Los aviones de entrenamiento Enaer T-35 Tamiz del Ejército del Aire y del Espacio están siendo enviados a la Maestranza Aérea de Sevilla, en el aeropuerto de San Pablo, donde quedarán almacenados en un hangar.
La semana pasada aterrizaban en Sevilla cuatro de estos entrenadores monomotores, procedentes de la base aérea de San Javier (Murcia), de la Academia General del Aire y del Espacio (AGA). En este centro de formación han volado los 40 aviones T-35 Tamiz, adquiridos por la entonces Construcciones Aeronáuticas Sociedad Anónima (CASA), que los construyó con kit suministrados por la empresa chilena Enaer, que diseñó el aparato, como fruto de un acuerdo entre las dos compañías por el que también se vendió el reactor español C-101 para la Fuerza Aérea de Chile.
Los T-35 Tamiz en el Ejército del Aire y del Espacio
En 1987 se empezaron a operar los T-35 Tamiz en la Academia General del Aire y del Espacio, para realizar con ellos, encuadrados en el 791 Escuadrón, el entrenamiento elemental o fase I de los futuros pilotos del Ejército del Aire. Una actividad que se ha prolongado durante 36 años, hasta el presente curso 2022/2023 de la AGA, en el que en el marco del plan de modernización del denominado Sistema Integrado de Entrenamiento de Vuelo o Integrated Training System (ITS), se ha decidido emplear a partir del curso 2023/2024 únicamente los nuevos PC-21, tanto en la fase de enseñanza de vuelo elemental como en la básica.
Los cuatro T-35 que ya están en Sevilla son los matriculados E.26-27 791-27, E.26-33 791-33, que ya portan la codificación vigente en el Ejército del Aire y del Espacio, en el que el número de matrícula de cola se reproduce en el fuselaje; además de las E.26-06 79-53, E.26-17 79-64, que estaban pendientes de adaptarse a dicha normativa, que se suele aplicar al realizar en los periodos en que se somete a la aeronave a una gran revisión.
La totalidad de la flota de los Enaer T-35 Tamiz, o E.26 según la designación militar española, será enviada progresivamente a la MAESE, finalizando el proceso a principios de este próximo verano. El objetivo es que una vez allí queden preservados en hangar para una posible venta a un tercer país, dado el magnífico potencial de vuelo que tienen y el cuidado mantenimiento al que han sido sometidos hasta el último momento por los profesionales del Grupo de Material de la AGA. (Julio Maíz)