes el sentimiento de la frontera, son comunidades curtidas en mil batallas en defensa y salvaguarda de las fronteras de la patria rusa. En concreto, el Dombass(3) (mapa 1), la región donde se han desarrollado los principales enfrentamientos, históricamente había pertenecido a Rusia; fue solo a raíz de la revolución de 1917 y del nacimiento de la URSS (Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas) cuando estos territorios fueron adjudicados por Stalin a la República Socialista Soviética de Ucrania (RSSU).
Respecto a la distribución geográfica, la población del Oeste es mayoritariamente ucraniana (UU) y la del Este de origen ruso (UR). La simple inspección de los mapas de distribución étnica (mapa 2) y lingüística (mapa 3) viene a confirmar la división del país.
(3) Dombass es una región de unos 23.000 km2. situada en la cuenca del río Donetsk, al Este de la actual Ucrania.
Situación geoestratégica
Ucrania es un país europeo (el segundo más extenso después de Rusia) situado en la zona oriental del Continente. Limita al Este con Rusia, al Norte con Bielorrusia, al Oeste con Polonia, Eslovaquia, Hungría, Rumania y Moldavia y al Sur tiene una franja litoral bañada por el mar Negro y el de Azov.
Ciertamente se encuentra situada en una zona de paso entre oriente y occidente, pero tampoco puede afirmarse que Ucrania constituya aisladamente la única vía o clave de las comunicaciones entre Europa y Asia. Respecto a su salida al mar, sus costas dominan la ribera Norte del mar Negro y, de momento(4), el de Azov, pero tampoco podemos considerar esta cuestión muy relevante; estos mares no tienen una excesiva importancia estratégica, ya que son cuasi interiores, el de Azov cerrado por el estrecho de Kerch (bajo absoluto control ruso)(5) y el Negro por los del Bósforo y Dardanelos (turco).
(4) Decimos de momento porque si los UR consiguiesen todos sus objetivos, el mar de Azov pasaría a convertirse en un Mare Nostrum ruso.
(5) Especialmente a partir de la integración formal de Crimea en la Federación Rusa.
Respecto a su potencial económico, Ucrania tiene extensas zonas de tierras fértiles, muy apropiadas para la producción de cereales y un subsuelo que encierra algunas riquezas minerales. Aunque produce gas y carbón, no es un país exportador de recursos energéticos, al contrario, tiene dependencia, especialmente del gas natural procedente de Rusia. Desde su independencia, en 1991, registró un importante crecimiento económico hasta el año 2008. La crisis global hizo que en 2009 la economía sufriese una importante contracción y a partir de entonces inició una senda de recuperación similar a la que viene registrándose en la mayoría de los países europeos, una estabilidad con crecimientos modestos, de hasta el 2 por ciento del PIB (Producto Interior Bruto).
Mapa 2: Mapa de distribución étnica (fuente https://elimperiodedes.files.wordpress.com).
Sin embargo, el conflicto ha truncado el camino de la recuperaciónmy provocó la estrepitosa caída de la economía ucraniana (el PIB en 2014 registró un desplome del 8,2 por ciento)(6). Según los datos del Fondo Monetario Internacional (FMI)(7) y atendiendo al PIB per cápita (estimaciones de 2014), ha pasado a ocupar el puesto 100 de un total de 183 países. Se encuentra dentro de los que el Banco Mundial cataloga como países de medios o bajos ingresos.
(6) Fuente Banco Mundial (http://www.worldbank.org).
(7) Fuente Fondo Monetario Internacional, WorldEconomic Outlook Database (abril de 2014), http://www.imf.org.
Historia
No vamos a realizar un relato exhaustivo de los sucesos acaecidos en el área a lo largo de los siglos, pues resultaría demasiado prolijo y en cierto modo estéril. Será más útil al propósito de nuestro trabajo destacar algunos hechos y procesos que podrían explicar las razones de la pasada y presente conflictividad. Los primeros vestigios humanos datan aproximadamente del 4500 AC.
Desde entonces la región fue ocupada por diversos pueblos, cimerios, escitas, sármatas, griegos, romanos, bizantinos, godos, hunos, búlgaros, jázaros, hasta que, en el siglo IX, aparecieron los rus(8), que fundaron el denominado Rus de Kiev.
En el Siglo XI –edad de oro de Kiev– el Rus llegó a ser el reino más grande y poderoso de Europa, abarcando gran parte de la actual Ucrania, Bielorrusia y la zona más occidental de la Rusia europea. En el XII, la fragmentación del poder y las incursiones otomanas provocaron su decadencia y la migración de la población eslava hacía el Norte. La irrupción de los mongoles en el Siglo XIII liquidó definitivamente el Rus de Kiev, del que sólo sobrevivieron los principados de Galitzia y Volynia, situados en el extremo occidental del reino. Entre los siglos XIV y XVI la región de Rutenia (zona septentrional de la actual Ucrania) cayó bajo el dominio de la República de las Dos Naciones (Polonia y Lituania)(9).
(8) Tribu de origen escandinavo –vikingos suecos– ancestros, como su nombre indica, de los actuales rusos.
(9) Polonia y Lituania formalizaron su unión en 1569 (Tratado de Lublin).
A mediados del XVII, tribus de belicosos cosacos se instalaron en la zona y la República de las Dos Naciones perdió el control de Rutenia. Los cosacos comenzaron colaborando con lituanos y polacos para contener a los turcos, pero finalmente acabaron por aliarse con los rusos, cultural y religiosamente más afines. A finales del XVIII, la República de las Dos Naciones dejó de existir. Galitzia fue anexionada por el imperio austriaco, mientras el resto de Rutenia se incorporó progresivamente al Imperio ruso.
La costa del mar Negro, dominada por los otomanos, fue conquistada por los rusos en una serie de guerras (1735-39, 1768-74, 1787-92 y 1806-12). Los territorios sometidos recibieron el nombre de Nueva Rusia(10) (mapa 4) y comprendían la parte Sur de la actual Ucrania, Besarabia y Transnistria. En esta misma época el Kanato de Crimea también sucumbió ante el avance ruso y la península fue incorporada al Imperio en 1783.
(10) Nueva Rusia es el término que el Imperio ruso dio a las zonas de la costa del mar Negro (actual Sur de Ucrania). Este término histórico es precisamente el que en la actualidad y con toda intención emplean los rebeldes rusos, que reivindican que el área vuelva a formar parte de Rusia.
Mapa 3: Mapa lingüístico (fuente XalD, vía Wikimedia Commons).
Al comienzo de la I Guerra Mundial (PGM) la región era una vez más territorio de frontera (y KpauHa), con áreas repartidas entre los distintos contendientes. Los ucranianos occidentales, bajo dominio austriaco, combatieron con las potencias centrales de la triple alianza, mientras que los ucranianos orientales, súbditos del zar de Rusia, lo hicieron con la triple entente.
Aprovechando la debacle de la Gran Guerra surgieron varios estados de pequeño tamaño y en algunos casos efímera historia que, ahora y no antes, empezaron a emplear el nombre de Ucrania; República Nacional de Ucrania, República Popular Ucraniana, Hemanato de Ucrania (protectorado alemán) y, con la revolución bolchevique de 1917, la República Socialista Soviética de Ucrania (RSSU).
Finalizada la PGM, los enfrentamientos bélicos entre Polonia y la Rusia bolchevique se prolongaron hasta 1921. Finalmente, la primera mantuvo el control sobre la zona occidental, mientras los territorios del Este se consolidaron como RSSU. En este punto tenemos que detenernos en la figura de Stalin(11), ya que fue el responsable de decisiones que finalmente han resultado muy relevantes en la evolución hacia la situación actual. Tras el Octubre Rojo, el Consejo de Comisarios del Pueblo (Sovnarkom) asumió el Gobierno de la Rusia soviética y a Stalin se le asignó el cargo de Comisario del Pueblo para Asuntos de las Nacionalidades.
Stalin siempre temió que se desarrollasen corrientes nacionalistas ucranianas que pusieran en peligro la integridad de la URSS. El líder soviético pensó que la solución era rusificar Ucrania y con este objetivo adjudicó los territorios más orientales (Donbass incluido) a la RSSU, cuyas fronteras quedaron muy parecidas a las actuales. Hay que señalar que Stalin no transfirió Crimea(12). La solución estalinista tenía un doble objetivo: por una parte, una Ucrania ampliada contentaría a los nacionalistas y, por otra, una dividida debería dificultar el desarrollo de un espíritu nacionalista excesivamente fuerte (la comunidad rusa haría de freno o contrapeso frente a los ucranianos más radicales).
(11) Service Robert (2006); Stalin, una biografía; Editorial Siglo XXI de España Editores; ISBN 8432312347.
(12) Crimea tan solo ha formado parte de Ucrania durante 60 años (1954-2014).
Con los territorios adjudicados por Stalin se configuró una Ucrania grande y medio rusa. Aunque el planteamiento parece tener una cierta lógica, pronto se demostró que entre la teoría y la práctica había grandes distancias. Así, mientras el Kremlin pudo ejercer un férreo control sobre toda la URSS, la situación se mantuvo forzosamente estable. Sin embargo con la II Guerra Mundial (SGM) el polvorín volvió a estallar. Ucrania, al igual que sucedió en la Gran Guerra, volvió a dividirse en bandos.
Los ucranianos del Oeste apoyaron a las fuerzas del Eje y los del Este se integraron en el Ejército Rojo. Los nacionalistas más radicales apoyaron sin reservas la invasión alemana. Incluso se organizó toda una División SS con voluntarios ucranianos, la 14ª de Granaderos Waffen-SS (14 SS-Freiwilligen Division Galizien). Este hecho es especialmente significativo, ya que el III Reich, por razones de ideología racial, solo admitía arios puros en las SS y en general era muy reacio a integrar personal que no cumpliese estos requisitos de pureza étnica. Hoy día, los UU más radicales consideran héroes a los miembros de la División Galizien y organizan actos conmemorativos manteniendo su estética, simbología y, según parece, ideario.
SS-Freiwilligen Division “Galizien”, símbolo del nacionalismo ucraniano más radical.
La invasión de las fuerzas del Eje primero y la posterior reocupación del Ejército Rojo propiciaron la explosión del odio contenido (UU vs UR), desembocando en un cruento baño de sangre donde se cometieron gran cantidad de desmanes. Resulta muy difícil ofrecer cifras fiables sobre bajas, pero se estima que entre 5 y 8 millones de ucranios (UU + UR) pudieron perder la vida durante el conflicto, incluyendo alrededor de medio millón de judíos ejecutados por los alemanes, ayudados por colaboracionistas locales. Al finalizar la SGM con la derrota del III Reich, la RSSU volvió a la disciplina de la URSS.
En 1954, sin que hayamos podido averiguar el porqué, el entonces máximo mandatario de la Unión Soviética, Nikita Kruschev, cedió Crimea a la RSSU. La decadencia del poderío soviético se constató en 1989 con la caída del muro de Berlín. Dos años después, en diciembre de 1991, los líderes de Bielorrusia, Rusia y Ucrania disolvieron formalmente la Unión Soviética,
constituyendo la Comunidad de Estados Independientes (CEI). En 1992, en pleno proceso de disolución de la URSS, el Soviet Supremo aprobó una resolución anulando el decreto de 1954 sobre la transferencia de Crimea. Ucrania hizo caso omiso y la península siguió dependiendo formalmente de Kiev aunque con un estatus especial y unos sólidos y extraordinarios vínculos con Moscú. Resulta especialmente significativo el hecho que la flota rusa del mar Negro ha mantenido siempre su base en Sebastopol.
Conflicto
Después de la independencia, Ucrania vivió un periodo de estable inestabilidad. En cierto sentido, el crecimiento económico dulcificaba los desencuentros y enfrentamientos entre ucranios que, a pesar de la aparente calma, seguían tan o más divididos que nunca (UU a favor del acercamiento a occidente y la integración en la Unión Europea y UR que preferían el mantenimiento de los vínculos con Moscú). Con la crisis, el efecto balsámico del bienestar económico y social desapareció y el conflicto volvió a estallar.
En noviembre de 2013 comenzaron en Kiev (Euromaidan) las protestas contra Viktor Yanukovich (UR), presidente que postulaba un mayor acercamiento a Rusia bloqueando el avance de los acuerdos con la UE. Las protestas degeneraron en violencia y, a finales de febrero de 2014, el saldo era de 98 muertos, alrededor de 100 desaparecidos y más de 15.000 heridos.
El Parlamento, ante la situación de emergencia, decidió convocar elecciones presidenciales (que se fijaron el 25 de mayo) para sustituir a un desaparecido Yanukovitch. Ante estas perspectivas, las zonas de mayoría UR comenzaron a movilizarse.
Mapa 4: Nueva Rusia, conquistas rusas a los turcos (fuente Shliahov, vía Wikimedia Commons).
El 11 de marzo, Crimea declaró su independencia y cinco días después celebró un referéndum para la reintegración en Rusia. El resultado fue positivo –más del 90 por ciento de la población es rusa– y la unión se formalizó el 18 de marzo mediante un tratado de adhesión. En el Este de Ucrania, en medio del desgobierno, las provincias más orientales y combativas, Donestk y Lugansk, aprovecharon para autoproclamarse repúblicas (Popular de Donetsk el 7 de abril y Parlamentaria de Lugansk el 8 de abril). Poco después, el 24 de mayo –un día antes de las elecciones– las recién nacidas repúblicas constituyeron la Unión de Repúblicas de Nueva Rusia (mapa 5) con la no oculta intención de seguir el ejemplo de Crimea. Las elecciones, celebradas el 25 de mayo 2014 dieron como vencedor a Petro Poroshenko (UU).
Los UR ni aceptaron los resultados, ni estaban dispuestos a admitir las políticas prooccidentales del nuevo presidente, lo que propició la actual situación de virtual desintegración de Ucrania, con guerra civil incluida, que ha reavivado las fricciones entre los países occidentales y Rusia. No obstante, la comunidad internacional viene realizando intentos para buscar una salida negociada al conflicto. En esta línea, la Organización para la Seguridad y Cooperación en Europa (OSCE) impulsó la negociación hasta alcanzar los acuerdos de Minsk, que constan de un protocolo de fecha 5 de septiembre y un memorándum complementario de 18 de septiembre (mapa 6).
Sin embargo, los avances hacia la paz han sido más bien pobres. A pesar de lo pactado, los enfrentamientos han sido la tónica dominante (mapa 7) y el conflicto no parece que vaya a resolverse de modo inmediato.
Mapa 5: Unión de Repúblicas de Nueva Rusia, con Donetsk y Lugansk (fuente Olegzima, vía Wikimedia Commons).
ACUERDOS DE MINSK:
PROTOCOLO (5/9/14)
1. Aplicar el inmediato alto el fuego con carácter bilateral.
2. Garantizar la supervisión y verificación del alto el fuego por la OSCE.
3. Descentralización del poder, incluyendo la aprobación de una ley ucraniana sobre arreglos provisionales de gobernación local en algunas zonas de los óblasts (regiones) de Donetsk y Lugansk (Ley sobre el Estatuto Especial).
4. Asegurar la monitorización permanente de la frontera ruso-ucraniana y su verificación por la OSCE, a través de la creación de zonas de seguridad en las regiones fronterizas entre Ucrania y la Federación Rusa.
5. Liberación inmediata de todos los secuestrados y de las personas detenidas ilegalmente.
6. Elaboración de una ley de amnistía para las personas que han tomado parte en los sucesos acaecidos en los óblasts de Donetsk y Lugansk, excepto en los casos de delitos que sean considerados graves.
7. Continuación de un diálogo nacional integrador.
8. Adopción de medidas para mejorar la situación humanitaria en el la región de Dombass, en el Este de Ucrania.
9. Garantizar la realización anticipada de elecciones locales, en conformidad con la ley ucraniana (acordada en este protocolo) sobre los arreglos provisionales de gobierno local en algunas áreas de los óblasts de Donetsk y de Lugansk (Ley sobre el Estatuto Especial).
10. Retirada de los grupos armados ilegales, equipo militar, así como de los combatientes y mercenarios de Ucrania.
11. Aprobación del programa de recuperación económica y reconstrucción de la región de Dombass, en el Este de Ucrania.
12. Garantizar la seguridad personal de los participantes en las negociaciones.
MEMORANDUM COMPLEMENTARIO (18/9/14)
Retirada de todo el armamento pesado, a un mínimo de 15 km. a ambos lados de la línea de contacto entre las facciones en conflicto, para crear una zona desmilitarizada de 30 km.
Prohibición de las operaciones ofensivas.
Prohibición de los vuelos de aviones de combate sobre la zona de seguridad.
Retirada de todos los mercenarios extranjeros de la zona de conflicto.
Configuración de una misión de la OSCE para supervisar la aplicación del Protocolo de Minsk.
Mapa 6: Protocolo de Minsk: Mapa de la URPNR y zonas desmilitarizadas (fuente: Shadowxfox, vía Wikimedia Commons).
Conclusiones
El conflicto de Ucrania constituye un caso un tanto singular, lo que precisamente le confiere un especial interés. Veamos las razones:
-Factor geográfico: El primer rasgo destacable es éste. Se trata de un conflicto que se desarrolla en un país europeo. Sin embargo, creemos que la importancia geopolítica de Ucrania no podría justificar per se la implicación de las grandes superpotencias en el conflicto.
-Factor histórico: Ucrania, como venimos diciendo, ha sido siempre territorio de frontera. Históricamente han existido dos comunidades (UU y UR) no muy afines –sino todo lo contrario– que se han enfrentado en no pocas ocasiones. Las actuales fronteras fueron diseñadas en la época soviética, otorgando a la RSSU territorios netamente ucranianos (Galitzia y Volynia) y otros más bien rusos (la Nueva Rusia conquistada a los otomanos en el Siglo XVIII). Si se diese el caso, los habitantes del Dombass probablemente contestarían como lo hacen los chicanos que viven en el Sur de los Estados Unidos: ¿Cuándo cruzaron tus abuelos la frontera? […] Mis abuelos no cruzaron la frontera. La frontera nos cruzó(13).
(13) Tafolla, Carmen; 2003; El rebozo de mi abuela. La Herencia/TheHeritage; Universidad Nacional Autónoma de Méjico; Primer Encuentro de Escritoras Chicanas; ISBN 9793209149; Pág. 45.
-Factor demográfico: La cuestión demográfica será en este caso–como en tantos otros– factor determinante. Si las poblaciones UR bajo presión no emigran a Rusia (cosa que está sucediendo en algunos casos) y mantienen su mayoría en las áreas que actualmente ocupan lo más posible es que se repita el ejemplo de Crimea. Más pronto o más tarde la demografía dictará sentencia y la apisonadora democrática –adecuada e intencionadamente manejada– acabará determinando, vía referéndum o similar, el futuro de la región.
-Objetivos UU: Los ucranios ucranianos tratarán de mantener un cierto control, al menos nominal, sobre todas las áreas rebeldes esperando que el apoyo de Estados Unidos y de la Unión Europea sirva para mantener la integridad de las actuales fronteras (Crimea evidentemente se da por perdida).
-Objetivos UR: Los ucranios rusos–con el apoyo encubierto pero evidente de Rusia– van a seguir luchando por mantener un statuquo hacia una independencia que probablemente no tarde en consolidarse en Donetsk y Lugansk y que posteriormente pudiera acabar extendiéndose a otros territorios de la antigua Nueva Rusia (desde el Dombass a Transnistria).
-Implicación internacional: Los territorios occidentales siempre se han sentido próximos a las potencias centroeuropeas mientras que los orientales han permanecido en la órbita rusa. Esta división se ha perpetuado a lo largo de la historia y podría explicar la actual división de la comunidad internacional. De hecho la situación actual puede hacernos recordar episodios pasados de la guerra fría cuando un invisible pero impenetrable telón de acero separaba a dos bloques antagónicos (USA y sus aliados de la OTAN por un lado y la URSS con su Pacto de Varsovia por el otro) cuyo equilibrio se sustentaba en la disuasión nuclear(14).
(14) Según la teoría MAD (Mutual Assured Destruction, o Destrucción Mutua Asegurada), ningún bloque podía desencadenar un ataque, ya que los respectivos arsenales nucleares eran lo suficientemente potentes como para destruir al otro bando. Una escalada nuclear tendría como resultado final la aniquilación de ambos bloques.
-El oso ruso: Rusia, a pesar de ciertos desequilibrios, es y está llamada a ser una de las grandes potencias. Es el país más extenso del mundo, segundo en capacidades militares y quinta economía según el Banco Mundial. El que piense que Moscú se va a plegar fácilmente a la presión occidental no conoce el alma rusa.
En el terreno económico, el Kremlinya está respondiendo a las sanciones, jugando sus bazas con el suministro del gas y reduciendo los intercambios comerciales (España en concreto se ha visto afectada por el veto a los productos agrícolas y la disminución del turismo).
En el ámbito de la política internacional, si la enemistad con Occidente va a más, Rusia se aproximará a Oriente donde podría formar una formidable alianza con China. Por otra parte y en este mismo contexto hay que considerar que Moscú podría tomar sibilinas represalias por diversas vías. Así podría bloquear ad eternum las resoluciones del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas (derecho de veto) y apoyar a regímenes contrarios a los intereses occidentales (ya lo hace abiertamente en Siria).
Incluso, llegado el caso, podría promover, desde la sombra, tensiones y disensiones en el seno de la Unión Europea. Por ejemplo, si algún territorio europeo se lanzase a aventuras secesionistas, no sería descabellado que, en el contexto actual, llegase a contar con el apoyo ruso (que no es cualquier cosa).
La realidad es que las sanciones–incluso aunque mayoritariamente dirigidas a líderes políticos y grandes magnates– han tenido efectos contraproducentes, fomentado el nacionalismo de la población y el apoyo ciudadano al Gobierno. Putin tiene un nivel de popularidad nunca visto (según las últimas encuestas cuenta con el apoyo del 86 por ciento de la población) que le animará a mantener su política en Ucrania. El oso ruso, económicamente acosado y políticamente aislado, puede ser altamente peligroso.