En esta guerra contra el COVID-19 ningún país está en condiciones de desprenderse de recursos que pueden ser vitales para su población. La “economía de guerra” impone su ley, las importaciones y exportaciones de recursos críticos están muy limitadas cuando no prohibidas.
En este contexto, varias empresas españolas – más o menos relacionadas con la Defensa – están intentando reinventarse para, aprovechando sus recursos y tecnología, tratar de fabricar las armas que esta guerra demanda (ver nuestro anterior artículo: “Empresas de Defensa se implican de forma altruista contra el coronavirus”). En este contexto, queremos dar a conocer un incipiente proyecto que recibe la muy ilustrativa denominación de ALIANZA COVID-19. La mejor forma de saber sobre esta alianza es acudiendo a las fuentes, entrevistamos así a Diego Fernández Infante, Presidente de Arquimea Group y alma mater del proyecto.
¿Cómo surgió ALIANZA COVID-19?
La respuesta es obvia, hace unos meses comenzó una crisis sanitaria nunca vista, pero desde hace unas semanas estamos librando una verdadera guerra contra un inesperado, furtivo y mortal enemigo: el ya tristemente famoso coronavirus.
¿Cree que industrias como la suya pueden aportar algo a la lucha contra esta pandemia?
Estamos viviendo un momento histórico, similar a una guerra mundial, pero con diferentes frentes. Al margen del confinamiento y cierre de fronteras declarado por los gobiernos, veo dos frentes bien diferenciados y relacionados entre sí. En primer término, el frente sanitario, que obliga a gobiernos a hacer acopio de materiales, equipos de protección y tecnología médica para evitar la muerte de nuestros mayores, y cuyo esfuerzo está recayendo sobre los profesionales sanitarios, verdaderos soldados de esta guerra. En segundo lugar el frente tecnológico, en el que las compañías de todo el mundo estamos haciendo denodados esfuerzos por desarrollar vacunas, fármacos y equipos médicos que el mundo necesita en esta guerra, y en el que hay una demanda tal que los gobiernos están restringiendo la exportación de componentes electrónicos, equipos, etc. La industria tecnológica es ahora industria de defensa.
Estamos de acuerdo, pero ¿Puede ser algo más concreto? ¿Podría decirnos que armas están diseñando para combatir al enemigo vírico?
Nuestra primera aportación fue bastante simple. A iniciativa de uno de nuestros ingenieros hicimos un diseño de mascarilla protectora. Posteriormente haciendo uso de nuestras impresoras 3D hemos fabricado máscaras protectoras diseño ARQUIMEA y las estamos donando a diversos hospitales, ayudando a proteger al personal sanitario, los soldados que combaten en primera línea de este desdibujado frente. Estoy muy orgulloso de esta iniciativa. A día de hoy hemos entregado más de cuatro mil mascaras a diferentes hospitales públicos y seguimos “imprimiendo” a buen ritmo.
Tras esta primera iniciativa de urgencia y con más calma hemos estudiado la situación y al enemigo para llegar a la conclusión de que las armas que ahora más se necesitan son las que faciliten la detección y el tratamiento de los infectados.
Estamos poniendo en marcha un sistema para efectuar test de Coronavirus masivos, test de los buenos, de alta especificidad. Para ello hemos organizado un consorcio con laboratorios de diagnóstico genético de toda España, la Alianza COVID19. Esperamos poder comenzar a ofrecer este servicio a partir del uno de abril. De momento hemos realizado una importante inversión (más de 1,2 millones de euros) en robots y materiales con los que podremos realizar unas 5.000 pruebas al día. No obstante, seguimos buscando recursos para ampliar nuestra capacidad, nuestro objetivo es alcanzar los 20.000 tests diarios. El diagnostico masivo en determinadas zonas o grupos es clave para reducir la tasa de contagios.
Tenemos la esperanza que la realización de una gran cantidad de pruebas contribuya a identificar riesgos de contagio y a reducir las bajas en los grupos más vulnerables (ancianos, patologías previas…) y entre el personal que lucha en primera línea (Sanidad, Fuerzas y Cuerpos de Seguridad, Fuerzas Armadas…). No obstante el que pudiera estar interesado en ampliar información sobre el proyecto puede consultar la web que hemos activado con ese propósito: www.alianzacovid19.es
Por otro lado, un equipo multidisciplinar de ingenieros está desarrollando a marchas forzadas un respirador por ser uno de los elementos críticos para salvar vidas. En este proyecto están participando cada vez más ingenieros de distintas filiales. Pinta muy bien, y es todo un orgullo ver trabajar a todos como un equipo, con un objetivo común que puede salvar muchas vidas. Nuestra idea es producir lo antes posible miles de respiradores y ofrecerlos tanto a la sanidad española como a hospitales de todo el mundo.
Acaba de mencionar la posibilidad de exportación ¿No cree que en las circunstancias actuales no estamos como para exportar este tipo de recursos?
Lleva toda la razón y quizá me haya expresado mal. Nuestra primera prioridad es sin duda contribuir a satisfacer las necesidades nacionales. A fuerza de ser sincero he de reconocer que ya hemos recibido algunas peticiones de información de instituciones y empresas extranjeras interesadas en el proyecto, pero insisto, nuestra intención y absoluta prioridad es contribuir a mejorar la situación en nuestro país. Posteriormente, si tuviésemos capacidad de producir excedentes, tendríamos la obligación de contribuir a la lucha más allá de nuestras fronteras. Piense usted que la pandemia es un problema global y que éste no se solucionará hasta que el virus haya sido erradicado o al menos controlado a nivel mundial.
Por último ¿No teme usted que puedan acusarle de estar intentando hacer negocio en medio del caos?
Pues podría ser pero me importa bien poco. Yo estoy convencido de lo que estoy haciendo y no me voy a dejar influir por el que dirán. No obstante puedo decirle que en lo relativo al negocio está ocurriendo todo lo contrario. Estoy pidiendo a mis empleados que hagan esfuerzos extraordinarios, que realicen nuevas tareas ajenas a sus cometidos normales, estoy haciendo reconversiones e inversiones que podrían poner en peligro la salud financiera de la empresa, pero no me importa por dos razones. En primer lugar, como persona y como español, creo que, en situaciones de emergencia como esta, se trata de una obligación y de un deber ético. En segundo lugar, como empresario, considero que cuanto antes se acabe con la pandemia antes se reanudará la actividad económica; lo peligroso para la empresa no es invertir recursos para acabar con el problema, lo realmente peligroso es esperar a que el problema se solucione por arte de magia es prolongar la parálisis económica sine die. Además, yo ya he perdido familiares en esta guerra y no quiero perder ni uno más. (Eva de Lezo)
Foto: Diego Fernandez, Presidente de ARQUIMEA Group.