La Fuerza Aérea de la República de Corea ha elegido el C-390 Millenium de la brasileña Embraer como su nuevo avión de transporte, imponiéndose al C-130J Hercules y al A400M de Airbus en el marco del programa Large Transport Aircraft (LTA) II.
No ha trascendido aún cuántos aviones se adquirirán para la Fuerza Aérea de Corea del sur, pero sí un primer montante de 544,4 millones de dólares, por lo que podría tratarse de un número limitado de aeronaves, que comenzarían a llegar a finales de 2026.
Recordamos ahora la posibilidad surgida hace cinco años, de la que no volvimos a tener noticias, por la que se planteó permutar aviones de transporte A400M excedentarios del pedido del Ejército del Aire y del Espacio por aviones de entrenamiento de fabricación surcoreana, una necesidad que en parte sigue sin cubrirse pero que, claramente, apunta hacia otro proveedor.
Una propuesta que no cuajó
A comienzos de noviembre de 2018 el diario surcoreano Korea Times informaba que España y Corea estaban estudiando un acuerdo que supondría la venta de aviones de transporte A400M españoles a cambio de aviones de entrenamiento surcoreanos. Incluso se afirmaba que las negociaciones estaban avanzadas y que la Comisión Mixta España-Corea podría reunirse a mediados de ese mismo mes para concretar el acuerdo y determinar el calendario de las operaciones.
Más concretamente se planteó vender entre 4 y 6 aviones de transporte A400M de los 13 excedentes del pedido de 27 realizados y a los que España busca destino. A cambio se iban a adquirir aviones de entrenamiento de fabricación surcoreana para el Ejército del Aire, concretamente unos 30 aparatos entre entrenadores básicos KT-1 (necesidad cubierta hace tiempo con los Pilatus) y los avanzados T-50, aparatos que se consideraron en el proceso de adquisición del Ejército del Aire. La operación estaba valorada en torno a los 1.780 millones de dólares.
Parecía un acuerdo ventajoso para todas las partes, ya que, en primer lugar, el Ejército del Aire cubría una necesidad importante desde hace años, renovar sus aeronaves de formación, tanto las básicas como las avanzadas, dada la vetearnía de algunos de los aparatos. Mientras que los T-50 reemplazarían a los veteranos F-5M, los K-1 sustituirían a los C-101 aunque el dato de 30 aparatos se antojaba insuficiente si tenemos en cuenta el número de aeronaves a reemplazar.
Por otra parte, se daba salida a parte de los aviones A400M que no se podrán operar a pesar de haberse comprometido a adquirirlos. En el caso de que se transfirieran 6 aparatos, el Ejército del Aire quedaría con 21 aviones, ahorrándose también el mantenimiento de las aeronaves cedidas, que alcanza una importante cuantía. Por el contrario, se aceptaría un descuento sobre el precio de los aviones del 15 % que incrementaría de nuevo el coste total el programa.
Hasta en términos logísticos se planteaban ventajas, puesto que el motor empleado por el T-50 es el F404 de General Electric, la misma planta, aunque en distintas versiones, que propulsa a los F-18 del Ejército del Aire y del Espacio.
Por su parte Corea del Sur adquiriría un avión de transporte con capacidades estratégicas y tácticas de primera categoría. Además Airbus ya se encontraba implantada en el país y había vendido un aparato como es el A330 MRTT. La industria de defensa de Corea se apuntaría un tanto al materializar la primera venta de sistemas de armas en un mercado como el europeo que le era desconocido, hito que llegaría en 2022 con la venta de 48 FA-50 en Polonia.
Recordemos que, aunque no hay noticias desde entonces, en junio, durante el salón Paris Air Show, Airbus y Leonardo firmaron un Memorando de Entendimiento para colaborar en el avión de entrenamiento M-346 del segundo y “promover conjuntamente sistemas de formación integrados y estudiar las soluciones futuras para hacer frente a los desafíos de mantener el dominio aéreo”. Acuerdo que, por otra parte, suponía de facto, la muerte del programa español Airbus Future Jet Trainer o AFJT. (José Mª Navarro García)